Capítulo 15

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✨Editado✨

"El hechizo del río"

Alister me ayuda a bajar las escaleras de la entrada de mi antiguo hogar sosteniéndome por los codos y bajando a mi lado procurando que no tropiece. Apenas logro mantenerme de pie, mis rodillas tiemblan y estoy segura que no podría hacer ni cinco pasos sin caerme, ni aunque lo intentara.

—Tranquila, te recuperaras —dice Ezra a mi lado mientras bajo los últimos escalones, Alia y el resto están frente a nosotros caminando hacía el oscuro bosque —. Acabas de perder parte de tu magia con ella al matarla, pero pronto volverá. Hasta entonces te sentirás algo débil, posiblemente enferma.

—Genial —digo con falsa emoción y él intenta despeinar mi cabello, pero como siempre, no lo logra, mis peinados son indestructibles.

Ezra me sonríe y se adelanta para ir junto a Alia que interroga a una Miriam algo intimidada por el interrogatorio de mi cuñada, que supongo, no es nada sutil. Alia es directa cuando quiere, a veces sin notarlo, debe estar bombardeándola. Y solo ver como mi hermano la toma de sus hombros y le sonríe me hace confirmar mis sospechas.

—¿Estás bien? —me susurra Alister al oído y yo asiento sin mucha emoción.

Ese rayo me dejó exhausta, pero el collar de la perla hizo mucho más en mi interior que mi repentina perdida de magia. Movió una de las astillas clavadas en mi corazón.

—Sí, estoy bien —miento para dejarlo tranquilo.

—Jamás dejarás de ser una pésima mentirosa, Rowan—repite lo de siempre, y levanto la cabeza para mirarlo y darle una sonrisa que se me hace algo triste —. Ya en casa hablaremos de todo esto.

—Está bien —susurro.

Nos acercamos a Ezra que nos espera con el resto y nos tomamos de la mano para que él nos lleve a todos a casa de Bash.

Aparecemos justo en frente de la entrada de la mansión y quiero maldecirme por las malditas escaleras. Niego con la cabeza y comienzo a acercarme intentando caminar yo sola, pero Alister no me suelta. Estoy a punto de decirle que puedo sola, cosa que estoy por descubrir, pero siento una mano en mi otro hombro y volteo y veo a Miriam junto a mí sonriendo.

—¿Puedo? —le pregunta a Alister y este asiente para dejarnos solas, ahora ella sosteniéndome —¿Ese era tu vecino molesto?

—Sí, ahora es mi esposo, que irónico ¿no? —sonrío y ella asiente mientras subimos el primer escalón.

—Demasiado —suelta un segundo después —¿Cómo estas, Muñequito?

Rodeo los ojos ante su burla, creo que jamás podré librarme de ese apodo.

—Bien, Ratón de Biblioteca —digo entre dientes y suelta una pequeña risa, trago grueso al sentir el frío de la obsidiana en mi pecho —. Gracias por el collar, de hecho.

—No fue nada, creí que ya era tiempo de cumplir con tu pedido —suelta sin más y la miro confundida.

—¿Qué pedido? —pregunto.

—Hace poco menos de un siglo, me encontraste en Italia, dijiste que hacías un viaje pero creo que buscabas otra cosa —se encoje de hombros mientras nos quedamos en la entrada —. Me dijiste que guardara el collar hasta que viera el momento justo para dártelo. Luego me pediste que te borrara la memoria. Estabas segura que nos reencontraríamos algún día.

—Y lo hicimos —confirmo.

—Sí, pero ya no eras tú. No me conocías —dice y puedo sentir el tinte triste en su voz —. Y luego pasó todo lo de tu hermana y te seguí, incluso en ese autobús. Hacerte ver que era una ancianita de tu panadería favorita fue lo mejor que he hecho en esta década.

Vuelve a Mi  (TERMINADA)Where stories live. Discover now