Capítulo XII

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Aquella ciudad costera era realmente hermosa. La brisa marina de las mañanas era encantadora, caminar con los pies descalzos en la arena de noche y con la luna iluminando todo era lo que más me gustaba. Yago nos había conseguido una casa hermosa, Jhair cambió nuestros nombres.

Me pinte el cabello de negro y, además, me corté un flequillo. Nox también tuvo que teñir su cabello castaño a un negro, ahora sí era mucho más parecido a Nuriel, exceptuando sus ojos ámbar.

Fue divertido teñir su cabello ya que Nox se quejaba cada cinco segundos, Nuriel no podía aguantar la risa y era regañado por su hermano.

Realmente fui feliz en esos momentos. Los añoro.

—Bonita —La voz de Nox se escuchó a mis espaldas, pude sentir como me abrazaba y dejaba descansar su mentón en mi hombro— ¿Extrañas divertirte?

Lo había pensado las últimas semanas, si extrañaba matar, sentía como un vacío en el pecho que por más que quisiera no podía llenarlo con otra cosa.

Pero, al mismo tiempo, sabía que Nox tenía razón al decir que debíamos pasar desapercibido por un tiempo, mantener las apariencias hasta que nos sintiéramos seguros en aquel lugar.

—Lo extraño —Le respondí mientras ponía mis manos con las suyas— pero... es relajante estar con ustedes dos en esta tranquilidad.

—¿Estás segura? —Asentí con la cabeza— Nuriel está haciendo la comida, es mejor que vayamos a chequear que no haya quemado nada —Me dio un beso en la mejilla.

Fuimos a la cocina, con nuestras manos unidas. Para sorpresa de Nox y mía, Nuriel había cocinado unos spaghettis con salsa que estaban deliciosos. Realmente mejoró demasiado en su cocina, pensar que al comienzo quemaba hasta el arroz.

—¡Es sorprendente!

—¡Lo sé! —Me respondió, emocionado— ¡No queme nada!

Nox se rió de su hermano y pasamos a comer lo que Nuriel preparó. Me daba cierta ternura esos momentos con ellos, en especial Nuriel que no llegaba a ser así con nadie más que con nosotros.

—Puede que no se haya quemado pero lo que importa es el sabor —Lo molesto Nox.

—Está delicioso, la próxima vez no comerás.

—¡Oh, por favor! No te enojes, hermanito.

Pero era demasiada tranquilidad para ser nuestras vidas y, así como un águila atrapa a su presa sin esta haberse percatado del depredador, fuimos sorprendidos en nuestra nueva casa.

Eran alrededor de diez personas apuntando a nuestra cabeza, Nox y Nuriel se pusieron de pie y de manera rápida me llevaron detrás de ellos. Nosotros estábamos en desventaja, no contábamos con ningún tipo de arma en esos momentos.

Podía sentir la respiración agitada de Nuriel y el cuerpo tenso de Nox. Los hombres que nos rodearon no hablaron en ningún momento, solo nos tenían ahí, acorralados.

—¿Quién carajo son y qué mierda quieren? —Les dije con altanería.

Ninguno respondió.

Se escucharon pasos viniendo hacia nosotros, dos de esos hombres armados dieron paso a uno más que se detuvo frente a nosotros.

—Vaya valentía —Su voz era ronca y con un deje de diversión.

—¿Qué quieren? —Preguntó Nox mirando serio a aquel hombre.

—Primero las presentaciones —Dio un aplauso—. Mi nombre es Noah Valente, es un placer conocer a los sicarios más famosos del país —Sonrió.

El hombre no era tan alto, pero tampoco era bajo, tenía una ligera panza pero tampoco sobresalía. Por su físico podría decir que tendría entre treinta a cuarenta años, en ese momento no tenía la menor idea.

La vida de Lilith (Borrador)Onde histórias criam vida. Descubra agora