Capítulo III

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Nox era sorprendentemente bueno en la cocina, sus comidas eran una completa delicia. Todas las noches comíamos algo distinto y nunca sobraba nada, de todas formas Nox siempre reutilizaba las sobras para cocinar algo completamente distinto. Era algo así como un genio en la cocina.

También tenía algo con la limpieza, como una obsesión. Si algo se ensuciaba, aunque sea mínimo, él corría a limpiarlo. Por ello, siempre era él quien se encargaba de limpiar todo el desastre que hacíamos, incluso si no nos acompañaba se tomaba un tiempo para ir y limpiar todo.

Eran como dos cachorros de lobo, tiernos y leales pero al mismo tiempo sabías que podrían llegar a ser letales.

Un día Nuriel tuvo una idea, crear un cuarto insonoro para nuestros próximos juegos. A Nox le agrado, debíamos tener cuidado y a pesar de solo haber matado dos veces habíamos tenido suerte de que nadie en ese barrio se metía o prestaba atención a los gritos.

Así fue como empezamos a ahorrar por primera vez en nuestras vidas, reutilizamos un frasco grande de vidrio y le hicimos una ranura en la tapa, en la cual metíamos el dinero. Todos los días, los tres, dividimos el dinero entre lo que íbamos a usar y lo que guardariamos.

Pasó alrededor de un mes para cuando llenamos el frasco, pasamos la plata a una caja que teníamos escondida en nuestra habitación y volvimos a dejar el frasco vacío en la mesa de la cocina para volver a llenarlo.

Después de cuatro meses, y cuatro frascos llenos, empezamos con la construcción del cuarto, agrandamos la casa haciendo un piso más arriba, no solo construimos el cuarto insonoro sino que también otras habitaciones. Nuestra habitación pasó a estar en el segundo piso, construimos una pequeña sala y baños. En la planta baja dejamos la cocina, el comedor y la sala, la que fue nuestra habitación se convirtió en el cuatro insonoro.

Se podría decir que remodelamos casi toda la casa y quedó mejor de lo que estaba antes.

El nuevo cuarto lo estrenamos con la víctima que eligió Nox, sus padres. Algo más que teníamos en común era que teníamos padres terribles, los padres de Nuriel y Nox eran igual de incompetentes que mi madre.

Nox tenía marcas en su cuerpo de pequeñas quemaduras, a su padre le encantaba usarlo de cenicero y apagar sus cigarrillos en su hijo. Nuriel tenía cortadas, cortesía de su madre que probaba el filo de sus cuchillos en su segundo hijo. Y no solo era eso, poco tiempo después descubrí que su padre todas las noches violaba a Nox.

Su madre solo ignoraba los lloriqueos de su hijo mientras que Nox aguantaba y protegía a Nuriel, que se escondía en el armario. Nox aguanto todo durante trece años, hasta que se escaparon y vivieron en la calle, que para ellos era mucho mejor que vivir con sus padres.

Soportaron muchas cosas más que, a día de hoy, desconozco porque no quisieron contarme, por vergüenza y además por ser una etapa horrible que pasaron. Siempre los entendí y nunca los presione para que me lo contaran, pensaba que hablarían de ello cuando estuvieran listos y todavía pienso eso.

Tal vez creas que te cuento todas estas cosas para que sientas empatía por nosotros y pienses "las circunstancias los hicieron ser como son" o tal vez para que sientas pena por todo lo que pasamos y trates de justificar lo que hicimos pero no. Si estoy aquí para contar nuestra historia entonces la contaré desde el principio y sin ocultar nada.

Lo que pasamos fueron eventos desafortunados, cosas que pasan miles de niños pero no por eso aquellos niños terminan siendo ladrones o asesinos. Nosotros siempre tuvimos esa pequeña vena de maldad, sedienta por la vida de otros y lo mostramos desde una edad tan pura como lo es la niñez.

Nox y Nuriel un día tan solo aparecieron con sus padres, los habían engañado diciendo que consiguieron un hogar para vivir bien y querían intentar ser una familia. Por supuesto, durante todo el día actuamos como los perfectos niños, preguntaron por mis padres y la mentira del asesinato por venganza los conmovió.

Nuriel había conseguido robarle unas pastillas para dormir a la anciana que vivía a cinco casa de la nuestra, en la noche habíamos mezclado las pastillas con lo que sus padres bebieron y esperamos a que dieran efecto.

Los llevamos al cuarto insonoro, al que bautizamos como el cuarto de juegos, con unas cadenas que estaban ligadas al techo los atamos y dejamos suspendidos en el aire. Los dejamos ahí durante tres días, pasando hambre y sed.

Al cuarto día Nox entró al cuarto, no sé muy bien qué fue lo que hizo allí dentro pero salió después de unas dos horas y cuando salió tenía una sonrisa, la primera sonrisa que había visto en su rostro. Me dio curiosidad e intente entrar para ver en qué condiciones estaban sus padres pero no me dejaron hacerlo.

En el quinto día fue el turno de Nuriel, estuvo por cuatro horas dentro y, al igual que su hermano, salió con una sonrisa como si le hubieran dado el mejor regalo de cumpleaños. Y al igual que el día anterior, no me dejaron entrar a verlos.

El sexto día Nox les llevó pan y agua, luego los ignoraron por otros tres días sin dejarlos comer o beber algo.

Al décimo día entramos los tres, las personas frente a mí se veían fatal. Estaban pálidos y les costaba respirar, apenas podían parpadear y mantenerse despiertos. Sus ropas estaban desgarradas y con sangre seca, tenían heridas de quemaduras y cortadas por toda la cara y el cuerpo.

Decir que sentí satisfacción es poco.

Miré a los dos chicos a mi lado y ambos tenían en su cara una mirada de excitación, estaban pensando que poder hacer con ellos para disfrutarlos al máximo.

Realmente no sé muy bien que hicieron con ellos ya que fueron Nuriel y Nox los que se encargaron. Sentía que ese juego era para ellos y no para mí, fue por ello que no me metí hasta el último día.

Nox se acercó a su padre, quien abrió los ojos con terror e intentó irse para atrás pero no lo logró. Tomó las muñecas de su padre, quien seguía intentando resistirse, y lo soltó, haciendo que cayera al suelo automáticamente. El hombre no tenía fuerzas ni para ponerse de pie.

Sacó una cuerda de sus bolsillos y, poniéndose detrás de su padre, empezó a ahorcarlo. Los chillidos de dolor y el intento de hacer que el aire entrara en sus pulmones era lo único que se escuchaba. Su madre, quien estaba al lado presenciando todo, solo lloraba y miraba.

Luego de unos minutos, antes de que se desmayara, lo soltó. Tosió y se retorció en el suelo. Nuriel se acercó y empezó a patearlo con bastante fuerza.

—¿Sólo jugarán con él? —Pregunté soltando un suspiro— Su madre parece sentirse mal ya que la están ignorando.

Al escuchar esas palabras salir de mi boca la mujer me miró con rabia. La muy idiota pensaba que podía escapar sin sufrir algún rasguño, bueno... más de los que ya sufrió.

Nuriel solo me ignoró y siguió golpeando a su padre, pero Nox se acercó a ella, la abofeteó y luego la tomó de la barbilla para obligarla a mirarlo a él.

—Saca esa asquerosa mirada de tu rostro —Le susurró con rabia—. Eres tan inferior a ella que con solo estar en la misma habitación tendría que hacerte sentir halagada, porque tú nunca podrás tener el privilegio de ser como ella.

Aquellas palabras se quedaron clavadas en mi cabeza y van a seguir allí hasta el día que deje de respirar. Esos hermanos me trataron como a una reina, me hicieron sentir como una reina y me hicieron creer que era una reina. Gracias a ellos aprendí que soy mejor que todos los demás.

Verdaderamente me aburría solo mirar y sentía que yo no debía estar ahí, es por eso que me fui y los deje solos.

Salieron ambos a altas horas de la noche, cuando yo estaba a punto de dormirme en el sofá. Nox tenía la ropa teñida de sangre y Nuriel estaba igual, solo que con algunas manchas de sangre en la cara.

—Se ven fascinantes —Les dije mientras lamia mis labios.

Estaba hipnotizada por sus bellezas, más aún teniendo sangre encima de ellos.

La vida de Lilith (Borrador)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang