36. Salir adelante

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Cameron

La muerte es algo inevitable. Todos sabemos que tarde o temprano llegará el momento en que un familiar o nosotros mismos nos tengamos que marchar de este mundo, pero por mucho que lo tengamos asumido cuando llega la noticia se te cae el mundo a los pies.

Para Melody fue incluso peor, fue repentino, sin dejarle tiempo para asumir que su abuela se iba a ir, y sin poder despedirse de ella.

Aunque yo había perdido a mis abuelos era demasiado pequeño para recordarlo, menos con mi abuela paterna, que murió hace dos años. Sin embargo ella había estado meses en el hospital muy enferma, y aunque suene fuerte decirlo, sabíamos que se iba a morir, y tuvimos esos meses para asimilarlo.

Durante los primeros días, Melody, apenas hablaba, comía o dormía. Yo me había estado ocupando de ella, me aseguraba que tuviera las comidas echas, la intentaba distraer hablándole de algo y estaba ahí siempre que necesitaba un hombro sobre el que llorar.

Su actitud empezó a cambiar al escribirle esa carta a su abuela, seguía estando bastante afectaba pero empezó a hacer un esfuerzo para salir adelante. Volvió a ayudarme con las tareas de casa, había retomado las clases online e incluso había conseguido que se riera de vez en cuando.

Aunque hoy había estado extrañamente contenta, y demasiado cariñosa conmigo, y pronto descubriría el porqué.

Estaba en el sofá de la sala hablando con Liam cuando unas manos desde atrás me abrazaron y Melody empezó a darme pequeños besos por toda la cara.

– ¿Cómo está mi maravilloso novio hoy? – Se sentó al lado mía con una sonrisa demasiado forzada. Al ver que la estaba mirando con el ceño fruncido ella continuó hablando. – ¿Te he dicho ya cuanto te quiero? Eres el mejor enserio.

– Melody, ¿que cojones quieres? – La sonrisa se le fue borrando poco a poco de la cara al saber que la había pillado y yo no pude reprimir una risa.

– Mira voy a ir directa al grano, es que como me he perdido tantas clases tengo muchos trabajos atrasados y era por si tú me podrías ayudar...

Levanté una ceja a modo de duda y ella me miraba con una cara demasiado adorable, y me fue imposible decirle que no.

– Sí, te ayudaré... – No me apetecía una mierda hacer trabajos de instituto pero si era para ayudar a Melody las cosas cambiaban.

– Muchas gracias, enserio. – Se abalanzó sobre mi y me dio un beso, sus labios estaban igual de suaves que siempre y juro que es la mejor sensación de todas.

Nos levantamos del sofá y cogió todas las cosas que necesitaba, el IPad, las libretas y los bolígrafos. Melody me había dicho que fuera entrando en Google Classroom donde estaban los trabajos mientras ella iba al baño, sin embargo al entrar me pedían una contraseña.

– ¡Melody necesitó la contraseña de tu correo!

– ¡Yo que sé! ¡Mira en mi movil!

Cuando Melody estaba muy mal por lo de su abuela me había dado la contraseña de su móvil para que contestara a algunos WhatsApp, eso sí, nunca había entrado en su móvil sin su permiso ni había mirado otros chats sin su consentimiento.

Cogí su móvil y entré en sus notas donde seguro debía tener apuntado su contraseña del correo, y efectivamente, era la primera nota de todas, pero cuando entré me encontré algo muy diferente.

– ¡Espera no cojas mi móvil! – Melody salió apurada del baño y al verme con una sonrisa de oreja a oreja se quedó completamente paralizada durante unos segundos antes de venir hacia a mi para quitarme el móvil.

Me levanté y estiré mi brazo con el móvil, yo era mucho más alto que ella y aunque intentara saltar para cogerlo no iba a ser capaz.

– A ver a ver qué tenemos aquí... Decirle que me enseñe a cocinar.

– ¡Cameron para por favor! – Sus gritos y saltitos resultaban ridículos y sus intentos por coger el móvil eran en vano.

– También tenemos, jugar con Cameron a juegos de mesa.... – Las carcajadas salían solas de mi boca y Melody cada vez estaba más agobiada intentando arrebatarme el teléfono.

– ¡No tiene puta gracia! ¡Dame mi móvil coño!

– Espera espera que aún queda una más, escuchar más vinilos juntos. – Una vez que leí toda la nota bajé el móvil y ella lo cogió y se marchó enfadada al sofá. – ¿Que eran ideas para conquistarme?

– Cállate. – Melody se tapó la cara con sus manos, claramente avergonzada, pero a mi toda esta situación me hacía gracia.

– Así que vivo con una acosadora y no lo sabía. – Sabía que no le estaba haciendo ni puta gracia pero al ver que ella no me contestaba ni me decía nada me acojoné un poco. – Eh Melody que era una broma...

Ella seguía en el sofá con la cara completamente tapada y de pronto empecé a escuchar unos sollozos de su parte, ¿estaba llorando?

– Ey perdón... – Ell miedo de que me dejara o se enfadara conmigo se apoderó de mi. Puede que aún estuviera demasiado sensible por su abuela y yo solamente había empeorado todo.

Me acerqué a donde estaba ella y con cuidado me senté a su lado, la sensación era parecía a andar por un campo de minas.

– Mel la he cagado, perdóname...

Sus sollozos se hicieron más fuertes, joder si es que soy gilipollas. Pero algo no me cuadra, sus sollozos se volvieron raros... Acaso... ¿Se estaba riendo?

Separó las manos de su cara y empezó a morirse de risa y solté el aire que ni sabía que había estado reteniendo.

– Que hija de puta. – Al final acabé uniéndome a sus risas, porque tenía que admitirlo, me la había jugado pero bien.

– Tenías que haberte escuchado, estabas muerto de miedo.

Siguió riéndose durante lo que pudieron ser horas y, a pesar de que había quedado como un gilipollas, volver a verla reír era lo mejor del mundo. Lo único que ella se merecía eran cosas buenas y después de toda la mierda que ha tenido que vivir me alegraba ver que seguía siendo la misma Melody de siempre.

***

Muchos me lo estáis preguntando, la historia aún NO ha terminado. Le quedan varios capítulos... aunque está llegando a su fin a nuestros protagonistas aún les queda vivir algunas cositas más.

Gracias por leer la historia, os adoro...

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