Fantasmas

142 20 17
                                    

26 de marzo, 2006

Lee Songyoung era una mujer reacia y determinada, pero con un corazón de oro, opacado solo a veces por un repentino gesto de tristeza que siempre logró ocultar con una sonrisa o un gesto de indiferencia, aunque los ojos se le empañaban de lágrimas.

Jimin no entendía muy bien porqué su abuela nunca lloraba, a pesar de todas las cosas que parecía guardar en su corazón con el paso de los años.

Alguna vez, siendo un niño todavía, le preguntó si acaso cuando uno se hacía mayor era más fácil no llorar por todo. Songyoung sonrió y con ternura le peinó el suave cabello detrás de la oreja.

No es así como funciona, pero sería más fácil, ¿no es así? La vejez sólo me ha traído canas y la experiencia de saber que las lagrimas no van a cambiar el mundo.

Jimin asintió reflexivo y después siguió haciendo su tarea, sentado en la mesa del jardín. La primavera había llegado pocos días antes y el reverdecer junto al canto solemne de las aves hacían de aquella tarde un paisaje idílico para sentarse y admirar la gracia de las hortensias saludando al sol tímidamente.

El suave calor en sus tobillos desnudos era tan cómodo y el ambiente tan tranquilo que Jimin no pudo imitar a los tiernos capullos del jardín, cerrando los ojos para voltear el rostro al sol y dejar que el astro dorado besara su diminuta nariz y coloreara sus mejillas y pecas.

—Ahí está la "pequeña flor".

La voz del abuelo causó un escalofrío y el pequeño se encogió en su lugar, apresurándose luego a tomar sus cosas de la escuela y ponerse de pie para entrar en la casa para evitar que el abuelo se enfadara de más con él y fuera peor.

—Sólo está haciendo su tarea — reclamó Songyoung con aprehensión, quizás un poco tensa —No está haciendo nada malo.

Pero para Lee Geumsoo cualquier cosa relacionada con su segundo nieto era malo. Geumsoo repudiaba al niño de una manera tan cruel que había comenzado a decir que había muerto con sus padres y que sólo el mayor de sus nietos vivía.

Jimin nunca pudo entenderlo, nunca quiso preguntar al respecto.

—¿Y para qué? —gruñó el hombre mayor —Es un bueno para nada igual que la mujerzuela de su madre. Seguro terminara en la calle como una rata, que sepa de una vez que no tendrá ni un centavo de mi dinero... para mí, él ni siquiera es un Lee

—¡Geumsoo, no digas esas cosas! Es sólo un niño.

—Un afeminado, eso es lo que es.

Jimin no quiso quedarse a escuchar más, no pudo. Pero mientras corría a su habitación huyendo de las palabras hirientes de su abuelo, las lagrimas no pudieron contenerse y Jimin, como siempre, terminó debajo de la cama llorando y deseando que las palabras de su abuelo fueran reales y él desapareciera para todos, que hubiera muerto como sus padres y nada de eso le doliera como lo hacía.

Taemin entró a la habitación y luego de un suspiro se agachó en el piso para mirar debajo de la cama, se encontró con su pequeño hermano abrazado a un viejo peluche de un perro amarillo, con la cara enrojecida y los ojos hinchados.

—Sal de ahí y deja de llorar, Jimin— dijo con dureza y extendió la mano para hacerlo dejar su escondite. Ante la luz diurna que inundaba la habitación, Jimin observó el labio partido y el moretón en la mandíbula de su hermano mayor. En silencio, Taemin le limpió las lagrimas y acomodó su ropa, sacudiéndolo del polvo—. Llorar es sólo para maricas, al abuelo le molesta.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 27, 2023 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

La noche de las luciérnagas ―NamMin°Minimoni―Where stories live. Discover now