-¿A qué te refieres con "No me iré hoy"?
Esta no era la primera vez que mi voz se escuchaba por toda la casa, en realidad, estaba pasando bastante ultimamente.
Y él solo me miró y parte de la sonrisa que tenía en el rostro se desvaneció.
-No me iré hoy en la mañana, eso es todo.- se limitó a responder.
Dejé caer los brazos a los costados de mi cuerpo.
-¿Por qué?
Frunció el ceño.
Yo no intentaba arruinar la mañana, pero al despertarme y verlo aún acá, me había alarmado.
Él debería estár ahora mismo en un avión, llegando a Wisconsin. Y no acá. En la sala, luciendo de lo más tranquilo...a muchos metros de distancia de donde debería.
-Veo no te alegra que esté aca.
Me pasé las manos por el desordenado cabello que tenía.
No podían culparme, eran las 8 de la mañana. No me despierto como lo hacen las princesas en las películas...con el cabello perfecto y...
-Claro que me alegra, solo no entiendo porque estás aquí.
-¿Para qué necesitas entenderlo?
Suspiré.
No mr gustaba que me ocultara las cosas.
Caminé hasta la pared en la que estaba apoyado, y lo rodeé con mis brazos.
Él era malditamente perfecto, y mis ojos se alegraban de tener el honor de verlo, pero eso no quitaba la confusión que se paseaba por mi mente.
-Por favor.- supliqué.
-Llamé y cambié mi vuelo para hoy por la noche.- frunció los hombros quitándole importancia y rápidamente sus manos sujetaron mi rostro.- Quería quedarme un día más contigo.
"Mañana por la noche".
Hoy por la noche.
Eso de pronto me devolvió un poco de la confusción de ayer.
La conversación con mi padre.
Ayer esperé que termine de hacer sus llamadas pero cada vez que terminaba una empezaba otra.
Me quedé dormida en la llamada 6.
Había algo que realmente no tenía sentido para mí. Y no creía para nada que se había quedado un día más solo para "estár" conmigo.
Necesitaba saber que pasaba.
Y ahora era el momento perfecto para preguntarselo.
-Ayer...- moví los dedos por sus brazos.- Ayer mencionaste eso de cambiar tu vuelo.
-No lo hice.
-Dijiste "mañana por la noche", y asumo que te referías a hoy por la noche.
No pudo discutir eso, lo acababa de dejar sin salida.
Humedecí mis labios.
-Tuvo que ver con mi papá, lo sé. De otra manera no estarías aquí ahora.
-No es cierto.
-Ross.- insistí.
Trató de separarse de mí y también de dejarme de mirar a los ojos.
¿Qué ocultaba?
¿Por qué tan nervioso?
¿Por qué mi padre le había dicho que se quede conmigo?
Entonces se me ocurrió:
¿Que tal si Ross había hecho algo malo y mi padre lo sabía?
Yo estaba segura de que se había quedado porque mi padre se lo había pedido.
Mi padre le pidió que se quede conmigo...
Eso no podía estár bien.
No.
No, por favor.
¿Me ha engañado?
Sentí un golpe en el estómago.
