Capítulo XI

2 0 0
                                    


La policía resultó no ser tan incompetente ni tan negligente como creía, al final pudieron conectar algunos de los asesinatos que hicimos y se dieron cuenta que esas personas eran víctimas de los mismos asesino. De casos aislados fueron a parar a casos en conjunto de asesinos en serie totalmente peligrosos para la sociedad.

Fue grandioso ver fotos nuestras en la televisión y diarios, escuchar hablar de nosotros en las radios y en cada esquina de nuestra hermosa ciudad. Yo estaba en un éxtasis pero Nox no lo tomó así, se volvió más paranoico y sobreprotector, fue irritante.

Pasaron solo tres días de aquel evento, Nox entró a la habitación donde nos encontramos Nuriel y yo.

—En veinte minutos nos iremos de aquí —Fue lo que salió de su boca.

No nos miró, se dirigió directamente al armario y empezó a empacar su ropa en una maleta que había traído consigo.

Mire con confusión a Nuriel, el arranque de Nox era algo raro. Algo tendría que haber pasado para que tomara aquella decisión de irnos de nuestro hogar, de huir.

—¿Hay algo que quieras contarnos, hermano?

Nox se detuvo, estaba rígido, soltó un suspiro y se despeinó el cabello. Era inusual en él estar nervioso, parecía arrinconado por algo.

—Estuve hablando con Gustav —Dijo mientras estaba de espalda a nosotros y miraba hacia su maleta—, tiene varios informantes en la policía —Negó con la cabeza—, él preguntó sobre el caso de asesinatos en el que estuvimos involucrados. La policía ya sospecha de un asesino serial...

—Ya sabíamos eso, no es una novedad ni algo por lo que debamos preocuparnos —Lo interrumpió Nuriel.

—¡No es solo eso! —Exclamó mientras se ponía de pie y giraba hacia nosotros— Ellos ya están atando algunos cabos, pequeñas pistas que dejamos porque a Lilith —Me señaló con enojo— le parecía divertido. En cualquier momento pueden dar con nosotros.

—No es algo por lo que alterarse —Me puse frente a él—. Hace años que matamos y hasta ahora no nos han descubierto, ni siquiera nos tienen como sospechosos.

—¿Y quieres esperar a que nos tengan en la mira? —Preguntó alterado— ¿Eso quieres, Lilith? —Me tomo de las mejillas con ambas manos— ¿Acaso quieres hundirnos?

Nuriel se puso de pie y en un segundo estaba a un lado de nosotros, tomando una mano de su hermano y apartándola de mi cara, llamando la atención de Nox.

—Creo que te debes tranquilizar, Nox.

—¿Tú también quieres esperar aquí a que ellos vengan por nosotros?¿Acaso eres idiota, hermano?

—Tú eres el idiota, Nox —Volvió a poner su atención en mí— ¿En serio crees que dejaría que algo les pase a ustedes? —Estaba dolida— Creí que sabías lo que significan para mí, nunca pensé que llevarías a dudar —Tomé su brazo, el de la mano que seguía en mi mejilla, y lo apreté con fuerza—. Si tienes dudas a estas alturas sería mejor aclararlas o terminar esto aquí.

Moví su brazo, no me atrevo a mirarlo. No lo mire ni a él ni a Nuriel.

Tenía miedo de lo que pudiera ver en sus ojos, ¿por qué la duda ahora? Habíamos pasado por cosas peores, habíamos estado a punto de la muerte pero nunca habíamos dudado de ninguno.

Salí de la habitación, mi respiración empezó a agitarse y sentía una presión en mi pecho que hacía que doliera, no físicamente.

Me dolió decir aquellas palabras pero si ellos querían dejar todo en aquel momento, yo estaba dispuesta a hacerlo. No iba a obligarlos a estar atados a mí cuando no querían tenerme ni un centímetro cerca.

Fui directo a la cocina, me serví un vaso con agua y no pude beberlo, sentía un nudo en mi garganta y como el estómago se me cerraba. Tomé asiento y puse mis codos en la mesa mientras me tomaba del cabello.

¿Aquellos policías idiotas podrían encontrarnos? No, era improbable que pudieran descubrir que fuimos nosotros, incluso con las pequeñas pistas. No eran tan listos.

Sin embargo Nox tenía razón, algún día podrían descubrirnos y, cuando eso pasara, sería mejor huir que quedarse y ser atrapado.

Tendríamos que salir de la ciudad, pero no tenemos otro lugar donde ir. Ellos no tenían familia que nos aceptaran y mi única familia, mi asquerosa madre, estaba muerta. Pero teníamos nuestro dinero y muchos contactos en el mundo ilegal.

Fue ahí cuando la lamparita de las ideas se me encendió.

Yago.

Fue uno de nuestros clientes, matamos a su padre para que él pudiera heredar su dichosa empresa, y la dichosa empresa era nada más y nada menos que de inmobiliaria. Él podía conseguirnos una nueva casa en donde vivir.

También necesitaríamos nuevos documentos, pasaportes y papeles. Eso también lo tenía cubierto; Jhair Lombardo, un hombre que trabaja en el gobierno, nos ayudaría con eso.

Hombres corruptos y perversos, alimañas fresa clase hay en todos lados, en las empresas multinacionales, en los hospitales más reconocidos e, incluso, en los mejores gobiernos.

Y lo mejor de que esas alimañas existan era que la mayoría le debía favores a gente como nosotros.

—Lo siento —La voz de Nox me tomó por sorpresa.

No me había dado cuenta cuando apareció en la cocina y se sentó a un lado mío.

—¿Por qué te disculpas? —Susurré.

—Estaba alterado —Suspiró—, no tenía razón para tratarte como te trate, ni tampoco para decir las cosas que dije —Acarició mis mejillas, las que antes había agarrado con enojo y ahora las tocaba con cariño—. Tampoco tengo dudas sobre ti... sobre nosotros.

—Eso no parecía hace unos... diez minutos.

—Bueno... hace unos diez minutos me había enterado que la policía, posiblemente, nos puede descubrir —Me dio una sonrisa— y, basándome en nuestro historial, la sentencia más leve que nos darían sería cadena perpetua.

—¿Cuál sería la más pesada? —Puse mis manos sobre las de él y sonreí.

—Yo diría que... la muerte.

—Que miedo —Solté con ironía.

—Entonces... ¿Estamos bien? —Preguntó con inseguridad.

—Claro que sí, idiota.

—¡Se arreglaron! —Gritó Nuriel mientras entraba corriendo y nos tomaba a los dos, a Nox y a mí, en un abrazo.

Luego de aquella reconciliación tan sentimental, les conté lo que había pensado. Nox me escuchó atentamente, con una mirada seria.

Era difícil, en algún punto, entender del todo a esos hermanos tan diferentes e iguales a la vez, pero allí estaba lo fascinante.

Nox contacto con Jhair, mientras que Nuriel se ocupó de llamar a Yago. Yo, por otra parte, me puse a guardar nuestras cosas y a eliminar cualquier rastro que podríamos dejar, Nox me había enseñado muy bien a hacer eso.

En menos de una hora ya tenía todo listo. Nox nos había dicho que Jhair nos llamaría cuando tuviera los documentos listos, se tardaría máximo tres horas, y Nuriel nos dijo que Yago tendría nuestra nueva casa lista para cuando lo llamemos nuevamente.

Sabíamos desde el comienzo dónde iríamos a tener nuestra nueva vida.

Una ciudad costera, a cuatro horas del lugar donde estábamos en ese momento. Era el sueño de Nuriel conocer esa ciudad, ver aquellas playas y cuando supo que nos mudariamos ahí no pudo ocultar su emoción.

Las próximas horas las pasamos, gracias a Nox, limpiando hasta el mínimo detalle. A pesar de eso, Nuriel estaba con una sonrisa que hacía que su entusiasmo se me contagiara.

Al final el tiempo fue solo un parpadeo y cuando nos dimos cuenta ya estábamos dejando el que fue nuestro hogar.

—Adiós, dulce hogar —Susurré cuando cerré aquella puerta.

La vida de Lilith (Borrador)Where stories live. Discover now