Capítulo 31

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Capítulo 31.

Al fin pude dejar el teléfono en la mesilla. Me pesaban los párpados.

Me recosté sobre la cama, sí, estaba cansada pero la curiosidad me estaba matando.

Joder seguramente es mentira, me intenté convencer a mi misma, pero una parte de mi misma quería encontrar algo para poder salir del ritual Cachilipúchili y poder estar con Calum, pero otra parte pensaba que el embaucador y estafador de Daniel no tenía nada y solo quería liarme para poder asesinar a los lobos y así saciar su estúpido odio hacia los licántropos.

Abrí los ojos, sentía la presencia de otra persona en la habitación. Quizá algunos piensen que es una tontería, pero yo podía sentir que había otra presencia en la habitación y que me estaba observando.

Una gran mano tapó mi boca y me removí en mi cama intentando separarme del extraño rápidamente. Mordí su mano con todas mis fuerzas y el desconocido se separó y pegó un grito que resonó por la habitación.

Fijé mi mirada en él. Daniel estaba recostado en una esquina con una mueca de dolor en la cara y agarrándose la mano como si se fuera a desangrar.

Que exagerado, pensé.

Sus ojos expresaban furia, pero en cambio sus rasgos estaban más que relajados, estudiando todo con frialdad.

Se levantó, se acercó a mí y se recostó sobre mi silla de escritorio.

- Veamos, ¿Quieres qué te diga cuál es el secreto de lo hombres lobo?

Asentí con la cabeza, este retrasado se estaba burlando de mí.

- Bien. – Se recostó apoyando sus brazos sobre su cabeza. – Es sencillo, solo necesitas limón y podrás matar a todos los que quieras.

Fruncí el ceño, eso no tenía sentido.

- ¿Y si es tan sencillo por qué no lo utilizas y acabas con su raza?

Hizo una mueca.

- En cuanto vieran un lobo muerto se me echarían a la yugular. – Hizo una pausa al hablar y señaló a su cuello. – Y no quiero morir, todavía no.

Me recosté mejor en mi cama.

Sabía que me estaba mintiendo, era imposible eso, que con solo tocarlos con un poco de limón se murieran. A parte, de haber sido así, Alex me lo habría dicho para darme ventaja, ¿No?

- Sé que no me crees. – Murmuró.

No se lo negué, no le creía, ya me había mentido varias veces, y esta vez solo era una estúpida mentira que salía de su sádica imaginación, sin ningún fundamento válido que aportar.

En un movimiento rápido sacó un limón bastante maduro y lo colocó delante de mis ojos.

- Ahora verás lo que pasa con el limón.

Agarró mi mano bruscamente y me arrastró fuera de mi casa, llegando hasta el pequeño porche de la casa de Calum.

Arrastró el limón por todo el porche, aplastándolo contra el suelo y golpeándolo, haciendo que cayera un poco de líquido sobre el suelo.

Hice una mueca.

Se levantó y sonrió satisfecho con su trabajo.

Vamos ni que hubiera hecho una obra de ingeniería.

Me alejé del porche mientras Daniel tocaba el timbre.

Os preguntaréis si temía por la salud de Calum o de Alex, no, no temía absolutamente nada, porque sabía que esto era un simple estúpida patraña.

Calum abrió la puerta y en cuanto llegó al porche impregnado de limón sus rodillas se doblaron y se tiró al jardín, colvusionándose y aullando.

Fui corriendo hacia él mientras se revolcaba sobre la hierba, aullaba y gemía de dolor.

Acaricié sus hombros y me miró fijamente.

Su piel se había vuelto de color rojo intenso y grandes ronchas marcaban sus brazos que estaban descubiertos.

- Joder, ¿Qué fue eso? - Miró alrededor, buscando alguna pista.

Me encogí de hombros, haciéndome la desentendida.

- No lo sé, pasaba por aquí y te empezaste a revolcar en la hierba, creía que te estabas quitando las pulgas.

Mi comentario pareció ofenderle porque miró fijamente con odio, mientras se levantaba y sacudía la hierba.

Miró hacia el porche y se estremeció visiblemente.

La sombra de Daniel se encontraba detrás de mi casa. Sus ojos brillaban de una forma especial mientras esbozaba una sonrisa maliciosa.

Así que era verdad, ¿Cómo lo sabía?

Calum retrocedió de su casa.

- Necesito que limpies eso. – Señaló al suelo del porche.

Fruncí el ceño, haciendo como que no sabía absolutamente nada sobre el tema.

- ¿Por qué?

- Por que sí. – Respondió cortante.

Su respuesta me sorprendió bastante, ¿Por qué no me quería decir lo del limón? Por que sabía perfectamente que él sabía lo que era.

Me miró fijamente, ordenándome que fuera por una bayeta.

Fui a mi casa rápidamente y recogí algunos productos de limpieza que se encontraban debajo del lavabo, en el armarito.

Calum me mandó frotar fuerte, mientras él, desde el jardín, supervisaba todo.

Creía que se me iban a salir las manos de tanto frotar.

Seguía frotando a cuatro patas y de espaldas a Calum.

Noto que alguien se acerca y golpea mi culo. Sé quien es. El estúpido de mi novio.

- Creo que ha valido la pena que frotaras un poco más.

Le aniquilo con la mirada, o sea, me ha estado obligando a frotar solo para mirarme el culo, pues para eso le enseño el culo sin frotar, menos trabajo.

Me ayuda a levantarme y me da un suave beso en los labios mientras se adentra en su casa.

Daniel salió de las sombras su sonrisa cada vez se ensanchaba más.

- ¿Te lo dije o no?

Asentí con la cabeza.

- ¿Cómo lo sabes? - Lo necesitaba saber, como había conseguido esa información.

Se encogió de hombros.

- No te importa. – Espetó mientras desaparecía de repente.

Miré alrededor buscando la silueta, una pequeña sombra, solo una pista para poder encontrar a Daniel y que respondiera de verdad a la pregunta.

Una mano golpeó mi hombro suavemente y giré para encontrarme con Alex, que me miraba completamente loco de la furia.

Sus ojos estaban levemente achinados y sus nudillos blancos de la presión de sus manos.

Gruñó mientras ensañaba sus dientes.

Colocó sus manos en su pelo y se dio varios tirones, haciendo ver que se lo quería arrancar.

Después de esos minutos de histeria total me miró fijamente esperando a que hablara.

Me cogió fuertemente de los hombros, ejerciendo demasiada presión y haciéndome daño, esto iba a dejar marcas de color púrpura, cuando…

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Nuevo capítulo. 

¿Por qué estará así Alex?, ¿Qué pasará? 

Hasta el próximo capítulo.

Mi vecino es un hombre loboOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz