10

442 120 51
                                    

James no podía dejar de mirar las manos de Donovan. La primera vez que lo vio en el restaurante no se dio cuenta de ello, pero el muchacho tenía unas manos de ensueño. Sus dedos eran largos, fuertes y callosos, no eran exactamente las de alguien que hacía trabajo pesado, pero había marcas en ellas que daban a entender las usaba a menudo.

Cuando llegaron al pequeño restaurante, James se sorprendió al notar lo bonito que era aquel establecimiento y lo barato que era todo teniendo en cuenta la buena ubicación. El lugar se encontraba al lado de una reserva natural y estaba hecho casi en su totalidad de madera. Por dentro era espacioso, fresco, mientras que también contaba con una parte externa para mirar el agua mientras se hablaba con tranquilidad. Todo aquello adornado con acogedoras luces amarillas y series de focos.

Era un sitio bastante agradable, por lo que tuvo la tentación de reclamarle a Vincent por no llevarlo con anterioridad, sin embargo, luego supuso que era su sitio por default para citas, por lo que no quería a ningún amigo entrometido por ahí.

Tenía ganas de golpearlo todavía, pero no era el momento, así que se guardó las ganas para cuando estuvieran a solas.

—Entonces ¿Desde cuándo están saliendo? —preguntó Vincent, una vez que estuvieron juntos en el restaurante. El ambiente era un poco raro porque el grupo estaba compuesto por dos pares de personas que no se conocían entre sí. Ambas partes se miraban entre ellos evaluando cómo proceder ante aquella situación.

Skylar sonrió ante la pregunta, se la habían hecho un montón de veces y en ese contexto podía deducir que había alguien interesado en ligar con alguno de ellos, la lógica podía indicar que se trataba de Vincent yendo detrás de ella, pero algo le decía que no era el caso. No sabía de dónde había salido ese pensamiento, quizás de la manera en que James parecía a punto de vomitar cada vez que miraba a Donovan.

—No, Skylar me dejó en la friendzone —Donovan sonrió y su mueca se le recordó a la de un lobo engañando a una oveja. Daba igual Skylar le siguió el juego.

—No digas tonterías, tu siempre serás mi favorito —espetó. Parecía que estaba dispuesta a decir algo más, cuando de repente Vincent soltó un resoplido, mirándolos con cierta reticencia.

—Relación abierta, ya veo —comentó, echando un vistazo a James, quien había dejado de comer y observaba los cubiertos como si fueran lo más interesante del mundo.

Skylar soltó un gemido de protesta y negó con la cabeza, mientras empujaba a Donovan con la punta de los dedos.

—Nada que ver, a este solo lo aguanto porque no me queda de otra —explicó—. Paga la mitad de la renta —agregó, con una sonrisa divertida.

—Vaya —Vincent abrió los ojos de par en par—. Viven juntos —parecía que aquel dato le hubiese volado la cabeza.

—Pero no revueltos —aclaró ella.

Vincent parecía a punto de opinar sobre el tema, cuando de repente algo captó su atención en la zona de afuera.

—Entonces amiga, tu estudias artes ¿cierto? —preguntó. Skylar estaba a punto de preguntar cómo sabía ese detalle, cuando el chico la tomó de la mano y tiró de ella, arrastrándola a la parte de afuera—. Acompáñame, esto te va a encantar, hay un par de estatuas de metal afuera que cuando las iluminan...

Ella estuvo a punto de protestar hasta que captó las esculturas de las que le estaban hablando y se apresuró a salir. A James el movimiento de su amigo le tomó por sorpresa, acababa de anotar otro punto a la lista de "razones para golpear a Vincent", luego se dio la vuelta para encarar a Donovan, quien no parecía dispuesto a ir detrás de los otros dos. A James le dio pena dejarlo solo y se acomodó en su lugar para hacerle compañía.

El destino de las estrellasWhere stories live. Discover now