Capitulo 22: Un beso

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Encontrarte a tu abuelo mientras haces las compras...no es lo mejor que te podía suceder. No se como mierdas llego hasta aqui pero desde luego sabe donde encontrarme y es obvio que no viene precisamente para darme dos besos en la mejilla. La última vez que lo vi trato de secuestrarme y matarme. Suerte que Zero estaba allí. Aunque no lo parezca aún lo echo de menos. Se que es un asesino, pero si no fuera por él yo ahora estaría muerta, y además, él siempre tuvo ocasión de matarme y no lo hizo. Él nunca quiso hacerme daño, de hecho sospecho que solo quería protegerme.

Un día estaba comiendo en el restaurante con Xianling. El camarero vino a traernos la comida, apenas reparé en el camarero porque estaba concentrada hablando con Xianling. Me lleve los palillos a la boca cuando de repente alguien me sujetó la mano con fuerza.

- No tomes ese ramen si no quieres morir - Dijo una voz detrás de mí.

La voz me resultaba extrañamente familiar. Por un momento pensé que se trataba de mi abuelo, pero él no tenía razones para salvarme de esta manera sino todo lo contrario. De pronto caí en la cuenta y giré bruscamente en la silla. Después de tanto tiempo por fin volvía a encontrarme con esos ojos bicolor que tanto me gustaban. Algo dentro de mí se removió haciéndome susurrar su nombre.

- Zero....

- Ven conmigo mujer - me dijo mientras tiraba bruscamente de mi mano haciéndome salir del lugar.

Me llevó por algunas calles hasta un lugar que yo conocía como la palma de mi mano.

- ¿Cómo sabes.....?

- Te he estado observando - me cortó

Entramos en la casa y como si se tratara de la suya, subió las escaleras y entró a mi habitación. Lo seguí y lo vi revolviendo en mis cosas.

- ¿Pero qué coño haces? - Dije enfurecida, pero él no contestó

De pronto sacó algo que debido a la distancia yo no pude ver. Me acerqué y lo que vi me dejó helada. Lo que Zero tenía en las manos era un pequeño micro. Zero lo tiró al suelo y lo pisó. Sin siquiera dirigirme una mirada siguió buscando. Con las manos en la cara lo único que podía escuchar era el sonido que Zero hacía buscando los micros y de vez en cuando escuchaba un crujido que me daba a entender que Zero había encontrado otro micro. Fueron un total de 5 micros.

- Tambien habian camaras - me dijo de pronto dejándome en sin aliento

- ¿Quién puede haber hecho esto?

- ¿Quién crees? - dijo despectivo - ¿Quien lleva detrás de ti años?

Sabía la respuesta perfectamente pero no quería responder así que me quedé callada. Noté como la cama se hundía junto a mí y supuse que Zero se había sentado. Ambos nos quedamos callados después de un rato. Hasta que Zero rompió el silencio.

- Me alegro de que estés bien. Cuando te vi por primera vez en la tele supuse que tu abuelo iría a por ti. Después del atentado lo vi varias veces en el cole. Por eso supe que vendría - dijo tranquilamente - y por eso yo estoy aquí - añadió

- ¿Por qué mataste a todas esas personas.... pero nunca me tocaste a mi? - Dije sin poder ocultar mi curiosidad

- Por que a Weber le gustabas - un claro rubor asomó por su rostro

- ¿Que tiene Weber que ver en todo esto? - pregunte claramente asombrada

- Weber se sentía seguro contigo.

- ¿Y eso qué importa? ¡Dios no entiende nada! - la desesperación comenzaba a extenderse por mi cuerpo

- Weber está dentro de mí y yo estoy dentro de Weber - sin dejarme acabar se levantó y se puso su chaqueta de cuero.

De pronto su pelo quedó hacia abajo dejando al descubierto solo su ojo azul. La cara que antes era la de un chico violento ahora se volvió en una cara tierna y asustadiza. Mi corazón comenzó a latir como nunca antes. Sabía que aquello no tenía sentido pero también sabía que era él, no cabía dudas. Guiada por un impulso me arroje a sus brazos.

- Weber - las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos.

- ¿Qué hago aquí? - pregunto mirando a todos lados

- Zero te trajo - No sabía exactamente cómo reaccionar ni qué decir.

Aun en sus brazos pude notar como sus manos se envolvían alrededor de mi cintura y luego se posaban en mis brazos, apartandome bruscamente. Alce la cabeza para protestar pero nuevamente me encontré con los ojos bicolor de Zero. De pronto lo entendí todo y sin pensármelo dos veces lo abracé. Pensé que me apartaría otra vez pero no hizo amago de quitarme. Cuando me aparté y lo mire, pude notar un leve rubor en sus mejillas.

- No se lo diré a nadie, eso te lo aseguro. - hice una pausa - Pero me gustaría saber algo - la intensa mirada de Zero me hizo sentir un escalofrío - ¿Por que secuestraste a Cassius?

- Eso es lo que menos importa - dijo apartando la mirada, y otra vez estaba ese rubor en su cara que no pasó desapercibido para mis ojos. Me acerqué a él pero él se apartó.

- ¿Que me ocultas Zero? - me acerque tanto a él que quedó atrapado en la pared

De pronto me agarró de los brazos y cambiamos de posiciones. Ahora era yo la que había quedado acorralada contra la pared con las manos sujetas encima de mi cabeza. Un intenso rubor recorrió mi rostro y el no noto porque me sonrió con superioridad.

- ¿Qué pasa? ¿Es que ahora te pones nerviosa con mi presencia? - rio mientras yo estaba cada vez más roja.

- N-no. Claro que no - fue lo único que pude llegar a decir antes de que sus labios tocaran los míos.

Al principio parecía como si me hubiese besado por puro instinto, pero después comenzó a mover sus labios, al principio lento y después más rápido y apasionado. Yo seguí su ritmo constantemente. Zero bajo sus besos hasta mi cuello, haciéndome jadear suavemente. Mordió y lamió mi cuello, dejando pequeñas marcas en mi piel. Paso sus manos por mi pecho, mi vientre, mi cintura, hasta llegar a los bajos de mi camisa y meter la mano para luego ir subiendo lentamente hasta mi pecho otra vez.

El timbre de la casa nos sacó de nuestra ensoñación. Se apartó de mí bruscamente como si de pronto se hubiese dado cuenta de lo que había pasado. Me adelanté a él mientras bajaba por las escaleras y abrí la puerta. Intenté gritar cuando una mano me aferró del cuello y me llevó a la sala. Por el rabillo del ojo vi como alguien le pillaba por sorpresa a Zero y le golpeaba la cabeza. Intenté gritar su nombre pero esa mano presa en mi cuello me impedía siquiera respirar. Perdí el conocimiento cuando me pusieron un trapo con alcohol en la nariz. 

El chico de la doble personalidad (Zero / Weber)Where stories live. Discover now