Cap 7 ¿Quieres un abrazo?

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Jonathan y Speedwagon habían corrido como nunca, mientras trataban de perder a Dio que estaba a unos seis metros de ellos, lo lograron al doblar en una esquina mientras pasaba una carroza, llegando  a una calle estrecha, un tanto lúgubre y sin negocios o personas a su alrededor.

—Speedwagon… —jadeaba el Joestar cansado— ¿por qué… corrimos tanto? —pregunto mientras trataba de recuperar el aire.

—¡Oh! Jojo… bueno… la verdad es que estoy... yo… —el rubio buscaba una respuesta convincente, pero no se le ocurría nada— ¿Emocionado? ¡Si! Emocionado por conseguir un regalo —contesto el rubio mirando a todos lados por si Dio los encontraba.

—Pero, sólo veo casas por aquí —dijo Jonathan mirando a su alrededor.

Con tanta adrenalina en el cuerpo y rezando que Dio no los encuentre, no se había percatado de eso.

Un estridente "Wrry!!!"  se escuchó a lo lejos de donde estaban y aumento los nervios que el pobre Speedwagon sentía, en su desesperación empujó al peliazul a la primera puerta que estaba abierta.

Mientras tanto en la mansión Joestar

Chocolate Disco~… Chocolate Disco~. ¡Oh! arco equivocado  —dijo Erina quien no podía dejar de tararear cierta canción mientras conseguía la dichosa máscara y ponía una hecha de papel mashe.

“Gracias Yukako y Reimi” pensó la rubia mientras recordaba como anoche habia hecho la máscara, y como ellas le habían enseñado a fabricarla.

—Bueno eso es todo —dijo orgullosa poniendo sus manos en la cintura— ahora a buscar un buen martillo y que Roby la rompa con una pose bien mamalo...

—Woof.

Un ladrido detrás de ella la distrajo interrumpiendo su monólogo.

—¡Danny! Me asustaste —dijo la rubia mientras acariciaba al canino.

El can se sentía a gusto junto a la chica desde que lo habia rescatado de Dio, así que cuando sintió su olor la busco de inmediato.

—Umm. ¿Que te parece si me acompañas al pueblo?

—Woof.

—Tomaré eso como un si, vamos Danny —dijo la rubia empezando a andar junto al fiel cuadrúpedo.

De regreso en el pueblo

Jonathan y Speedwagon habían entrado a una casa aparamente vacia, las ventanas estaban cerradas y estaba oscuro dando un aspecto lúgubre, pero también había un aroma delicioso que empezaba a llenar el lugar.

—Speedwagon ¿qué pasa contigo?, me dolió, el piso es duro —dijo el peliazul quien había caído por el empujón.

—No se de que hablas Jojo está suave y tibiecito  —dijo el rubio quien estaba sobre algo que habia detenido su caída, mientras lo palpaba.

—Gracias por el cumplido —dijo una tercera voz que hizo que el par diera un pequeño gritó.

—¡No era mi intención! —dijo el rubio sonrojado, mientras trataba de levantarse.

—Hey, no te preocupes baby —siguio hablando esa voz desconocida—No esperaba que alguien llegará tan pronto, las pizzas no están todavía, pero pueden esperar.

—¿Pizza? —preguntaron el par confundido.

—¿No están por eso aquí? —pregunto el desconocido mientras se alejaba para abrir las cortinas.

Las luz los cegó por un momento y cuando su vista se acostumbro vieron a un joven de unos 18 años, de cabello negro y tez blanca con un singular sombrero de copa.

Llamame Cupido Where stories live. Discover now