4: Lluvia

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Abro los ojos despacio, la luz me perfora desde los párpados y me irrita los ojos. me tomo unos segundos para pestañear.La luz del día se cuela entre las gruesas cortinas de mi habitación. La luz es gris, casi llegando a lo azul, por lo que intuyo que es demasiado temprano.

Son las cinco de la mañana.

¿Por qué tan temprano?

Doy vueltas en la cama, intentando volver a dormirme, pero al cabo de unos minutos resulta imposible. Gruño malhumorada. Aparto las sábanas de mi cuerpo y me quedo ahí, quieta, observando mi habitación en plena madrugada.

Tomo mi móvil para ver si tengo notificaciones, y no, ninguna.

Me levanto de la cama acomodando mi short de pijama.

Abro las cortinas encontrándome con un cielo gris y con mi ventana salpicada de pequeñas gotas de agua.

Está lloviznando.

Genial.

La idea de un día lluvioso me emociona, tanto así que estoy a punto de abrir mi armario en busca de un bonito conjunto para el frío. Pero eso será después de tomar el desayuno.

Habitualmente mamá lo prepara para Brendon y para mí, pero como yo me he levantado temprano lo dejaré hecho para ellos. Después de cepillar mis dientes y verificar mi olor corporal no sea peor que el de mi hermano, decido salir de mi habitación.

Pasando por la habitación de Brendon noto que este ha dejado la ventana abierta y está durmiendo sin mantas.

Idiota, debe estar muriendo de frío.

Me acerco a cerrar las ventanas y las cortinas.

A este chico le va a dar una neumonía uno de estos días...

Tomo las mantas del suelo y las pongo sobre él. Para amortiguar sus ronquidos cierro la puerta al salir.

Lo primero que hago es poner el agua a hervir.

******

Camino dando fuertes pisadas hacia la entrada principal de la escuela, el agua escurre de mis zapatos ocasionando sonidos parecidos a los graznidos de un pato con cada paso que doy.

Me levanté a las cinco de la mañana, pensando en lucir tolerable el día de hoy, pero mis planes se vieron arruinados en el momento en el que un auto pasó sobre un charco frente a mí, y mojó toda mi ropa.

Tuve que regresar a casa y ponerme literalmente lo primero que encontré.

Pantalones de chándal, uggs de color beige, una sudadera de Brendon y el cabello húmedo, luciendo como los fideos de las sopas instantáneas. Ah, claro, y un paraguas amarillo.

Luzco terrible... ni siquiera he podido ponerme una pizca de maquillaje.

—¿Qué te sucedió?—-pregunta Phoebe metiendo su paraguas rosa en su casillero.

—La lluvia —le digo, molesta—, eso fue lo que pasó.

—Te ves terrible —dice acomodando mi cabello—, por lo menos tu rostro se ve bonito hoy.

—¿Enserio? —pregunto casi al borde de la risa histérica— Pero si no llevo maquillaje encima.

—Eres de las que tienen belleza completamente natural, te ves bien sin maquillaje —dice— ¿Esa sudadera no es de...

¡Profe, No Borre El Pizarrón!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora