Capítulo X

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Cuando termine, por fin, el secundario recibí un regalo especial por parte de Nox y Nuriel.

Primero tuve la graduación, en la cual me dieron el diploma y ellos fueron a verme, incluso invitamos a Gustav. Lleve un vestido negro al cuerpo, corto, con un escote no tan pronunciado y mangas transparentes; Nuriel y Nox llevaban, ambos, trajes negros. Estaban tan guapos que incluso yo me puse a babear por ellos.

Gustav me recibió con un abrazo, al igual que mis chicos solo que con la diferencia que ellos me dieron un ramo de rosas cada uno.

Fue una noche hermosa, luego de la graduación fuimos a un restaurante muy elegante y caro, no fui a la fiesta que hubo al terminar de entregar los diplomas ya que no me interesaba en lo más mínimo. Esa cena es uno de los recuerdos más hermosos que tengo.

—Nuestra hermosa Lilith —Suspiró Nox—, creo que es demasiado obvio lo orgullosos que estamos de ti —Ambos hermanos tomaron, sobre la mesa, una de mis manos cada uno.

—También está de más decir lo mucho que te amamos —Continúo Nuriel—, por eso tenemos un regalo muy especial para ti.

—¿Qué es? —Pregunté emocionada, sin poder evitar sonreír.

—Lo sabrás luego de terminar la cena.

—Pero la cena ya terminó, Nuriel —Me quejé.

—Estás muy ansiosa, bonita —Sonrió Nox— ¿No puedes esperar un poco más?

—No —Respondí tajante a lo que ellos dos se miraron entre sí.

—Bueno, si no puede esperar es mejor hacerlo ahora, hermano —Dijo Nuriel mientras me miraba y sonreía.

—De acuerdo —Aceptó Nox mientras suspiraba con una sonrisa.

Me pidieron esperar un segundo mientras chequeaban que todo estuviera listo, segundos que esperé ansiosa mientras terminaba de comer mi postre. Nox no soltó mi mano en ningún momento mientras llamaba por teléfono a alguien, Nuriel había marchado con la excusa de preparar el último retoque del regalo.

Me pareció que el tiempo pasaba más tarde de lo normal, me empezaba a sentir inquieta.

—¿Cuánto tardarán? —Le pregunté en un susurro a Nox, quien me ignoró.

Luego de un rato, diez minutos para ser exactos, apareció Nuriel con una gran sonrisa y un bolso. Se sentó de nuevo en el lugar donde estaba antes, Nox ya había terminado con su llamada y yo con mi postre, y nos habíamos puesto a charlar de cosas triviales entre los dos.

—¿Entonces? —Pregunté impaciente— ¿Mi regalo?

Nox y Nuriel se miraron entre ellos y creció una sonrisa en sus rostros mientras me respondían al unísono.

—Todo esto es tu regalo.

—¿Qué? —Dije confundida y sin lograr procesar sus palabras.

—Muestrale, Nuriel —El aludido asintió con la cabeza mientras abría el bolso que trajo.

Dicho bolso estaba repleto de armas, algunas granadas y, tal vez, tres o cuatro cuchillos. Los miré sorprendida y ellos no dejaron de sonreír.

—Nuestro regalo son todas las personas aquí dentro.

—Nuriel se encargó de todo, todas las salidas están bloqueadas —Empezó a explicar Nox—, con ayuda de Gustav conseguimos aislar el lugar para que no haya electricidad en... —Miró su reloj— siete minutos y, además, los celulares no podrán ser usados en un plazo de veinte minutos.

—Tiempo suficiente para que te diviertas con todos aquí —Terminó Nuriel.

—Esperen, ¿Cómo van a lograr bloquear la señal de todos los celulares del lugar?

—Fácil.

—Inhibidores de señal —Dijo Nox encogiéndose de hombros.

—Y lo consiguieron de...

—Gustav —Respondió Nox.

Luego, sin perder más tiempo, me puse a ver todo lo que había en el bolso, no recuerdo bien todo lo que había pero se podía resumir en armas, cuchillos, un par de granadas, uno que otro mazo y gas.

Sonreí como una niña a la que le habían dado una bolsa llena de sus dulces favoritos.

Tomé una nueve milímetros, para empezar estaba bien. Me levanté de la mesa y fui hasta el centro del salón, quería que todos me vieran bien. Disparé una bala al techo y fue lo único que bastó para obtener silencio y la atención de todos, quienes se habían agachado, menos Nox y Nuriel que miraban con una sonrisa hacía mí.

—Lamento mucho interrumpir la linda velada que tenían —Miré a mi alrededor—, de hecho no lamento nada —Sonreí—. La cosa es, hoy me gradué de la secundaria, pueden aplaudir y felicitarme.

El silencio seguía, algunos me miraban asustados y otros trataban de ver a su alrededor, buscando un lugar por dónde escapar.

—No escucho los aplausos —Grité.

Automáticamente todos aplaudieron y hubo algunos que gritaron felicitaciones.

—Gracias, que amables —Sonreí.

Nuriel se me acercó, con calma y con la mirada de todos en él, y como no mirarlo si se veía demasiado guapo esa noche en especial.

—Deberías hacerlo rápido, solo son veinte minutos y hay mucha gente por aquí —Dijo cuando estuvo frente a mí.

Subió su mano a mi mejilla y la acarició con ternura mientras me miraba directamente a los ojos, fue acercándose poco a poco. Cuando tuvimos tan solo unos pocos kilómetros de distancia y podía sentir su respiración, se detuvo y miró mis labios.

—¿Esperas una invitación? —Susurré a lo que soltó una pequeña risa.

Llevó su mano a mi nuca y me agarró con fuerza, tirándome hacia él, juntando nuestros labios. Estaban fríos y pude sentir un ligero sabor a menta, lleve mis manos a sus brazos, sosteniéndome.

Poco a poco, lentamente fue metiendo su lengua y calentando el beso a cada paso, como subiendo escalones y calentándome.

Al final, Nuriel bajó la intensidad del beso, terminando siendo uno dulce y tierno, para separarse de mí mordiendo mi labio inferior.

—Termina rápido —Dijo agitado.

—¡Todos en fila india! —Grité soltando un disparo al techo.

Todos se apresuraron en hacerme caso, incluso los trabajadores estaban allí. Mientras que todos se ponían en orden yo me puse en busca de otra arma, en este caso, de un cuchillo.

Me acerqué a la primera mujer que vi, lloraba a cántaros. No estoy segura si era por su rostro o su ropa pero me desagradaba. La agarré del cabello y tiré con brusquedad al suelo, gritó de dolor al sentir su cara estrellarse con la superficie dura y yo solo sonreí mientras escuchaba los demás llantos y gritos.

Tomé de nuevo a la mujer del cabello y me agaché hasta estar cara a cara con ella.

—No lo tomes personal, muñeca —Susurré mientras ella temblaba.

Con el cuchillo le rompí un poco la ropa, dejando al descubierto sus senos sin sostén, deje un par de cortes en su pecho y en sus mejillas, incluso le corté el largo cabello que tenía. La mujer gritaba histérica, incluso intentó liberarse pero no lo consiguió, al final corté su garganta y la dejé desangrándose en el suelo.

Todos gritaron con horror y yo no podía evitar sentir el éxtasis, la emoción y excitación. Era inevitable para mí sonreír y sentirme agitada.

Esa noche sí que fue sangrienta, mate a unas diez personas sola y otras cinco con ayuda de Nuriel y Nox. A los que quedaron los dejamos irse, obviamente dejamos heridas en sus cuerpos.

Terminamos cubiertos de sangre y en la sala de nuestra casa, tirados mirando el techo.

—Fue fantástico —Susurré con emoción—, muchas gracias.

—Entonces si te gusto —Afirmó Nox.

—Me encantó —Asentí mientras mordía mi labio.

Al día siguiente éramos la noticia número uno. Tres sospechosos jóvenes que mataron y torturaron sin piedad a quince personas y dejaron a otras veinte heridas.

La vida de Lilith (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora