Llamame Cupido

Cap 20 A veces el amor necesita una explosión

Suzie Q no podía creer que sus magníficos planes de unir a su esperada pareja principal (bueno la que ella tenía a su cargo) sería tan complicado y, peor aún, no creía que ni bien empezó a tratar de hacer un delicioso pastel reconciliador explotará antes de incluso [pmer manos a la obra.

—¡Esto es imposible!—gritó angustiada la rubia, quien miraba con tristeza la casa que había explotado gracias a su casi nula experiencia en la cocina.

—Oh mi querida, sabes que tus habilidades en la cocina son mmmhhh…  —trato de consolar William, a quién casi se le quema su perfecto bigote.

—¡¿Qué le pasa a esta chiquilla?! ¡¿Cómo pudo explotar mi casa?! —gritó la anciana Kardia, furiosa por el resultado de la explosión.

—Abuelito, la señora Kardia me está molestando —dijo la rubia mientras trataba de secar sus lágrimas de impotencia al saber que su plan había fallado y viendo despedirse a lo lejos a su hermoso vestido de dama de honor (con luces incluidas).

—¡Suzie Q, da gracias que no la suelte! —dijo enojado Speedwagood mientras sostenía a la viejita, evitando que ésta matará a su nieta.

—¿Por que mi linda Holly-chan lo hace ver tan fácil?— sollozó la rubia, quien gracias a sus abuelos pudo salir ilesa de la explosión.

Pero bueno será mejor que retomemos cómo se llegó a esta situación, empezando apenas hace como treinta y un minutos.

Treinta minutos antes.

Tras la huida de nuestra querida pareja principal (de este arco) Suzie Q estaba en crisis.
A pesar de autodenominarse como la mejor de las cupidos, su pareja destinada parecía alejarse cada vez más y más.

Estaba preocupada, por su puesto que sí, pero no por unir a Joseph y a Caesar, claro que no, tarde o temprano ellos caerían. Si no porque si se tardaba de más significaría que LisaLisa lo hizo mejor que ella, y eso no podía pasar ¡Ella debía ganarle!

Pensando en como obtener las suficientes ideas e inspiración y ver a sus abuelos más cariñosos de lo usual, se le ocurrió la magnífica idea de que, si alguien sabía de amor entre parejas bizarras, que mejor que aprender de una de ellas.

Y como sentía que su tiempo se estaba acabando, solo pudo agarrar a la persona que sabía que le haría caso e idear algo con lo que escuchará la parte racional no la necesitaba, por ahora.

—Abuelito William ¿Cómo conquistaste al abuelo Speedwagon? —dijo la rubia que había llevado al barón hacía el lado más lejano de la casa.

William, quién estaba a punto de convencer a su esposo de ir a la playa para dar un "paseo" suspiró al verse alejado de su amor, pero su energía volvió al escuchar la pregunta de su amada nieta.

Y como todo un romántico digno de actor de telenovela, empezó a relatar su encantador encuentro con su esposo.

—Y luego de ver a tan bello ángel caer a mis brazos…

—Ya deja de contar esa historia y solo dile que me conquistaste con pizzas— gruño sonrojado Speedwagood quien había estado observando a su esposo y nieta hablar ignorando que él y la pobre anciana seguían ahí.

Para el pobre Robert una cosa es que se lo repita una y otra vez a las personas de su ciudad quienes ya estaban acostumbrados, pero otra era que ya todo el pueblo al que apenas había visto ya sabía de su vergonzosa caída.

—Pero mi corazón, todo el mundo tiene que saberlo, incluso planeo escribirlo con ayuda de tus amigas y de paso Yukako dijo que dibujaría algo llamado dou-doujin… —el pelinegro fue callado repentinamente por su esposo quién ya parecía un tomate bastante maduro.