17. Celos

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Cameron

– ¿De verdad tenemos que hacer esto Cameron? – Melody me miraba como si quisiera tirarse por el balcón.

– ¿Pretendes quedarte sentada en el sofá toda la cuarentena?

– Mmmm.... ¡Si! Como hago todo el año. – No pude evitar reírme ante su contestación.

Ayer había convencido a Melody para para hacer cosas juntos, no iba a desperdiciar el poco tiempo que me quedaba con ella.

Así que aquí estábamos, en mi salón a punto de hacer ejercicio juntos. Habíamos movido el sofá y apartado la mesa para tener espacio de sobra.

Antes iba al gimnasio varías veces por semana, me encanta hacer deporte. En cambio Melody parecía odiarlo, no habíamos empezado y ya se estaba quejando.

– ¡Tengo una idea! Tu haces ejercicio y yo te animo desde la cocina.

– Ni de coña. – Mi mente no podía entender como Melody podía tener semejante cuerpo sin ni siquiera hacer deporte.

Pusimos un vídeo de un entrenador en YouTube y empezamos a hacer los ejercicios que el hacia, planchas, flexiones, sentadillas, abdominales.

Melody hacía una o dos series mientras yo hacía unas cuantas más.

– Dime por favor que ya hemos acabado no puedo más.

La miré divertido. – Solo llevamos quince minutos y ¿ya estás cansada?

Se encogió de hombros y me miró seriamente.

– Que puedo decir, ser fitness is my pasión.

Dejé que Melody parara y yo seguí veinte minutos más haciendo todo tipo de ejercicios. Cuando acabé ella se metió en la ducha primero y yo esperé en el salón.

Había estado pensando mucho en que hacer con Melody, ¿debía lanzarme? ¿O esperar a que fuera un momento especial?

Una cosa tenía clara, no pensaba dejarla marchar de mi piso sin antes haberle comido la boca. Puede que el otro día, con el alcohol y el ambiente nocturno, me pusiera un poco moñas de más.

Estaba claro que Melody me había llamado la atención como ninguna otra chica había echo, pero tampoco estaba enamorado de ella ni nada parecido.

Simplemente había una tensión sexual que pensaba resolver. No os voy a mentir, creo que conquistar a Melody va a ser difícil, puede que sea su crush, pero no parece de las que se deja engatusar fácilmente. Y cuando me contó la historia de sus padres, me lo confirmó.

Puede, también, que hubiera estado stalkeando el Instagram de Melody. Me había sorprendido ver que tenía varías fotos con un chico, un tal Theo. ¿Sería su novio? Ella nunca había mencionado nada de que tenía un novio, ni actuaba como si lo tuviera pero en las fotos con ese chico parecía bastante cómoda y me dio ¿celos? A lo mejor.

También había algunas fotos de ella sola sonriendo y en las que salía guapísima. Pero la foto que más me gustó de su feed fue una que tenía con su abuela.

Normalmente la gente no suele subir fotos con su familia, es casi como si les avergonzara, pero a ella eso le daba igual, porque también tenía unas historias destacadas con fotos con el resto de su familia, pero la que más aparecía era su abuela.

Diría que Melody es una niña súper tierna si no hubiera visto con mis propios ojos la manera en la que se enfada o como baila reggaeton.

En ese momento Melody salió del baño con el pelo empapado y vestida, otra vez con una de mis camisetas y un pantalón corto. Me encantaba cuando se ponía mi ropa y le quedaba gigante.

– Ya puedes entrar, ¿Quieres que prepare la comida?

– Tu estás loca, la ultima vez que intentaste cocinar casi quemas mi piso. Tu quédate quietecita que mejor la hago yo.

Dicho eso me encerré en el baño y me di una ducha. Al salir me di cuenta que me había olvidado de coger la ropa así que, con la toalla atada en la cintura, salí del baño para cambiarme en la habitación.

Cuando salí Melody fijó sus ojos en mi, pude notar como se sonrojaba y como volvía a bajar la mirada a su móvil.

¿Te pongo nervioso? Quise preguntarle pero me contuve, aunque podía hacerla sufrir un poco.

– Sabes que. – Dije mientras me acercaba a donde estaba. Yo tenía el torso al descubierto y aún me resbalaban algunas gotas.

– ¿Si? – Dijo sin levantar la mirada del móvil y aún sonrojada.

– Creo que si que podrías ir haciendo la comida, solamente pon a hervir el agua.

– Vale... – Se levantó del sofá y miraba para todos los lados menos a mi, parecía ridícula, pero me gustaba causar ese efecto en ella.

Se colocó delante de la cocina y sacó una olla. Me coloqué detrás de ella.

– No, mejor coge esta. – Le dije prácticamente a su oído y pude notar como se le erizaba la piel. Me acerqué, cogí otra y se la intercambié tocando ligeramente su cuerpo. Ella lo notó dio un pequeño salto, estaba nerviosa.

Cuando la cogió no me separé, ¿tendría que haberlo echo? Pues sí, pero quería estar así de cerca de ella un ratito más.

Melody no dijo nada, estaba tensa y su mirada clavada en el suelo. No le veía la cara pero podría jurar que estaba roja.

Me separé de ella y noté como relajaba los músculos y soltaba el aire, que no sabía que había estado reteniendo. Me alejé de la cocina y me encerré en la habitación para ponerme algo de ropa.

Cuando salí, ya vestido, escuché como Melody hablaba por teléfono con alguien.

– ¡Ay Theo no seas tonto! – Decía mientras se reía. Oír el nombre de ese tal Theo hizo que me pusiera alerta.

– Estoy desando verte guapísima. – ¿Guapísima? El puto Theo me estaba tocando los cojones y me entraron ganas de quitarle el maldito teléfono.

¿Estaba pensando como un celoso maniático? Por supuesto pero no podía hacer nada evitarlo.

– Te tengo que colgar que voy a comer, te quiero y yo también me muero por verte.

¿Te quiero? A quien cojones le dices te quiero si no es tu novio. Me hervía la sangre pensar que otro tenía la suerte de besarla y tocarla.

Me daba igual que tuviera novio, Melody iba a acabar conmigo tarde o temprano y no sentiré ni un ápice de pena por ese tal Theo.

***

Instagram / TikTok: @madameofbooks

Cuarentena con mi crushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora