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18 de mayo, 202...

Jimin llevaba ya varias horas mirando el mismo punto indefinido de la sala mientras Jin se esforzaba por convencerle de salir un rato a dar un paseo.

―El aire fresco te hará bien, en serio. Créeme que el encierro puede ser incluso peor que la enfermedad... Jiminssi, hey... ¿hay alguien ahí?

Jin agitó la mano frente a la cara del muchacho y éste al fin volteó a verlo con mirada perdida, todavía con tres dedos acariciándose el labio inferior.

―¿Te sientes bien?―Jin palpó su frente y cuello antes de ir a buscar el termómetro de su mochila, pero encontró a Jimin perfectamente bien, hasta un poco frío. ―Desde hace días estás como... ido, ¿algo pasó?

Jimin negó con la cabeza pero hizo una mueca y luego jugueteó con los dedos sobre el regazo. Dio una mirada rápida al estudio vacío y luego suspiró.

―Jin... ¿es posible tenerle miedo a quien amas?

El pobre Jin frunció el ceño y, recordando los tenues moretones en el brazo de Jimin, sus orejas se pusieron rojas del coraje y se puso de pie diciendo:

―¡Así que fue él, ese maldito se ha atrevido a ponerte la mano encima! Yo sabía que sus gritos de la otra vez eran una señal... Hijo de...

―¡No!, Nam no puso un dedo encima― literalmente, pensó Jimin, ni un maldito dedo encima―ya te dije que eso me lo hice tratando de ir solo al baño en la madrugada... Namjoon sería incapaz de pegarme― o de darme un beso.

El pelinegro lo miró con algo de lástima, tal vez ya creyéndolo un loco atrapado en un relación violenta o algo así. Y, de hecho, Jin ya tenía planeados en su cabeza varias ideas de escape para con Jimin y decirle a sus amigos del gimnasio que había alguien que conocía y merecía una buena paliza.

―No lo decía por mí, sino por él―continúo Jimin, ajeno del plan de venganza maquinando en la mente de Jin―creo que me tiene miedo o algo así... No sé, aparte dijo que soy un mandón.

―Bueno, en eso sí tiene algo de razón―dijo divertido recibiendo una mala cara de Jimin, pero luego recuperó la seriedad para preguntar de nuevo:―¿Estás seguro de que Namjoon no es agresivo contigo?

Jimin puso los ojos en blanco y luego hizo un mohín con la boca. Cuando hacía eso a Jin le recordaba a un niño consentido.

―Te juro que no, incluso antes de que lo intente le patearía el trasero con mi pierna buena. No soy un pobre desvalido, créeme.

Jimin le habló de esa noche de domingo, un par de días antes, cuando le pidió un beso y su novio había perdido color en las mejillas y como casi brincó de alivió cuando llamó el vecino a la puerta a preguntar por su gato. Luego le contó que cuando estaban a solas y quería acercarse a Namjoon él ponía una y mil excusas para tener el mínimo contacto físico.

―En la mañana entró al dormitorio por un pantalón limpio y cuando me vio sin camisa, cerró los ojos y salió... ¿No se supone que llevamos juntos como seis meses? Me vas a decir que fuimos unos santos todo ese tiempo, ahora resulta que nunca me vio desnudo...―se quejó el rubio, bastante enfurruñado en su sitio.―A lo mejor el que le pegaba era yo... Ay, no sé, ¿qué haces para que tu novio o esposo o lo que sea te mire bonito?

―A ver espérate, aún no le has preguntado del anillo, ¿cierto?―intervino Jin, ahora con un tazón de palomitas sin sal en el regazo―¿Cómo puedes dormir en la misma casa con alguien que ni sabes que es tuyo? Mal ahí, Jimin, muy mal.

―Pues qué quieres que haga, o sea, ni modos que llegue y le pregunte "Oye, Nam, una preguntita, así chiquita, ¿de pura casualidad estamos casados o soy tu amante gay al que no te quedó de otra más que cuidar?―pronunció el más joven con ironía―Además, eso de vivir en la misma casa queda en duda, porque apenas y lo veo en todo el día.

La noche de las luciérnagas ―NamMin°Minimoni―Donde viven las historias. Descúbrelo ahora