Prólogo

4.5K 409 14
                                    


“¡Cinco! ¡Eight! ¡Vuelvan acá!”
No podía, no podía perder alguien más

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



“¡Cinco! ¡Eight! ¡Vuelvan acá!”

No podía, no podía perder alguien más. Por eso corría, corría sin parar para alcanzarlo, pero justo cuando estaba por alcanzar su mano, sentí que algo me absorbía.

El tiempo jugaba conmigo, como si yo fuese un muñeco que podían destruir.
Me levanté del suelo, mirando a mi alrededor. Habían puros árboles, evidentemente me encontraba en un bosque. Sacudí la tierra que se había adherido a mi uniforme, hacia bastante frío por lo que me abracé a mi misma.

Comencé a caminar para buscar la salida, guiándome de los susurros de los árboles; en estos momentos me estaba arrepintiendo de no haber probado ni un bocado de la cena.

Llegué a la salida del bosque, pero miraba al suelo que no me di cuenta que un carruaje pasaba. Por lo que choqué contra una de las ventanas, causando que mi cabeza la rompiera. Eso sí que dolió.

Abrí los ojos lentamente, tratando de acostumbrarme a la luz. Me encontraba en una habitación, parecía antigua, más o menos del siglo XX; miré hacia la ventana y noté de día, espero que no haya quedado inconciente por días ya que estaba segura que Reginald me matará cuando vuelva a la academia.

Me levanté de la cama pero al hacerlo me dio un fuerte mareo, así que traté de sostenerme de silla que se encontraba al lado de la cama, pero causé que se cayera junto conmigo. Lo que causó un gran estruendo.

Escuché unos pasos viniendo hacia la habitación. Me levanté rápidamente y traté de salir por la ventana pero no abría, cuando estaba por crear un escudo para romperla, la puerta se abre. Volteo y me encuentro con una mujer, su vestimenta era bastante anticuada. Portaba un vestido azulado que llegaba el suelo, el cuello del vestido era más arriba de lo normal y los hombros los tenía bombacha.

—¿Quién eres? —pregunto estando en alerta en caso de que intente atacarme.

—Esta bien, pequeña. No te haré nada, soy Eliza Barry, ¿tú quién eres? —La voz de la mujer me transmitía confianza, pero no lo suficiente como para darle mi nombre.

—Soy Aphrodite Kim. —miento —. ¿Qué año es este?

Pregunto al notar que no había electricidad o cosas del siglo XXI. La mujer me miró aún más confundida.

—1898.

Sentí como si mi alma se hubiese escapado de mi cuerpo. Esto no puede empeorar.


                                ❪...❫



—Dios santo, ¿cómo pueden ponerse tanta ropa encima? —murmuré mientras me ponía el suelto vestido junto con el delantal.

Habían pasado dos días desde que los Barry me refugiaron en su espléndida casa, debía de actuar de que el golpe afectó mi memoria. Aunque no me gustase debía de hacerlo hasta que sepa cómo volver a mi época.

Los Barry hicieron que fuese a la escuela junto con su hija mayor, lo cual me alegraba ya que en la academia tan solo recibíamos clases en casa.

También, en estos días me he hecho amiga de las niñas. Son bastante agradables, en especial la mayor.

—Así que tú y Anne tuvieron bastante problemas con respecto a tener una amistad, ya que tus padres te lo prohibieron solo porque es huérfana. Pero la aceptaron cuando Anne salvó a Minnie May. —reí —. Que hermosa historia, ojalá yo llegue a tener una amistad como la de ustedes.

—Estoy segura que la tendrás. Eres una excelente chica. —dice Diana, a lo que yo sonrío.

Mis únicas amistades han sido un mono sirviente y un gato callejero.

—Oh, mira. Allí está Anne; ¡Anne!.

Mi mirada se posa sobre una hermosa chica esbelta, con un precioso cabello rojizo oculto entre dos trenzas. Tenía unos ojos color azul y pecas en su rostro; la chica al ver a Diana, corren abrazarse, al separarse murmuraron unas cosas que no alcancé a oír por mi distancia considerable, ambas me miran. Diana hace una seña para que me acerque así que lo hago.

—Anne. Ella es mi prima, Aphrodite Kim. Vino desde para pasarse un tiempo aquí.

—Es un gusto conocerla, Diana me ha hablado maravillas de usted. —comento estrechando manos con ella.

—Que hermosa eres. Me encanta tus ojos, tienen forma de los de un dragón. Lo cual es maravilloso. —dice emocionada, casi me deja sin mano. Me río por su comentario —. Ah, sí. Soy Anne con una e.

Recuerdo que Anne dijo eso fue porque en esos tiempos no era muy común ver a una persona asiática en América, especialmente en un pueblo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


Recuerdo que Anne dijo eso fue porque en esos tiempos no era muy común ver a una persona asiática en América, especialmente en un pueblo.

𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔,    anne with an e¹Where stories live. Discover now