EXTRA: ¿Qué Vamos A Hacer?

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Esta última semana de crisis política en mi país ha sido exhaustiva. Ha sido imposible despegarse de las pantallas y hacerle seguimiento las cosas terribles e indignantes que han venido sucediendo, por ello, aquí un extra, para poder distraernos un momento de todo aquello que nos está haciendo sentir enojados.

Te amo, Perú, gracias por ser mi segundo hogar.

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Madison.

Apago el stereo, dejando el auto en sumo silencio mientras Drew ingresa a la gasolinera.

Mantengo la vista fija en el exterior, en los autos yendo y viniendo por la carretera y el sol del mediodía dando de lleno en mi rostro.

El correo de confirmación de la universidad ya había llegado, hace tres días que llegó la confirmación virtual y física a casa y con ello llegaron las dudas.

Mis padres, uniéndose a los padres de Wade, Phoebe y Sophie hicieron una gran reunión para celebrar nuestro ingreso a la universidad.

Mi diploma de la secundaria ya tiene un mes colgado en un marco cerca de las escaleras en casa y la cuenta regresiva para mi día de partida ya estaba bastante avanzada.

En cuanto el auto tiene gasolina nuevamente, Drew sale de la fila, no sale del establecimiento, se estaciona.

—Estás callada —dice a modo de observación.

—Estaba pensando —admito.

Pensando en la universidad, pensando en las cosas que tengo que empacar y pensando en qué voy a hacer con él.

No quiero sacarlo de mi vida.

—Sé que tienes miedo —dice, en medio del silencio.

—No quiero dejarte —respondo, sintiendo mis ojos picar.

—No puedes empacarme y llevarme contigo a la universidad —su mano acaricia mi cabello.

Una sola lágrima resbala por mi rostro. Aparto la mirada, cansada de las inagotables ganas de llorar.

—Solo estaré a dos horas de aquí —repongo—. No tenemos que terminar, es más fácil de lo que parece.

—Maddie... —el tono de su voz delata pesimismo, aparto su mano, intentando no llorar.

—No hagamos esto —súplica—, y tampoco me pidas tiempo, porque ya no será lo mismo.

—¿Entonces qué? —digo— ¿Quieres que simplemente terminemos?

—Maddie, es lo mejor —susurra—. Para ti y para mí.

—¡No hemos tenido tiempo! —exclamo, molesta, no con él sino con como las cosas se terminan dando—, apenas y hemos podido estar sin escondernos... ¿Y ahora tenemos que separarnos? ¡NO ES JUSTO!

—¿Pero qué más vamos a hacer? —pregunta, viéndome exasperado— ¿Vas a llevarme contigo? ¿Siempre privándote de vivir esta etapa de tu vida por llevar a tu profesor de secundaria a la universidad?

—Ya no eres mi profesor de secundaria —le corto.

—Lo siento —dice—. Estoy tan asustado y confundido como tú.

Sus ojos azules se abren, su expresión es de desespero. El miedo está presente en el mar azul de sus ojos. Apoya el antebrazo en el volante mientras resopla con cansancio.

—¿Qué vamos a hacer? —pregunto en un susurro.

—Ambos sabemos la respuesta —responde.

¡Profe, No Borre El Pizarrón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora