Capítulo VIII

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Era tarde en la madrugada, estaba en la cama mirando algo en la televisión, esperando a que Nox y Nuriel vuelvan.

Nos habían contratado para un trabajo, secuestrar y torturar a un empresario famoso, que tenía negocios turbios y se metió con las personas equivocadas.

No me había quedado porque quería, me estaba sintiendo mal y, a pesar de mis negaciones, ellos me obligaron a quedarme. Prometieron no tardar mucho y hacer las cosas rápidamente pero ya estaban por dar las cinco de la mañana y no había rastros de ellos.

Estaba empezando a preocuparme, cuando ellos decían que volverían rápido en menos de tres horas ya estaban de vuelta.

La inquietud de que algo malo les hubiera pasado, la ansiedad me carcomía desde el interior de mi cuerpo y mente, el nerviosismo no me dejaba pensar con claridad.

¿Se retrasaron porque algo malo les pasó? Tal vez solo les pareció tan divertido que quisieron seguir, después de todo llevábamos un tiempo sin matar a nadie.

Luego del incidente con Michael habíamos parado, estuvimos descansando y a la espera de ver algún movimiento extraño cerca. Nos habían amenazado pero no creía que era más que unas simples palabras vacías, Nox pensaba lo contrario y estuvo más paranoico con la seguridad, por supuesto que Nuriel estuvo de su lado.

Los segundos pasaron a minutos y los minutos se volvieron una eternidad. En menos de lo que pude imaginar se hizo de día y ellos seguían sin aparecer.

Empecé a comerme las uñas, morder mi labio, a mirar cada cinco minutos por la ventana y a mirar hacía la puerta de la casa cada vez que escuchaba algún sonido, tal vez imaginaba el ruido pero no sabría decirlo con certeza. No salí de la casa, me quedé esperando.

Se hicieron las doce del mediodía, comiendo en la mesa sola a esas alturas tenía a mi cabeza debatiendo, ¿debía salir en busca de ellos o quedarme a esperar?

Una parte de mi cabeza me decía: "si me voy tal vez volverán en ese momento" pero al mismo tiempo había otra que la contradecía: "¿que tal si no van a volver? Tal vez están esperando a que vayamos a salvarlos"

Ni siquiera pude dar un bocado a la comida, tenía varios pensamientos rondando mi cabeza que no me dejaban concentrarme en otra cosa, mi estómago se había cerrado y cualquier cosa que intentara comer me hacía sentir mal, tenía ganas de vomitar lo que comía.

Se hicieron las tres y media de la tarde, sentada en el sofá de la sala, mirando la puerta y esperando. Más de doce horas habían pasado y ellos todavía no aparecían. Tomé mi decisión finalmente y fui a cambiar mi ropa.

Tenía toda la información del trabajo que debían hacer, Nox era bastante organizado, después de leer todo el archivo detallado me puse en marcha a la vieja casa. No sabía conducir así que el trayecto se hizo más largo, y con la ansiedad fue todavía peor.

En cuanto entré a la casa fui directo en busca de lo que necesitaba: armas, y cuando tuve todo listo me puse en marcha hacia el lugar al que podrían estar mis chicos.

El viaje fue largo, mis nervios no bajaban y la inquietud se volvía más fuerte. Tenía miedo de lo que podría encontrar, quería encontrarlos bien y que me dijeran con una sonrisa "te tardaste mucho" para luego decirme que era una pequeña broma.

Tenía miedo de encontrarlos heridos o, aún peor, muertos. Porque ellos eran lo único que tenía y no quería volver a quedarme sola.

Para cuando llegué al lugar el sol ya se había ocultado, dejando en su lugar a una hermosa luna bañando con su luz a todo lo que estuviera dejando de ella. El lugar era un granero en medio de un descampado, un lugar tétrico.

Caminé con seguridad hasta la entrada del lugar, aunque por dentro estaba temblando de nervios por lo que podría esperarme allí. No vacile y abrí las puertas del lugar, como si fuera la dueña de todo aquello, no había visto a absolutamente nadie afuera pero al entrar fue diferente.

Nox y Nuriel estaban en medio del lugar, atados cada uno a una silla, bañados de sangre seca y sangre que todavía salía de sus cuerpos, tenían cortadas y golpes por todos lados, incluso pude ver una herida de bala en los dos.

Mi corazón se detuvo en el instante en el que mis ojos terminaron de inspeccionar sus cuerpos y mi mirada se cruzó con las de ellos.

—¿Qué mierda les hicieron? —Grité, o tal vez susurré, ni siquiera sabía cómo podía hablar en ese momento.

Las lágrimas brotaron de mis ojos y me acerqué con rapidez a ellos. Mi corazón empezó a latir demasiado rápido, sentía un nudo en la garganta y era como si el aire me faltara. Tomé en mis manos la cara de Nox y luego hice lo mismo con Nuriel, recorrí mis ojos por cada facción de sus rostros.

—¿Qué carajos pasó? —Se me quebró la voz.

Antes de que pudiera desatarlos pude sentir como alguien se movía detrás de mí. No era uno, sino varios. Me apresure y actúe antes que ellos, me giré sobre mis pies y les tiré un gas, para ocultarme entre ellos. Cuando estuvieron lo suficientemente aturdidos empecé con los disparos, fueron cayendo uno por uno y los que quedaron para cuando el gas se disolvió fueron unos pocos.

Cuando me dispuse a acabar con ellos pude escuchar como alguien aplaudía y se acercaba.

—Es usted realmente sorprendente —Era un hombre bajito, un poco regordete y con sonrisa petulante.

—No sé quién mierda sea usted pero le doy cinco minutos para que se presente antes de mandarlo con Hades —El solo rio luego de escucharme.

—Parece que no entiendes la situación en la que te encuentras ahora.

—Parece que usted no entiende de lo que soy capaz —Lo interrumpí.

—Me gusta tu actitud y me gusta como trabajas —Señaló a los hombres muertos en el suelo—. ¿Qué te parece si hacemos un acuerdo? Después de todo, tú me serías útil, sería un desperdicio matarte.

—Sus cinco minutos terminaron —Susurré.

Una, dos, tres, cuatro, cinco balas me bastaron para matar a los únicos que quedaban por matar. El hombre se quedó estático, mirando todo con fascinación y miedo.

—Trabaja para mí y te daré todo lo que quieras —Se apresuró a hablar.

—Cierra tu maldita boca.

Me acerque a él como una pantera se acerca lentamente a su presa antes de saltar sobre ella y matarla de un solo mordisco. Cuando lo tuve frente a mí lo empujé de una patada al suelo, cayó fácilmente, tiré mi arma a un lado y eso pareció aliviarlo.

—Sabía que te interesaría trabajar conmigo —Sonrió con nerviosismo.

—¿Quién dijo eso?

Sorprendiéndolo saque un cuchillo de uno de los bolsillos de mi pantalón y le di un corte a su tráquea, la sangre empezó a brotar manchando mis manos y sus ojos me miraron en todo momento, hasta que la vida abandonó su cuerpo.

Me volteé hacia mis chicos, Nuriel estaba mirando todo mientras que Nox parecía estar a punto de desmayarse. Me apresure a soltarlos y ponerlos de pie.

—Perdón por haber tardado tanto —Susurré mientras los abrazaba a ambos.

Creo que ese fue el día en el que más lloré en toda mi vida, al igual que ellos, porque, aunque sea poco creíble, incluso Nox lloró.

—Lo que importa es que viniste —Nox tenía la voz rasposa.

—Pudiste haber terminado como nosotros, no tenías que haber venido —Nuriel fue quien me regañó y yo solo sonreí.

—Ahora lo importante —Nox se separó de nosotros— ¿Cómo volvemos?

La vida de Lilith (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora