La noche de las luciérnagas

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18 de abril, 202...

Namjoon camina con las manos en los bolsillos de su pantalón negro, lleva puesta una chaqueta liviana café sobre un jersey negro, usa gorra y tapabocas porque el tiempo lo amerita.

Es de noche. Las luces de la avenida por la que avanza le ayudan con la sensación de sentirse en un vídeo musical mientras en sus auriculares se reproduce Used to me. Una pareja joven pasa a su lado paseando en patines, ella lo hace muy bien, pero su novio no parece tener la misma suerte y cae al suelo, la chica se acerca para levantarlo y le cae encima, ríen antes de que él le robe un beso. Namjoon sonríe, recordando sus días de juventud.

Le gusta Busan, aunque al principio pensó que cambiar toda su vida para mudarse aquí era una estupidez.

Aceptó un empleo como profesor en la universidad y alquiló un pequeño departamento cercano a un parque a donde podía salir a pasear en bicicleta, leer acostado en el césped o simplemente ver el mar a lo lejos con el bosque de bambú a su espalda.

Casi no queda nada del respetado psicólogo de Seúl que vivía en un piso de la exclusiva torre Samsung, sólo algunas manías cómo el gusto por el café importado y los hábanos liados a mano, nada importante. También quedan algunos objetos de su vida pasada, algunos libros, ropa de diseñador, su colección de relojes suizos y el anillo de oro blanco en su mano con las iniciales K. J.

Kim Jisoo había sido su esposa por cinco años, hasta que ella había solicitado el divorcio alegando "diferencias irreconciliables" cuándo se enteró que su esposo disfrutaba de ver pornografía homosexual cuando estaba solo en casa. No pudo soportarlo, decía que aquella aberración no iba a suceder frente a sus narices. Namjoon no la culpaba, incluso quizás estaba un poco agradecido con ella de tomar la decisión por ambos.

El parque se encontraba particularmente concurrido esa noche, sobre la colina había muchas personas sentadas sobre mantas o en las bancas cercanas, con la vista hacia el bosque.

―¡Cuidado!―alertó alguien antes de chocar con él desde atrás.

Ambos están en el suelo, el extraño había caído sobre su espalda y su maletín había salido disparado hacia delante, raspando el cuero por el pavimento. Namjoon soba su cabeza por el golpe mientras el chico se sacude el polvo de la ropa, va todo vestido de negro, de los pantalones deportivos hasta el gorro que oculta su cabello.

―De verdad, lo siento mucho...―el chico corre para recuperar el maletín de Namjoon y entregarlo con una reverencia de 90°.―No fue mi intención lastimarlo...¿profesor? ¡Ay, madre! ¡Profesor Kim! ¿se encuentra bien? Yo de verdad que...ay que tonto, en serio lo siento, aún no sé usar estas cosas muy bien.

Namjoon observa los pies del chico, un par de patines rojos que contrastan con su vestimenta. Luego regresa la vista a su rostro, con la intención de averiguar su identidad, ya que el otro claramente sabe quien es.

―No te preocupes, estoy bien...¿cómo estás tú?

―Bien, bien, aterricé en algo suave―el joven parece un poco avergonzado y mira a su alrededor, la gente aún los ve por el alboroto que ha causado.―¿Puedo hacer algo por su maletín? Se ha dañado un poco―Namjoon niega con la cabeza y ofrece una sonrisa para evitar que el chico se sienta tan mal por el accidente―al menos déjeme invitarle algo de cenar para compensar el inconveniente que le he causado.

Namjoon se resiste, pero al final cede ante la insistencia del muchacho, no acepta una cena en un restaurante así que se acercan a un puesto de tteokbokki y ordenan. Aún no sabe el nombre del chico de los patines y no se anima a preguntar por temor a decepcionarlo porque el muchacho luce un poco emocionado de estar con él.

La noche de las luciérnagas ―NamMin°Minimoni―Donde viven las historias. Descúbrelo ahora