Café dulce

98 13 9
                                    

06 de julio, 202...

Yoongi entró al apartamento y cerró la puerta tras de sí con extremo cuidado. Se quitó los zapatos y la chaqueta de cuero negro para dejarla en el perchero del recibidor así cómo el casco de la motocicleta, caminó sigilosamente sin encender la luz rezando internamente para que el detector de movimiento no se activara para prender las guías del pasillo o que Holly lo oyera.

No quería despertar a...

—Espero que no hayas cometido la imprudencia de conducir ebrio esa cosa—dijo una voz desde de la sala.

Yoongi apretó los labios y pensó una maldición antes de girarse y encontrar a Jung Hoseok sentado en su sofá con el cachorro acurrucado a su lado.

No es cómo si Yoongi le debiera alguna explicación a Jung por la hora o el estado en el que llegaba a su propia casa. Era un adulto, no le rendía cuentas a nadie.

—Sólo fueron un par de tragos. Estoy bien —respondió encogiendo los hombros, para hacer evidente su estado subió un pie a la pantorrilla del otro en forma de "4" e intentó mantener el equilibrio, sólo que Hoseok no estaba mirándolo. —¿Qué haces despierto a esta hora?

Holly pareció demasiado a gusto en su sitio cómo para reparar en la llegada de Yoongi, pero chilló entre sueños un poco y la mano de Hoseok se apartó de su laptop para acariciar al cachorro detrás de las orejas para calmarlo.

—Trabajo —es lo único que Hoseok dijo antes de volver a lo suyo sin ver a Yoongi ni una sola vez.

—Estás de descanso.

—Un descanso forzoso, de hecho —suspiró Jung casi de mala gana. El hecho de que su jefe lo haya mandado algunos días a casa después de que se presentara al bufete con la mitad de la casa morada e hinchada, le parecía injusto y completamente estúpido. —Así que estoy resolviendo unos pendientes.

Yoongi medio asintió y medio lo mandó a la mierda para irse a su habitación. En realidad ese "par de tragos" le habían embotado los sentidos y se moría por llegar a su cama y no despertar hasta el mes entrante.

—¿Has hablado con Namjoon? —lo detuvo Jung con la pregunta, Yoongi negó con la cabeza. —¿Y con Jimin?

—Sí, —cedió regresando a la sala. Hoseok seguía sin mirarlo —él dice que las cosas van bien, parece más tranquilo.

El otro no respondió, en cambio tomó el celular de la mesita a su lado y en silencio tecleó algo. Yoongi comenzaba a sentirse algo molesto, pero estaba tan cansado que no quería discutir.

—¿Eso es todo? —masculló irritado.

—Seokjin me escribió —dijo Jung en tono plano, ignorando la molestia de su amigo —no sé si las cosas estén yendo bien allá. Namjoon está actuando extraño y Jimin parece estar cayendo en depresión.

El sonido de un helicóptero sobrevolando su edificio hizo eco en el apartamento. La ciudad no dormía, al parecer. Ellos tampoco.

Yoongi se sentó en su sofá, mirando a Jung y desabrochándose la camisa mientras tanto—¿Y qué harás?

Al momento se dio cuenta de que lo había dicho de alguna forma aseguraba que él creía que Jung ya tenía un plan de solución.

Hoseok soltó una risita desdeñosa. —Me sorprende un poco la confianza ciega que tienes en mí, ¿en serio crees que siempre tengo la solución para todo? Me siento halagado.

—Confío en ti, infeliz —refutó de mala gana— ¿eso qué tiene de sorprendente?

A través de la sala, Hoseok le dedicó una mirada cargada de significado, algo que Yoongi no supo como interpretar. Se removió incómodo en el sofá y más aún cuando las siguiente frase de Hoseok interrumpió los breves instantes de silencio que se habían formado entre ellos.

La noche de las luciérnagas ―NamMin°Minimoni―Donde viven las historias. Descúbrelo ahora