Weber, el chico nuevo de la clase, esta siendo acosado por Cassius y su grupo de matones. El segundo dia de clase, Weber es brutalmente golpeado por Cassius. Pero Nabi se interpone, acabando ingresada en la enfermeria del colegio. Dos dias mas tar...
El dolor del estómago fue lo que me despertó tan repentinamente. Estaba tumbada en un sofá y a duras penas podía recordar lo que había pasado el día anterior. Me senté intentando recobrar la compostura cuando oí un ruido sordo fuera de la cabaña. Me asomé a la ventana y pude ver a Zero con sus dos cuchillos intentando cortar hierbas. No se cuanto tiempo me quede observando pero en un momento dado él se giró y me miró. Me sorprendí y salí rápidamente de la ventana para luego dirigirsme hacia la cocina y coger un poco de agua. Iba a beber cuando Zero me quitó el vaso de las manos.
- Toma, come esto. Te ayudará a reponer un poco de fuerza para el camino de vuelta - dijo acercandome a los labios algo que parecían frutas del bosque
- Puedo aguantar hasta llegar a la residencia
- ¿Enserio? Entonces vamos. No quiero seguir aquí - Dejo el vaso en la encimera, me cogió de la muñeca y con la otra cogió la cesta de las frutas silvestres. No habían pasado ni dos segundo pero ya estábamos fuera de la cabaña
Zero aun seguía agarrándome de la mano a pesar de que estábamos en un lugar a salvo. Andaba tan rápido que a veces me tropezaba, en ese caso el solo me miraba para prácticamente luego ignorarme. Segun pasaban los minutos, mas caminabamos y mientras más caminábamos, más hambre me entraba. No se si esto fue lo que provocaron mi mareos, pero en un momento dado todo el mundo empezó a dar vueltas para mi, las piernas me temblaron y simplemente caí al suelo. Debido a mi estado no podía ni ver ni oír nada, pero pude notar como Zero se movía rozandome ligeramente, me tenía sujeta de los brazos para evitar que cayera. Al poco me abrió ligeramente la boca para introducirme algo húmedo en ella, al principio lo rechacé, pero luego me di cuenta de lo que era y me lo comí. Zero seguía metiendo más frutas en mi boca hasta que ya pude recuperar la vista y podía oír todo lo que decía.
- Esto es tu culpa. Sabía que no aguantarías mucho - Me ayudó a levantarme lentamente y me sostuvo cuando vio que casi me caigo otra vez - ¿crees que puedes seguir?
Asentí y seguimos con el camino al colegio. Ya no hubo más contratiempos hasta que llegamos al colegio.
- Vete a tu habitación ahora ire. Túmbate en la cama hasta que llegue y no cierres del todo la puerta, para que pueda entrar.
(Narra Weber)
Me dirigí a paso rápido hacia la enfermería. Hinata me miró con sorpresa cuando aparecí por la puerta.
- ¡Por fin apareces! Todos estaban preocupados por ti. ¿Sabes que Nabi está desaparecida?
- No lo esta. Escuchame. Ayer cuando escucharon esos disparos no se trataba de ningún atentado hacia el cole ni nada por el estilo, todo era una distracción para secuestrar a alguien. De hecho para secuestrar a Nabi. Vi como un hombre se la llevaba hacia el bosque así que los seguí, poco después Nabi consiguió zafarse y se perdió en el bosque. La busque y nos quedamos a dormir en la cabaña del bosque. Así que no tenéis porqué preocuparos. Necesitará uno o dos días para recuperarse, eso es todo. Me voy a cuidar de ella - Nada más decir eso me fui, dejando a una Hinata totalmente desconcertada intentando procesar todo lo que le dije.
(Narra Zero)
Me dirigí de vuelta a la habitación de Nabi después de haber comprado algo de comida para ella. Pude entrar fácilmente a la habitación ya que la dejó un poco abierta, tal y como le dije que hiciera. Cerré la puerta con pestillo detrás de mí y me senté en la silla. Supuse que estaba dormida, por eso no dije nada.
- Zero, no me siento bien - Saco su cara de las sabanas. Su cara estaba totalmente roja y sudorosa. Después de unos segundos empezó a tener escalofríos y temblores.
- ¿Te duele la cabeza? - Ella asintió levemente. Cogí algo de la comida que habia traido y se la acerque a la boca - Intenta comer un poco
- Si como algo siento que voy a vomitar. - Agarro mi mano y apartó la comida de su boca. Me senté en la cama junto a ella y toqué su frente con la palma de la mano.
- Tienes fiebre. Lo mejor por el momento será que descanses
- No deberias preocuparte tanto por mi
- Cállate - fue una respuesta ruda que consiguió sacar las lágrimas de Nabi - Duermete ya
Ella se dio la vuelta y yo aproveché para preguntarle a Sadio como iba con ese bastardo.
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