EXTRA: El Delicioso Que Tanto Pedían, Cochinas.

8.6K 572 97
                                    

No sé si alguien recuerda que para fines del año pasado prometí que cuando el libro llegara a 1M de lecturas yo subiría el delicioso entre Drew y Mads. Bueno, el libro acaba de llegar a 1M y como muestra de amor y agradecimiento hacia todos y cada uno de ustedes, aquí les va, esta escena que no estuvo en el libro y todos se quejaron de ello:

_____________________

Hawai, Viaje de Graduación, Después de que el brasier de Madison salga volando por la ventana (agradecida con el de arriba porque no fue su calzón):

El hotel es precioso, es moderno y repleto de plantas. Me gusta, es fresco y luminoso.

Las chicas entran a sus habitaciones muertas de sueño, y yo, muerta de cansancio hago lo mismo. Ni me detengo a cerrar la puerta con seguro, lo primero que hago es quitarme las horquillas del cabello e ir a quitarme el maquillaje.

Con dificultad bajo el cierre del vestido, dejando que la parte superior se arrugue alrededor de mis caderas. Llevo mis manos a mi espalda intentando desabrochar el brasier.

¡Odio estas cosas! ¡Son tan complicadas de sacar!

Desabrocho las tiras y las lanzo hacia la cama con frustración.

No puedo quitarme el brasier... qué inútil soy.

Forcejeo con mi brasier hasta chocar con una de las columnas de la habitación, el seguro no cede y empiezo a considerar usar los que se abrochan por delante. Gruño frustrada y jalo de uno de los costados con fuerza, el seguro se vence y el brasier sale disparado por la ventana de la habitación.

¡Alerta! ¡Brasier volador!

—¡No! —exclamo antes de salir corriendo hacia la ventana.

Me apoyo en la ventana buscando mi brasier con la mirada, lo ubico dentro de la piscina, nadando solitario.

Mierda.

Debo ir por él.

—Hola, Maddie tenía estos...

Por instinto giro hacia la entrada y grito con espanto.

—¡Estás desnuda!

—¡AHHH! —grito antes de cubrir mis pechos con las palmas de mis manos.

Drew se da la vuelta, dándome la espalda.

—¡Dios! ¡Lo siento! —exclama tapando sus ojos.

Me quedo de una sola pieza, tapando mis pequeños senos. Vuelvo a colocarme la parte superior del vestido y me siento en la cama con las mejillas encendidas y ardiendo en vergüenza.

Vio mis mini bubis... -pienso con tristeza.

—¿Estás cubierta? —pregunta.

—Sí.

Él gira hacia mí mirándome apenado.

—Lo lamento —dice acercándose a mí.

—Ay... —es todo lo que consigo decir antes de cubrir mi rostro con mis manos.

—Lo siento, pensé que estaba con seguro —dice.

—¿Y por qué intentaste abrirla, entonces? —pregunto.

—¿Por qué la tenías abierta? —pregunta confundido.

Bufo malhumorada mientras voy hacia la pequeña cómoda y saco el pijama.

—Cuéntame —digo dirigiéndome al baño— ¿Qué sucede?

Se queda en silencio allá en la habitación. Me visto lo más rápido que mi cansado cuerpo me permite.

¡Profe, No Borre El Pizarrón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora