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La tarde había transcurrido demasiado rápido en aquella oficina donde el alfa se encontraba, eran casi las siete de la noche por lo que pensaba que su pequeño ya estaría durmiendo como de costumbre. Salió de aquel edificio de donde lo mandaron a llamar por un asunto que tenía que resolver él como jefe de aquella empresa, se dirigió a su auto dispuesto a ir a su casa, a la que llamaba hogar ya que en ella se encontraba su cachorro y la señora Jeong que ahora la consideraba como parte de la familia.

Mientras manejaba el recuerdo de la hermosa omega cuando cargaba a su pequeño con una gran sonrisa, la felicidad que está le proporcionaba a su pequeño pues era la segunda omega que lo trataba de aquella forma aparte de la señora Jeong que estaba a cargo de él cuando el alfa se iba al trabajo.

Noto que la omega hacía que su pequeño sonriera como hace tiempo no lo hacía, pero a la vez eso le provocaba un ligero temor. Pues no quería que su pequeño creerá un lazo con aquella omega y después los abandonará también y el pequeño volviera a sufrir, no quería que llorara de nuevo.

Llegó a su hogar dejó su auto en el garaje y salió dirigiéndose a la puerta, justo cuando iba a abrir está un olor inundó sus fosas nasales, un olor dulce tranquilizante. Su parte lobuna aullaba y regocijaba pedía a gritos ir donde la omega se encontraba. El alfa rio ante tal acto de su lobo, así abrió la puerta encontrándose con una escena que jamás vio, su pequeño cachorro recostado del regazo de la omega y ambos dormidos en el sofá de la sala, mientras veían una película. Por más que él hubiera querido, no pudo evitar el pensamiento de ser recibido así por su omega y su cachorro. No evito que una sonrisa se le dibujara en su rostro, eliminó cualquier pensamiento para acercarse a ambos y mover lentamente a la omega.

— Por fin llegas -dijo la omega con una sonrisa- Te estábamos esperando, para cenar hice la comida.

El alfa no evitó sonreír ante aquel comentario hecho por la omega, sentía como su corazón latía y este aumentaba de velocidad rápidamente. Pues siempre había querido ser recibido de aquella forma después de una jornada laboral, y escuchar aquellas palabras provenir de su ex pareja pero jamás llegaron.

— El pequeño hizo galletas -dijo Tn al notar como el cachorro abría lentamente sus ojitos-

— ¿Hiciste galletas campeón?

Soobin asintió con una sonrisa en su rostro

— Tn me ayudo, ¡nos divertimos mucho! -dijo mientras estiraba sus bracitos hacia su padre-

La omega se levantó de aquel asiento con una sonrisa dirigiéndose a la cocina para calentar la comida. Pensaba en ese momento que como el cachorro no estuvo con su padre, ya que tuvo que ir a la oficina a pesar de ser su día libre, debían pasar un tiempo juntos.

— Papi, ¡me siento muy feliz! -confesó el cachorro-

— Eso es bueno, campeón -dejó un beso en la mejilla de su cachorro-

La omega observó aquella hermosa escena desde la cocina le encantó ver a un alfa así de amoroso, cariñoso y demostrativo como lo era Seonghwa con su cachorro. El era diferente a los demás alfas que conocía siempre eran muy preponderantes, arrogantes, egotistas y hasta algunas veces lo suficientemente irritantes, a excepción de su hermano, su padre que eran igual a él eran amorosos aunque aveces Yunho llegaba a ser insoportable. Tuvo la necesidad de emanar su aroma para llamar la atención de él, no le importaba que fuera un padre-soltero, solo sabía que aquel cachorro se ganó su corazón y lleno de ternura.

𝑈𝑇𝑂𝑃𝐼𝐴| 𝗦𝗛; ateez ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora