Capítulo IV

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De alguna forma habíamos conseguido una reputación en aquel barrio, rumores diciendo que éramos sicarios se extendieron y así como mucha gente empezó a temernos también hubo otra que quería contratarnos.

Nunca hicimos caso a ninguno, Nox quería que yo terminara de estudiar y lo priorizaba antes que cualquier otra cosa.

Nuriel y Nox tenían diecinueve por aquel entonces, yo había cumplido dieciséis y habíamos decidido ir a algún restaurante caro para celebrarlo. Todo transcurrió tranquilo, incluso en el lugar nos regalaron un pastel al saber que era mi cumpleaños.

Al salir, mientras caminábamos por las calles vacías, pasamos cerca de un callejón en el cual estaban peleando, o mejor dicho dándole una golpiza, tres hombres a otro y había uno mirando todo con aburrimiento.

Me llamó la atención así que me quedé mirando, quería ver cómo iban a matarlo pero solo lo golpearon y dejaron casi inconsciente.

—Aburrido.

El hombre que estaba a un lado lo escuchó y me miró, levantó una ceja y no apartó sus ojos de los míos mientras que yo solo le di una mirada indiferente.

—Vámonos —Susurró Nox a mi lado y me tomó del brazo para llevarme.

No sabíamos quienes eran, al día siguiente me olvidé por completo de ellos y con los chicos empezamos a elegir a la que sería nuestro próximo juego.

Estábamos en una plaza sentados los tres, yo entre medio de ellos tomando un batido de café. Una camioneta había pasado unas tres veces, ellos no lo notaron pero yo si, a la cuarta vez lo miré fijamente y se detuvo cerca de nosotros. Fue ahí cuando captó la atención de los chicos a mi lado, el hombre que bajó era ese mismo hombre del callejón.

Se acercó directamente a nosotros, Nox y Nuriel se tensaron.

—Si hay problemas —Susurró Nuriel.

—Corre sin mirar atrás —Terminó Nox.

Yo solo asentí con la cabeza sin dejar de tomar mi bebida ni de mirar al hombre que se detuvo frente a nosotros. Nos dio una sonrisa y abrió sus brazos.

—Niños —Su voz era rasposa—, un gusto en conocerlos —Tenía un acento que no podía identificar—. Tal vez me recuerden, nos vimos hace algunos días en un horrible callejón.

Nos miró. Al no tener respuesta de ninguno, se aclaró la garganta e hizo un gesto al hombre detrás de él que le alcanzó algunos papeles.

—Los estuve investigando, al parecer son muy famosos por ser una especie de... sicarios —Le alcanzó los papeles a Nox, quien los tomó y leyó—, quisiera probar sus servicios con ese hombre.

—No somos sicarios —Le dije.

—Oh, claro, claro —Siguió sonriendo como idiota—. Pero, dinero extra nunca viene mal y los rumores casi siempre tienen algo de verdad.

Estuvimos varios minutos en silencio, hasta que Nox terminó de leer, se dieron una mirada con su hermano mientras yo miraba fijamente al hombre hasta que me harté.

Me puse de pie y me fui de allí sin prestarle atención, alcancé a escuchar que Nox le decía algo y luego de unos segundos estaban caminando conmigo.

—¿Ahora somos sicarios? —Pregunté con ironía sin mirarlo.

—Dinero es dinero —Respondió Nox.

—Además podrás torturarlo y jugar todo lo que quieras con él.

Lo pensé, no me emocionaba mucho pero aún así no los deje solos y lo hicimos.

La vida de Lilith (Borrador)Where stories live. Discover now