2. Un fanfic, una crisis existencial

17.6K 2K 1.6K
                                    


HOWARD
EDÉN: 17 - AVERNO: 1

Hoy es el peor día de mi vida. 

Después de dieciséis años de un intachable historial de puntos de experiencia para los Escalones del Edén, acabo de subir un nivel en el Averno y no tengo la más remota idea de qué hice para merecerlo. ¡No quiero su Nivel 1, señor Lucifer! ¡No quiero quejarme ni desbloquear ninguna de sus habilidades, buen hombre del infierno! ¡Quiero que me deje tranquilo con los caminos de Dios así puedo donar dinero a un hospital cardiológico indio y luego abrir mi propia ONG para los pobres niños africanos!

¡FELICIDADES, HAS SUBIDO AL NIVEL 1 DEL AVERNO!

Intento desconcentrarme con la lectura de uno de los mejores fanfics de Wattpad, mi plataforma digital favorita. Aun cuando recién estamos a mitad de la novela, puedo decir que nada detendrá mi amor descontrolado por esta historia. ¿Cómo evitarlo? Cada palabrita es toda la magia que necesito para ponerme a bordo del fantástico mundo de Harry Potter.

—Vamos, Snape. Dile a Dumbledore cuánto lo amas —susurro a un volumen casi inaudible mientras sostengo mi celular con firmeza para evitar que se me caiga en la cara. Esto de estar acostado y leer ya tuvo bastantes finales trágicos en el pasado.

Mi hermanita Oklahoma entra sin previo aviso para interrumpirme. Qué suerte que no se entera de toda mi lucha interna y solo se percata de mi sonrisa amable cuando entra por la puerta:

—¿Qué pasa, mi cielo? ¿Quieres ir a jugar con las muñecas? —formulo cuando la veo avanzar con sus manos escondidas tras su espalda.

Oklahoma revela una Barbie decapitada y ríe con una malicia aterradora para una niña de siete años.

—¡Ya estoy en el Nivel 8 del Averno! 

El anuncio me toma por sorpresa, imposibilitando el análisis de las consecuencias que implica.

Mi hermana me escupe en la cara. Asqueado por la saliva que cae por mis ojos, intento limpiarme con mi camiseta. 

—¡Yuju, viva el Averno! ¡Más puntos para mí! —grita dando pequeños saltitos mientras gira emocionada.

—¡Oklahoma, no puedes estar feliz por este logro! Los Saint somos santos, ¿entiendes el juego de palabras? ¿Entiendes que estamos destinados a ser buenas personas? Nosotros debemos ayudar a las viejitas a cruzar la calle, ¡no andar escupiendo a la gente como una alpaca!

Como niña tan serena que es, mi hermana vuelve a escupirme. Esta vez ni me ocupo en intentar limpiarme.

—¡Puntos, puntos, más puntos! ¡Chau, putito! —recita con su voz aguda de siempre sin dejar de dar saltitos y dando manotazos a lo que a mis ojos es la nada misma. 

Seguramente está obnubilada por los anuncios mentales que le dicen que, bueno, entre los dos escupitajos y el insulto se está llenando de experiencia para los Escalones del mal.

Suspiro decepcionado. No quiero decir que empiezo a perder las esperanzas... pero las estoy perdiendo. Ni Britney, ni mis padres ni yo somos capaces de controlar la bola de descontrol infernal que es Oklahoma. 

Me acerco hasta el baño para limpiarme el rostro como Dios manda. No solo he arruinado una de mis camisetas favoritas con la impureza de una niña y su acto perverso, sino que también la he llenado de baba. ¡Doble peligro, señores del cielo! 

Rezo dos Ave Marías para que me protejan y alejen las vibras malditas de mi entorno. Inspiro hondo para retomar la serenidad perdida, porque todo lo que tenga que ver con el Averno me altera.

Vuelvo a recostarme para terminar el maravilloso momento de amor entre Dumbledore y Snape

—¡¿Cómo que estás enamorado de Malfoy?! ¡Snape, eres un depravado! ¡Dumbledore te ama y tú quieres conquistar a uno de tus alumnos! No puedo creer que vaya a tener que denunciarla por infringir las normas de la comunidad... ¡Pedofilia es palabra prohibida, no puedes leer eso, Howard Saint! Debes...

Éticamente hablando, te quieroDove le storie prendono vita. Scoprilo ora