12. El nuevo maestro revolucionario

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Me desperté en eso de las cinco de la mañana, aún seguía en el bosque

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Me desperté en eso de las cinco de la mañana, aún seguía en el bosque. Mis ojos estaban hinchados de tanto llorar y mi garganta me ardía por los gritos que di, afortunadamente nadie me escuchó y sintió la explosión a causa de mis poderes, tan solo espero que nadie haya salido herido si se encontraba cerca.

Subí a mi habitación sin que nadie se diera cuenta. Me tiré a la cama mirando al cielo ahogando mi dolor dentro de mí.

Me alisté después de calmarme. Hoy no tenía ganas de nada, simplemente de quedarme en la cama llorando. Pero después los señores Barry me interrogaban y era lo último que quería en estos momentos.

Nos encontramos a Anne en el transcurso del camino, la recibí con una fingida sonrisa. Después de un tiempo llegamos a la escuela.

Me quité las cosas rápidamente para irme a sentar. Sentí una mirada sobre mí, la busqué y encontré que había sido Gilbert. Le saludé con una sonrisa para después cortar la conexión.

Abrieron la puerta y vi que una simpática señora entraba repleta de cosas. Una bola salió de su maletín y terminó a los pies de Andrews.

—Acabo de poner el mundo a tus pies —di una sonrisa ladeada ante eso, no tenía fuerzas ni para reír —. Buenos días a todos.

Billy colocó nuevamente la bola en el bolso de la profesora.

—Bella dama, aquí tiene.

—Soy la señorita Stacy. Por favor, por esa cosa afuera. No debe de estar en el salón. —dice referente al arma que tenía Billy colgando en su hombro.

—Claro. Yo iba hacer eso.

—La señorita Stacy es mi nuevo ideal. —soltó Anne con suspiros de admiración.

—Qué lindo salón. Tiene tantas ventanas. Amo ver el color verde.

—Debe de ser mi alma gemela. —volvió a soltar Anne.

—Bueno, vamos a conocernos. Párense, por favor.

Anne fue la primera en levantarse. La profesora se quitó el abrigo y no llevaba corsé.

—Ahora hagan los pupitres a un lado y siéntense en el suelo.

— ¿En el suelo? —preguntó Josie.

—Haremos un círculo y nos presentaremos. —hicimos lo que pidió.

Me senté en el suelo y Gilbert se colocó a mi lado.

— ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? —me preguntó Gilbert en susurro. Asentí.

—Lo estoy. —este no se mostró convencido pero no pudo decir más nada ya que la profesora comenzó hablar.

—Dirán dos palabras que los represente usando la letra de su nombre y apellido. Yo empiezo —se colocó de pie—. Muriel Stacy. Motivada. Solidaria.

𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔,    anne with an e¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora