Epílogo

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✨Editado✨

"Déjame contarte una historia"

¿Qué tan fuerte es el poder de un corazón roto?

La puerta de la habitación se abrió levemente dejando entrar parte de la luz del corredor de afuera, apenas estaba iluminado ahí dentro. Había una pequeña lampara entre las dos camas pequeñas, un niño en cada una, mellizos sin duda.

Una pequeña de cabello rubio y ojos color cielo, y un pequeño, cabello oscuro, los mismos ojos de la niña, no tenían más de cinco años. Ambos, estaban cubiertos con mantas para pasar el frío invierno, oyendo atentamente la historia del hombre sentado en una silla entre ambas camas.

El hombre volteo al sentir la puerta abrirse, sonrío al ver parte del rostro de la mujer idéntica a él, cabello café oscuro y ondulado, y esos ojos color cielo iguales que los suyos y a los de los niños, heredados claro.

—Creí que llegaría a escuchar el final de la historia —dijo la mujer cruzando el marco de la puerta y sentándose en la esquina de la cama del niño guiñándole un ojo cuando este le sonrió —. Por lo que veo, aun no se cansan de oírla, es una historia famosa por aquí veo...

—Es casi tradición —sonrió el hombre viéndola, sabiendo que ella entendería sus palabras, a ellos también les encantaba esa historia, incluso más tal vez.

—Continua con la historia, papi —apuró la niña rubia —. Quiero oír el final.

El hombre estuvo a punto de hablar, pero otra voz infantil lo interrumpió.

—Te sabes el final de memoria, Roselyne—el niño volteo los ojos ante su hermana.

—No me importa, cállate Raphael —la niña le saco la lengua en insulto y volvió hacia su padre —, continua tu historia papi, ahora la tía Raia está aquí.

La mujer le sonrió a la niña y se giró hacía el hombre haciendo un movimiento con las manos para apurarlo a continuar con la historia que ya los cuatro sabían muy bien.

—Como decía —dijo él —, luego de ese día, ambos tuvieron que buscar donde vivir ya que su casa había quedado destruida por la explosión, así que mientras ella continuaba con su embarazo, la casa de la colina se remodeló y arregló hasta dejarla en perfectas condiciones. Eso ocurrió ya cuando los dos bebes tenían cinco meses, era una casa enorme, pero gracias a la magia las cosas fueron más fáciles.

>>Ambos fueron a vivir a la casa de la colina con sus dos hijos y vivieron felices allí. Sin miedo y con la certeza de que nunca uno volvería a irse sin el otro.

>>Así que esa es la historia, ahora puedo responder las preguntas del inicio... ¿Qué tan fuerte es el poder de un corazón roto? ¿Eres lo suficientemente valiente para amar y ser dañado en el proceso?

—¿Cuál es la respuesta? —preguntó curioso el niño.

—El poder de un corazón roto puede ser demasiado, los corazones son la cosa mas sensible y fuerte en el mundo. Pueden morir y revivir con chispas, pueden doler y recuperarse con el tiempo, pueden odiar, pero pueden también amar —respondió el hombre mirando de hito a hito a los dos pequeños —. Y sí, en la historia, ambos son dañados, muchas veces, vieron perder lo que más amabas, y, aun así, nunca dejaron de amar, porque sabían que, aunque lo intentaran, no podrían. Amar significa poder ser dañado, es entregarle a esa persona el poder de destrozarte si quiere, pero ellos sabían que algún día... tendrían la oportunidad de vivir finalmente.

Se oyó un sonoro suspiro y todos se giraron a la pequeña rubia que suspiraba inspirada por la historia que tantas veces había oído ya.

—Amo, mucho pero mucho esa historia, papi —sonrió la niña.

Vuelve a Mi  (TERMINADA)Where stories live. Discover now