Gimme a kiss

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14 de mayo, 202...

Namjoon vio la hora en la pantalla de su celular; 2:50 am. Llevaba poco más de hora y media intentando volver a dormir, pero ya se estaba cansando de esperar a que Morfeo se apiadara de él.
Se incorporó y se talló los ojos de mala gana mirando alrededor. Todo estaba completamente en silencio y en penumbra, la luz ámbar de la farola en la calle que se colaba por la ventana del solarium e iluminaba la sala también alcanzaba a iluminar el estudio y la puerta del dormitorio.

Jimin...

En su mente apareció el pensamiento como un flecha; inmediata y directa que atravesó su corazón como si ese fuera su único propósito.

Se levantó y caminó hasta el dormitorio sin pasar de la puerta, se quedó ahí sólo mirando al muchacho rubio cuyas mejillas se abultaban mientras dormía.
Namjoon apartó la vista con culpa. Sabía que le estaba haciendo más daño que bien al tenerlo ahí, incluso se sentía terriblemente egoísta con todo esto, cómo si hubiera encerrado un hermoso cisne herido y, con el pretexto de cuidarlo, le hubiera cortado las alas.

Un ruido de parte de Jimin le hizo entrar en estado de alerta, al principio creyó que era un suspiro producto del sueño, pero esa idea pasó a segundo plano cuando cayó en cuenta que Jimin estaba llorando dormido.

Se quedó paralizado por un segundo antes de que su propio cuerpo lo impulsara a avanzar a pasos decididos hasta el dormitorio e hincarse junto a la cama, justo al lado del chico que dormía intranquilo. Namjoon observó en silencio al joven que sollozaba frunciendo el ceño sin despertar aún, lágrimas cristalinas resbalaban por sus mejillas decoradas por cicatrices pequeñas que aparentemente pronto serían sólo un recordatorio de ese horrible accidente.

Nam apretó los párpados con fuerza, tratando de no pensar en eso. Cuando se sintió listo y abrió los ojos, tomó un pañuelo desechable de la mesita de noche y limpió las lágrimas de Jimin, incapaz de despertarlo y se preguntó en silencio si Jimin estaría soñando con eso, si recordaba algo del impacto de cientos de toneladas de metal a toda velocidad reventando su cuerpo... 

Y sin darse cuenta apenas, él también había empezado a llorar en silencio.

Un par de horas más tarde, Jimin despertó sin dar cuenta de algún otro malestar más que un ligero dolor de cabeza que el mismo atribuyó a "sueños extraños y sinsentido". Sin embargo, a Namjoon no se le antojó ahondar más en el asunto, de la misma forma en que Jimin no parecía dispuesto a contarle nada más.

Después de acomodarlo en la silla de ruedas Namjoon ―con el cabello húmedo, de nuevo― le preguntó a Jimin en voz que pretendía ser calmada si quería desayunar hojuelas de avena, ya que era lo único que el mayor sabía preparar de la dieta de Jimin. 

―Si eres bueno siguiendo indicaciones yo te puedo guiar...―sugirió Jimin con media sonrisa acercándose a la cocina. 

―¿Sabes cocinar?―preguntó Namjoon observándolo casi con sorpresa, lo cual a Jimin no le sentó nada bien, pues hizo una mueca de disgusto que al castaño le hizo bajar la mirada apenado.

―Me parece que sí... pero ya deberías saberlo, ¿no?―Jimin condujo la silla hasta tomar la tabla con los alimentos permitidos de la puerta del refrigerador y leerla con detenimiento. Después de un rato de silencio entre ambos, al fin empezó a indicar ingredientes:―Champiñones, dos pimientos amarillos y...

Namjoon se lo quedó mirando sin entender del todo hasta que el rubio apartó la vista de la tabla y lo miró directamente.

―Sabes, me gustaría buscarlos por mi cuenta, pero ya sabes, la pierna...

Eso hizo reaccionar a Nam que rápidamente se acercó a la nevera y comenzó a buscar las cosas que le había indicado, luego siguió todas sus indicaciones al pie de la letra. Tal vez Kim Namjoon no fuera el mejor cocinero del universo, pero seguir órdenes se le daba bien y, al parecer, a Jimin se le daba aún mejor darlas. Por un segundo Namjoon pensó que de haber estado bajo circunstancias más normales lo suyo con Jimin habría tenido una dinámica muy interesante... sólo si hubieran estado en circunstancias normales.

La noche de las luciérnagas ―NamMin°Minimoni―Donde viven las historias. Descúbrelo ahora