33. Si tan solo supieras

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HOWARD
EDÉN: 19 - AVERNO: 1

Si hay algo que aprendí estos últimos días es que la granja de los Jenkins no es sinónimo de vacaciones mentales. No sé si debería atribuirle esta realidad a la inesperada revelación de transexualidad de Roberta, a mi equivocada decisión de besar a Azariah, a mi crisis de identidad que me dejó sin caparazón ni defensa, a la prematura salida de leche de Mauritiana, a mi caída del caballo latino o a mis episodios confusos como vidente. 

Ahora estoy de vuelta en mi habitación con más preguntas de las que tenía antes y sin ninguna respuesta aparente que pueda resolver la catástrofe en un chasquido. Mis padres me inculcaron permanentemente que aun cuando las tormentas acomplejan con desordenar y destrozar nuestra psiquis y estabilidad, no existe tormenta eterna.

Buscar evadir la oscuridad sería como querer escapar de nuestra sombra, y no hay espacio para ese tipo de debilidad cuando es Dios quien nos pone piedras en el camino para hacernos más fuertes. 

Quiero creer que eso es verdad. Quiero aferrarme a la creencia de que Dios está poniendo a prueba mi fe y mi fortaleza. Quiero creer que, sin importar lo mal que la esté pasando ahora mismo, él tiene un plan para mí. Quiero creer que él está ahí cuidándome y amándome sin importar las circunstancias, pues perdonará mis miserias humanas y dejará atrás mis pecados.

Pero hoy no puedo. Hoy quiero que el chasquido solucione la catástrofe, que mi sombra no pueda encontrarme y que donde antes había preguntas ahora existan respuestas. 

—Mi niño, ¿todavía en la cama? Vamos, que llegarás tarde a la escuela —dice mamá al entrar a la habitación y darse cuenta de que todavía estoy en pijama mirando mis zapatillas, estático. 

Espiro agotado.

—No me siento muy bien. ¿Puedo quedarme en casa?

Se lo piensa un par de segundos. Sé exactamente lo que va a contestar.

—¿Seguro? No has faltado voluntariamente a clases desde que tuviste apendicitis y tuvimos que llevarte al hospital, ¿recuerdas? Ay, mi chiquito, que asustados estábamos por ti...

—Necesito descansar —respondo sin ánimos de continuar con una ávida conversación, pues necesito tiempo a solas. Especialmente lejos de mi madre y mi padre.

Los amo, pero necesito atravesar esta tormenta a mi manera, sin sus ideales y sin su voz en mi cabeza. Necesito desprenderme de ellos si quiero encontrar mis zapatos y hallar al verdadero Howie tras toda la pantalla de valores inculcados.

Sé que eso es lo que necesito porque en lo más recóndito de mi alma de oveja no puedo negar el hecho de que, si debo hallar culpables a mi falta de identidad, papá y mamá serían los primeros nombres de la lista.

Decido aprovechar el tiempo a solas sin responsabilidades ni terceros en discordia para aceitar mis propios engranajes y hallarle el pelo al huevo que tanto me está acechando. Y no, no voy a masturbarme ni a depilarme los testículos. Voy a descubrir por qué estoy perdiendo la compostura con mis dolores de cabeza y por qué aparento tener los poderes de un vidente. Tiene que haber una solución fácil de hallar que le dé un poco de sentido a una situación que carece de todo tipo de justificaciones.  

—Iniciar soporte técnico —pronuncio con la esperanza de que el Sistema pueda ayudarme a descubrir si mis episodios de desconexión son productos de una falla que ellos tienen la habilidad de solucionar. 

Me siento en la cama como un niño a punto de recibir su regalo de Navidad. Siempre supe que el Sistema contaba con útiles tecnologías que permiten desbloquear todo tipo de variantes y herramientas. Los resúmenes diarios con carteles luminosos y los tan anhelados o temidos anuncios de que tu nivel en una de las tablas está en alza fueron siempre diversión suficiente, pero esta nueva aventura mental es sin dudas un detalle que suma a la experiencia de averiguar qué le está pasando a mi salud inestable. Mis padres siempre buscaron que supiera lo mínimo e indispensable del Sistema, pero mi hermana Britney se aseguró que nunca estuviera a ciegas con las funciones básicas.

Éticamente hablando, te quieroWhere stories live. Discover now