28. Me aburro

178K 11.2K 2.9K
                                    

Melody

– Me aburro.

– Yo me aburro más.

Llevábamos veinte minutos tumbados en el sofá sin hacer absolutamente nada. Se nos habían acabado las ideas para entretenernos, habíamos jugado a juegos de mesa, cocinado, hecho deporte... Tampoco es que se pudiera hacer mucho más en este piso diminuto, bueno, si se podía, pero no estaba preparada aún.

Cameron miraba a un punto y parecía querer clavarse el cuchillo de la cocina en la yugular, y a mi poco me quedaba.

– Deberíamos hacer algo. – Sabía que seguramente nos pasaríamos la noche pensando en que hacer y al final no haríamos nada, pero por proponer que no quede.

– A ver a mi se me ocurren muchas cosas que hacer. – Me guiñó un ojo y puso una sonrisa traviesa. Como respuesta, simplemente le tiré un cojín a la cara. – Vale, vale, pillado.

– Enserio, algo tenemos que poder hacer ¿no?

– Bueno... a mi se me ocurre una cosa.

– Que ya te he dicho que no vamos a follar. – Cameron rodó los ojos y se colocó más recto en sofá.

– Que no era eso, ¿por quién me tomas? – Levanté una ceja dudosa y dejé que siguiera hablando. – A ver, podríamos montar una fiesta.

– ¿Una fiesta? ¿Nosotros dos? Ni de coña, la última vez no salió bien. – Dije mientras recordaba su maravillosa idea de jugar a las preguntas y acabé borracha confesándole que era mi crush.

– Venga será divertido, además creo que ya se todos tus secretos vergonzosos. ¿Que puede salir mal?

La verdad no me fiaba ni un pelo de Cameron ni de su idea de una fiesta, pero era viernes por la noche, y volver a jugar al Pictionary sería más aburrido que ver crecer el prado.

– Está bien, pero con una condición, no me dejes beber mucho alcohol ¿vale? – Cameron se levanto ilusionado del sofá y salió directo a la cocina, empezó a sacar un montón de botellas de alcohol que no había visto nunca. – ¿Cómo es que tienes todas esas botellas ahí guardadas?

– No quieres saberlo, déjame y ve a cambiarte. – ¿Cambiarse? Parecía que iba muy enserio con lo de la fiesta así que entré en la habitación cogí algo ropa y me encerré en el baño para cambiarme y maquillarme un poco.

Cuando salí y entré al salón la música de reggaeton inundó mis oídos y me quedé con la boca abierta al verle. Cameron estaba guapísimo, se había cambiado y llevaba una camisa blanca con varios botones desabrochados dejando ver su pecho, su pelo rubio estaba igual de perfecto que siempre y sus ojos verdes tenían ese brillo característico.

Pero lo que más me sorprendió fue que había colocado todas las botellas encima de la barra de cocina como si fuera un bar y él su camarero.

– Toma asiento señorita que ahora mismo le preparo su bebida. – Cogió dos botellas y empezó a girarlas y hacer trucos con ellas, no sabía que estaba pasando ni como era que sabía hacer todo eso. Hizo el cóctel como un profesional y yo estaba sin palabras.

– ¿Dónde demonios aprendiste a hacer eso? – Dije mientras aceptaba el cóctel que me tendía y tomaba un sorbo.

– El dinero no crece en los árboles sabes.

– ¿Trabajaste como barman? – Una sonrisilla tonta apareció en mi cara al imaginarme a Cameron en una discoteca, pero se me borró al pensar con cuantas chicas debió ligar.

– ¿Te pasa algo? – Simplemente negué con la cabeza y puse una sonrisa forzada. Cameron se sirvió un cóctel para él y se sentó a mi lado. – ¿Imaginas que nos hubiéramos conocido en un bar?

– Seguramente nunca te hubieras fijado en mi. – Nunca lo había echo en el instituto y estoy segura que no habría mucha diferencia.

