El timbre sonó indicandome que había alguien en la puerta.
Perfecto, este no era el mejor momento para que salga de mi habitación.
Terminé de colocarme la camiseta antes de salir corriendo por la puerta.
No había rastro de Rydel ni de Ratliff, tal vez ellos fueron los que salieron y se quedaron afuera porque no tenían la llave.
Recorrí la sala con mi mirada y llegué a ver que ________(1) seguía jugando en su habitación.
Ese niño nunca se cansaba...al igual que su padre.
Llegué a la puerta y la abrí.
...
-Hola, _______.
Oh no...
Me tomó solo 4 segundos darme cuenta de que la madre de Ross acababa de llegar y que todo en mí gritaba "Acabamos de hacer el amor"
Oh Dios.
Me puse roja.
-Wow.- dije, a invité a pasar y puse una sonrisa.- Que sorpresa, señora Lynch.
Me dirigió una tierna sonrisa, no voy a negar de que su madre es demasiado hermosa y adorable apesar de que me ha visto asi.
-Espero no incomodar.- dijo
-Claro que no.
"Soy yo la que debe estár incomodándola, porque acabo de follar a su hijo."
Pasó y se detuvo a mi lado.
Me abrazó y yo hice lo mismo, fue cuando me dí cuenta de lo que estaba pasando.
-Todo va a estár bien.- dije.- En serio, las parejas discuten todo el tiempo, pero lo arreglan.
Se separó de mí, aún manteniendo su sonrisa aunque estaba notablemente triste ahora.
Asintió.
-Solo espero que lo arreglemos pronto.
Sonreí una vez más para tranquilizarla.
-Lo harán.- aseguré.
La invité a sentarse y ella lo hizo junto a mí.
¿Había venido desde allá para verme?
"Claro que no, estúpida" me respondí. "Ha venido a ver a su recién follado hijo"
-¿Dondé está Ross?- preguntó y respondió mis preguntas.
-Oh, él está en la habitación... Ahora mismo le diré que venga.
Me puse de pie sin perder tiempo.
-¿También están aquí Rydel y Ellington?
-Sí.- respondí.
Todo esto sonaba muy mal, pero no pude mentir.
Mi casa parecía un lugar al que podían venir personas a tener relaciones abiertamente.
Oí que soltó un "Oh" pero yo ya había salido practicamente corriendo.
Pasé la habitación de Rydel y toqué la puerta.
-Rydel, tu madre está en la sala.- susurré y no esperé respuesta, fuí a la mía.
Abrí la puerta y me encontré con Ross recién salido de la ducha...bueno, gracias al cielo, estaba vestido pero tenía el cabello mojado.
Me recibió con una sonrisa.
Cerré la puerta atrás de mí sin hacer mucho ruido.
-Ross, tu mamá está afuera.
El espejo que estaba frente a mí me hizo ver como me veía realmente, y era mucho peor que lo que había creido.
Mi cabello estaba despeinado, y habían pequeñas marcas rojas en mi cuello, mis mejillas estaban ruborisadas, y los jeans y camiseta que traía puestos no eran la mejor opción para ocultar mi cuerpo.
