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El viernes por la noche ya se habían quitado la mala vibra de encima y Skylar se preparaba para salir de fiesta. Llevaba desde las cinco de la tarde cantando canciones de algún cantante que Donovan no conocía, mientras se arreglaba lo mejor posible. Ella era el tipo de chica a la que le gustaba verse bonita y no podía ir a bailar sin verse cómo una reina de las pasarelas.

Por ejemplo, en ese momento estaba utilizando un vestido de lentejuelas plateado con destellos azules y violetas. Las mangas largas y el cuello alto contrastaban con lo corto que era, mientras que el maquillaje se aseguraba de resaltar sus mejores rasgos.

Donovan, en cambio, había pasado toda la tarde pintando, por lo que estaba hecho un asco. Llevaba su overol viejo, lleno de manchas y una camisa blanca en el mismo estado. Quizás sus compañeros pudiesen arreglárselas con un mandil, pero él era un desastre andante, por lo que prefería tener ropa específica para pintar, al menos mientras estaba en casa. A diferencia de Skylar, su concepto de "viernes por la noche" consistía en quedarse en casa avanzando con sus proyectos y después desvelarse viendo series en alguna plataforma random de streaming.

—¿Por qué estás en mi habitación? —preguntó, sin girarse a verla.

La chica se inclinó frente al espejo, levantando unos aretes a la altura de sus orejas. Al no estar convencida de que fuesen los elegidos, colocó del otro lado un modelo diferente para comparar.

—Porque es más grande que la mía y tiene este maravilloso espejo —comentó con simpleza para después girarse hacia él, modelando los aretes, simulando que los traía puestos—. ¿Cuáles te gustan más? —preguntó, concentrándose en sus propios asuntos. Donovan se giró un momento, ladeando el rostro y examinándola con detenimiento.

—Los largos —dijo finalmente, para después regresar su atención al cuadro, cuyo resultado no le estaba convenciendo del todo—. ¿En dónde es esta vez? —inquirió, sin parecer demasiado interesado en el tema.

—¿Por qué quieres saber? ¿Vas a acompañarme esta vez? Aún hay espacio en la camioneta de Raúl —espetó, con cierta esperanza brillando en sus ojos. Ella a veces trataba de incluirlo en sus escapadas nocturnas, pero Donovan no era demasiado de fiestas, así que Skylar iba con otro grupo al que llamaba "los cuidadores de bebidas regulares".

—Sólo tenía un poco de curiosidad —dijo, encogiéndose de hombros mientras observaba la imagen que tenía delante e intentaba discernir qué era lo que estaba mal con el cuadro.

—Bueno, pensé que tal vez querrías salir hoy. Creo que este tipo de fiesta te vendría bien—espetó, sacando su caja de maquillaje de debajo de la cama. La habitación de Donovan estaba plagada de las cosas de Skylar, porque por lo general la usaba como si fuese una especie de extensión de su closet.

—Estoy ocupado —respondió, agregando algunos detalles a su cuadro con un pincel pequeño. Corregir una pintura era bastante complicas y estaba seguro de que iba a tardar un buen rato en conseguir que aquel desastre se encaminara hacia ser algo medianamente bonito.

—Deberías pensarlo —comentó la chica, tomando una silla y apoyándose en el tocador de Donovan. Ella se había sorprendido cuando lo vio, asegurando que los hombres no usaban espejo. Él le respondió que debería variar un poco el tipo de hombres con los que salía—. Va a ser genial, habrá mucha gente de la facultad.

Skylar tenía fiestas cada fin de semana, por lo que era normal verla arreglarse en el cuarto. A menos que tuvieran exámenes pasaría toda la noche fuera con algunos de sus amigos de siempre. Por lo general a Donovan no le gustaban las personas fiesteras, porque tarde o temprano acababan vomitando su alfombra, pero al parecer ella ya había pasado esa etapa en la adolescencia y ahora se dedicaba más a bailar que a beber.

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