– Pues yo no creo eso. – Recorrió mi cuerpo con su mirada y puso una sonrisa pícara haciendo que me sonrojara. Se acercó hasta mi oído causando que un escalofrío recorra todo mi cuerpo. – Creo que si te hubiera conocido así no hubiera podido resistirme a llevarte a la cama, aunque eso también pasó el primer día que nos conocimos.

Rio al pensar en lo incómodo que fue compartir cama con él al principio, y aunque ahora también lo sea hay más confianza.

Seguimos hablando y riendo durante un buen rato, además de tomarnos alguna que otra copa de más. En este momento estamos los dos, borrachos, discutiendo sobre una tontería que ya ni me acuerdo.

– ¡Que no que no es así! ¡Yo tengo razón! – Aunque no supiera de que hablaba yo tenía que ganar. – Además que... ¡Ah! ¡Me encanta esta canción!

Empieza a sonar X de Nicky Jam y J Balvin y no pude evitar sonreír al recordar cuando Theo y yo la bailamos como locos en su cuarto.

– Si tanto te gusta baila conmigo. – Cameron cogió mi mano levantándonos a los dos y antes de que pudiera quejarme empezó a a moverse al ritmo de la música y entre el alcohol y las ganas de fiesta acabo bailando también.

Poco a poco el baile se vuelve cada vez más sensual, nuestros cuerpos están pegados moviéndose juntos. Sin siquiera pensarlo me giro poniéndome de espaldas y él coloca sus manos sobre mi cintura. No sentía vergüenza ninguna por culpa del alcohol así que empecé a bajar lentamente y a moverme restregándome contra él.

Cameron me pega más él y empieza a besar mi cuello, sus manos suben por mi cuerpo y en este momento ninguno estaba bailando, simplemente buscábamos una excusa para tocarnos, sentirnos.

Me giró buscando su boca desesperadamente, sus labios me reciben y clavo mis manos en su pelo. Su lengua se introdujo en mi boca causando una corriente eléctrica que recorrió mi cuerpo.

Nuestros besos se volvieron más desesperados e inconscientemente fuimos moviéndonos hasta entrar en la habitación.

Sus manos se posaron en mi culo apretándolo y volvieron a subir hasta mi cuello. Quería más, quería que el aire dejara de correr entre nosotros así que cogí los extremos de su camiseta y Cameron al ver lo que pretendía se la quitó el mismo.

Su torso desnudó me provocaba como ningún otro, me separé de sus labios y me agaché para enterrar mi boca en el hueco que había entre el hombro y la clavícula. Cameron se tenso y tiró de mi tumbándome en la cama.

Ahí siguieron los besos y las caricias, en un momento me quedé sin camiseta y sus manos acariciaban mis pechos por encima del sujetador. Nuestros cuerpos estaban tan cerca que notaba su erección a través del pantalón.

– Me vuelves loco Melody... – Sus besos fueron bajando desde mi cuello hasta la barriga. Volví a tirar de él uniendo nuestra bocas y empezando una batalla con nuestras lenguas.

Mis manos bajaron al broche de su pantalón pero el cogió mis manos parándome.

– Estas borracha no podemos hacer esto. – Sus ojos verdes se clavaron en los míos y seguían reflejando el deseo que sentía.

– Tu también estás borracho. – Pasé las manos sobre su abdomen y parece que tuvo que hacer un esfuerzo enorme para sepárame de él.

– Te prometo que vamos a hacerlo, pero no así. – Como si me cayera una jarra de agua fría me di cuenta de toda la situación, el olor a alcohol predominaba sobre cualquier otro y seguramente mañana ninguno de los recordaría com exactitud todo lo que hicimos.

– Está bien. – Me separé de él y cuando iba a levantarme de la cama él agarró mi brazo y me dio otro beso.Esta vez ni era un beso carnal, sino uno cariñoso que hizo que miles de mariposas revolotearan en mi estómago.

– Pero que sepas que me has dejado mal. – Dijo a la vez que señalaba su notoria erección. Me sonrojé y no fui capaz de decir nada. Simplemente cogí mi pijama y me fui al baño a cambiarme.

Bendita cuarentena y bendito hombre.

Cuarentena con mi crushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora