Parte final

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Todo era borroso pero aun así fui capaz de distinguir una mancha a mi lado. Cuando conseguí recuperar la conciencia vi que esa mancha no era otro que Zero. Me estaba observando desde una esquina. Se acercó a mi gateando y se sentó al lado mio.

- ¿Cómo te sientes mujer? - preguntó impasible

- bien. y tú? - pregunte recordando de pronto como Zero había caído a mi lado. Él asintió

Volvió a su puesto anterior y mantuvo silencio lo que pareció una eternidad. Cuando parecía que ya se estaba haciendo de noche se escuchó una puerta abrirse y poco después apareció un hombre enmascarado en la habitación seguido de otros dos que portaban una bandeja con comida cada uno. Ambos hombres pusieron la bandeja frente a nosotros y después nos desataron.

- Mas os vale ser buenos o si no os volaremos la cabeza - apuntando con el arma a Zero añadió; - sobre todo a ti.

Después se marchó. Yo miraba la comida ansiosa esperando que Zero comiera conmigo pero no vi ningún amago de su parte así que me quede quieta.

- ¿No piensas comer?

- Es que tú tampoco ... - no me dejó acabar la frase

- Mi comida tiene un sedante, la tuya no

Comencé a comer lentamente. La comida sabia mejor de lo que esperaba. De hecho, se parecía mucho a la comida que hacía mi abuela. Cuando ya me había comido la mitad de la comida mis párpados comenzaron a sentirse pesados. Zero me había mentido, la comida llevaba sedante para ambos. Desde la esquina Zero me observaba en silencio.

No sabia que hora era, pero unos ruidos me despertaron. Traté de levantarme pero otra vez tenía las manos atadas, además el efecto del sedante aún no se había diluido por lo que aún sentía mis párpados pesados. Traté de moverme, quedando de cara a la puerta y pude ver asustada que esta estaba abierta. De pronto oí un espantoso grito y minutos después la silueta de Zero apareciendo por la puerta. Se acercó a mi, me desató y me cogió en brazos. Cuando salimos de la oscuridad pude apreciar que tanto en el rostro como en la ropa de Zero había rastros de sangre. Miré asustada a mi alrededor y lo que vi me dejó helada. Al lado de la puerta donde habíamos estado encerrados Zero y yo estaban los cuerpos ensangrentados de los dos hombres que nos trajeron la comida y un poco más allá el del hombre enmascarado. En la otra esquina de la habitación estaba el cuerpo de una mujer de mediana edad. Una mujer con el pelo corto, marrón, gafas. Una mujer con unos rasgos bonitos. Una lágrima brotó de mis ojos

- Amona* - susurré de manera inteligible. *Amona= Abuela en Euskera.

Al lado del cuerpo de la mujer estaba el cuerpo de mi abuelo. Su rostro estaba desfigurado y su rostro había sufrido más daño que el resto. Supuse que Zero se había desquitado con él. "Si nunca me hubieras tocado nada de esto te había pasado", fue lo único que fui capaz de pensar. Durante todo este tiempo había estado huyendo con el miedo de que algún día él me encontrara y por fin me matara, pero ahora podría vivir en paz. Me acurruque en el pecho de Zero y comencé a sollozar.

Al día siguiente me desperté en mi cama con el rostro de Weber pegado al mío. Sonreí ante esta tierna imagen. Me levanté y fui a preparar el desayuno. El ruido de la puerta me sacó de mis pensamientos. Zero estaba abriendo la puerta para salir al exterior.

- ¿A dónde vas Zero? - pregunte curiosa

- Me voy

- ¿Otra vez? Espera Zero, no puedes desaparecer otra vez - La sola idea de perderlo otra vez me angustiaba. Corrí hacia él y cogí su brazo - Quédate por favor. No me dejes sola.

- Pero ya no hay peligro que te aceche

- No es eso ...yo - no me atreví a decirle lo que sentía, pero tampoco hizo falta. Acercó su rostro al mío

- El amor no es para mi - dijo con una sonrisa socarrona.

- ¡Pero si ni siquiera lo has intentado! - le reproche haciendo un ligero puchero

- ¿Y qué pasa si sale mal? - pregunto acercandose aun mas a mi

- Pues no pasaría nada, pero al menos lo habrás intentado. No puedes decir que algo no es para ti cuando no lo has intentado.

Una sonrisa de superioridad cruzó su rostro y noté como algo en mi sentía la necesidad de él. Como si él leyera mis deseos se abalanzó sobre mis labios dándome un beso largo y apasionado. 

FIN

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NO TE CREOOO. QUE FELICIDAD LA MIA POR DIOS. QUE GANAS DE LLORAR. LO ACABE. ME SIENTO TAN ORGULLOSA DE ESTE LIBRO. GRACIAS A TODOS USTEDES QUE ME APOYARON DE VERDAD MUCHAS GRACIAS LOS AMO. 

El chico de la doble personalidad (Zero / Weber)Where stories live. Discover now