Cap 11 Ya la #@$& ¿verdad?

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-¡¿Alguien puede liberarme de estas estupidas cuerdas?! -gritaba un Stroinhem en una esquina de su cuartel. No por el hecho de que lo habían humillado enfrente de su escuadrón, no, que va. Sino porque ya no aguantaba las necesidades biológica de ir a ustedes ya saben... al baño.

Un subordinado se acercó disimuladamente intentando ayudar a su general y le susurro unas palabras.

-Lo sentimos señor pero la señorita LisaLisa...

-¿Qué tanto quieres Stroinhem?, no ves que estoy en medio de algo importante -dijo LisaLisa mientras aparecía de la nada.
En sus manos tenía los planos con los que empezó la remodelación de la espantosa construcción, siempre procurando tener todo iluminado, pues planeaba evitar las estupideces que afectarían el futuro.

El hombre sólo la fulminó con la mirada, aún en su penosa situación no se iba a rebajar ante nadie y menos con una desconocida que ni alemana era.

-Bien, si no tienes nada que decir...

-Yo... "necesito usar el baño" -susurró lo último, muerto de vergüenza el pobre general.

-Umm... creo que escuche algo, ¿podrías repetirlo? -dijo la castaña con su manos en la cintura.

-Yo... pido permiso para usar el baño - dijo el rubio quien ya se estaba desesperando.

-Umm... sigo sin escuchar las palabras mágicas -siguió la castaña torturando al general

-¡Por favor señorita LisaLisa!, ¡me daría el permiso de usar el baño! - dijo el rubio derrotado, con el orgullo herido, pero aún más decidido a no ensuciar sus pantalones.

-¡Ja!... está bien -triunfal sonrió y empezó a mandar a los hombres- tú, el que ya se recuperó del sangrado llévalo al baño. Tú, el del ojo morado, alista la comida para un banquete que me muero del hambre, y tú, el de la nariz que tendré que arreglar mas tarde, llama a todos en esta posilga que anunciaré nuevas reglas.

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Una vez con todos en el salón nuevo que LisaLisa había creado (y con un Stroinhem atado en una silla por si acaso) dió comienzo con su discurso.

-Bueno muchachos, se que están extrañados de que una desconocida llegará a su cuartel, los ataque y tenga de rehén a su general... -mantuvo el silencio un instante, que uso para llamar completamente la atención de todos- Pero poco me importa y ya saben a que se enfrentan, asi que me hacen caso o me hacen caso, sin reclamar ¿entendieron? -finalizó la castaña con su mano lanzando chispas mientras agarraba su copa de vino.

No es decir poco que en esa sala todos sintieron que sus vidas corrían peligro si no la obedecían, así que sólo asistieron.

-Bien, eso es todo coman, lo necesitaran -dijo la castaña dejando a todos atónitos y con la piel de gallina.

-... -Stroinhem trataba de mantener el orgullo, pero su mirada traicionera se fijaba en su plato, que aún estando servido no podía comer, no mientras estuviera atado.

-¿Estarás callado y no causaras problemas? -dijo LisaLisa mientras lo miraba fijamente.

-Si -dijo el general, bajando la mirada, ya tuvo bastante humillación y ahora se sentía como un niño chiquito siendo regañado, aunque claro, no lo admitiría.

-Esta bien, y luego quiero hablar seriamente contigo sobre tu "amiguito" Santana- dijo la castaña mientras volvía a tomar de su copa el buen vino que había conseguido de sus ahora subordinado.

El alemán asintió y una chispa de curiosidad e intriga llegaron a él ¿Qué es lo que quería esta joven mujer con el y su descubrimiento?, ¿para causar tantos estragos en su cuartel y tener ahora la lealtad de todos sus subordinados?

Llamame Cupido Where stories live. Discover now