Capítulo 19

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✨Editado✨

"Suelen decir que la hermosa calma precede a la gran tormenta"

Siento un pequeño cosquilleo que se mueve desde mis costillas hasta mi ombligo, ida y vuelta. Una caricia suave y lenta, casi imperceptible, pero logro sentirla incluso estando dormida.

Siento, también, el calor que desprende la piedra negra que cuelga en mi cuello, siempre es lo primero que detecto al despertar. Lo primero que siento al despertar, es el collar de obsidiana diciéndome que Alister esta cerca.

Esos collares llevan años con nosotros, unos cuantos años luego del accidente en el que me trajeron a Alister medio muerto al salón de la casa de la colina, los adquirimos en uno de los tantos viajes que hicimos antes de que Zola enloqueciera por completo. Fue un regalo de él para ambos, no tengo idea de donde los consiguió o quién se los dio. Solo sé que, al adquirirlos, los hechizamos, como un radar, que nos dice cuando estamos cerca del otro.

Por eso es que prácticamente el collar ardió esa noche en la que conocí a todos, otra vez, esa noche hace meses, indirectamente el collar me dijo que estaba cerca de la persona más importante, y yo sin entenderlo, sin recordarlo.

Aun no logro saber cuando es que se lo di a Miriam para que lo cuidara o como fue que la encontré ni nada de eso. Pero me alegro haberla encontrado para que cuidara algo tan valioso para mí.

La caricia continua sin alterar el ritmo, viajando hasta mis costillas y por todo mi estómago. Me niego a abrir los ojos, no quiero abrirlos, quiero disfrutar de este pequeño momento. Aunque sea unos segundos, hoy más que nunca, la opción de quedarme en la cama todo el día suena demasiado tentadora.

—Cuando quieras puedes dejar de fingir que sigues dormida —susurran en mi oído en voz baja y maldigo mentalmente.

—Seguiré fingiendo entonces, soy genial en eso —murmuro aun adormilada sin moverme un solo centímetro, la caricia tampoco para, oigo una pequeña risa.

—Seré tu compañero de mentiras entonces —responde con diversión —. Y no, no eres buena mintiendo, aunque estoy considerando seriamente en darte unas clases para mentir.

—Tu humor de mañana no me da ni un poco de gracia, Alister —digo entre dientes molesta por saber que tiene razón.

—Deberías estar acostumbrada a mi humor, Rowan querida —murmura igual de bajo aun manteniendo la diversión.

No puedo verlo, pero se que tiene una estúpida, y hermosa, sonrisa en su rostro. El dedo que se movía por mi estomago se vuelven en dos, el movimiento sigue siendo suave y tranquilo, pero siento un atisbo de nerviosismo y miedo, estoy a punto de preguntar, pero su suspiro me lo confirma.

—Tuve un sueño muy raro, fue increíble, pero raro —dice y oigo como la diversión es reemplazada por la cautela, quiere confirmarlo.

Mi mano viaja a la suya que sigue moviéndose y la tomo para apretarla fuerte, dándole énfasis a lo que diré.

—No fue un sueño, Cielo —murmuro —, no lo fue. Es cierto, no un sueño.

Mi cabello se mueve cuando oigo nuevamente un suspiro, pero de alivio esta vez. Su mano se extiende sobre mi estómago, cubriendo gran parte de el y yo solo afianzo mi agarre en ella, y nos quedamos en silencio unos segundos. Un silencio que dice más de mil palabras.

—¿Estas asustada? —rompe luego de unos minutos el silencio, mis ojos se abren de golpe y me sorprende no volver a cerrarlos por la claridad del sol.

Aún no ha salido, mi vista va al reloj junto a la cama, falta una hora para que amanezca. Medio sonrió por su preocupación, por conocerme tan bien como para saber que, aunque siempre quise algo así, me aterra que suceda justo ahora.

Vuelve a Mi  (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora