24. Esto aún no acaba

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Melody

Las cuarentena se acababa mañana y yo ya había empezado a guardar las cosas de nuevo en la maleta.

Por una parte quería irme para ver a mis padres, y a mi abuela sobretodo. Pero otra parte de mi quería quedarse aquí, con Cameron. Me daba rabia que justo cuando habíamos empezado algo me tuviera que ir.

Tengo un nudo en la garganta mientras guardo mi ropa y no puedo evitar echar un vistazo al montón de camisetas de Cameron. Había empezado a usarlas y me gustaba llevar algo de él y seguramente nunca más volvería a llevarlas puestas.

Estaba tan inmersa en mi mundo pensando en todo lo que había vivido en tan solo dos semanas que no me di cuenta que Cameron había entrado en la habitación.

– ¿Que haces? – Estaba apoyado en el marco de puerta y tenía una expresión seria en el rostro.

– Recogiendo mis cosas, pronto me iré. – Al decir eso último Cameron se puse recto y un poco tenso.

– Aún no se sabe cuándo abrirán los aeropuertos, puede que estes aquí más tiempo. – Aunque me lo decía a mi parecía que se estaba convenciendo a si mismo. ¿Acaso quería que me quedara?

– Dejaré algo de ropa fuera para el tiempo que esté aquí, pero es mejor que vaya guardando todo. – Las ultimas palabras se me entrecortaron, sabía que si seguía con esta conversación acabaría llorando y no pensaba derrumbarme delante de él.

– Como quieras. – Dijo molesto. – En diez minutos está la comida. – Sin decir nada más salió de la habitación cerrando la puerta.

No pude seguir recogiendo, todo me daba demasiada pena. Me senté en la cama y empecé a recordar cuando me recogió en la puerta de aquel hotel.

No tenía ni idea de que en cuanto me subiera a su todoterreno la vida me cambiaría completamente. Nunca me imaginaría que el engreído de Cameron Holt, por el que suspiraba en el instituto, podría llegar a ser amable, e incluso romántico.

Pero no puedo seguir pensando en eso, lo mejor es asimilarlo y concienciarme de que Cameron solo será un bonito recuerdo de mi pasado y me quedaré con lo que pudo ser pero nunca fue.

Salí de la habitación y como había dicho, la comida ya estaba lista. Me senté y ni siquiera me dirigió la mirada, comimos en silencio la mayor parte del tiempo hasta que Cameron, por fin, decidió decir algo.

– ¿Tú quieres irte?

– ¿Qué? – Esa pregunta me pilló desprevenida.

– Lo que escuchas, quieres marcharte de aquí.

– Quiero ver a mi familia... – Ni siquiera me dejó terminar la frase porque se levantó mientras recogía bruscamente los platos. – ¿Qué te pasa?

– No me pasa nada. – Estaba claro que le había enfadado que no le hubiera dicho que quería quedarme pero ni siquiera me había dejado terminar la frase.

Quería decirle que también quería estar con él, que quería conocerle aún más, que me moría por besarle y todo lo que él quisiera. Porque, para que mentir, haría lo que Cameron me pidiera.

– Cameron... – Me levanté de la mesa y me acerqué hacia el grifo de la cocina. Cuando estaba cerca de él se giró me cogió de las muñecas y me habló muy serio, como nunca lo había echo.

– No Melody, guardate tus palabras para alguien que las quiera escuchar, me equivoqué contigo.

Sus palabras me sentaron como una patada en el estómago, peor, fue como si una bala me acabara de disparar en el pecho.

Llamarme sensible o blanda pero no creo que me mereciera eso. Me equivoqué contigo ¿Enserio? Si ni siquiera le ha dado tiempo a conocerme al 100%.

Una lágrima se me resbaló por la mejilla sin poder evitarlo y Cameron se dio cuenta. En cuanto la vio su expresión cambió se relajó y me levantó lo mirada con uno de sus dedos.

– Ey perdón, no lo decía enserio. Simplemente pensé que tú también querías estar conmigo. – Me seguía pareciendo extraño cuando Cameron se abría de esa manera, pero me encantaba que expresara sus sentimiento, al menos él si se atrevía.

– Si me hubieras dejado terminar te hubiera dicho que también quería quedarme aquí contigo, pero eres un dramático. – Una sonrisa apareció en su cara y nos quedamos mirando unos segundos. Poco a poco el se fue acercando para darme un beso y cuando nuestros labios estaban a punto de tocarse... mi madre me llamó al teléfono.

Cameron fulminó al móvil con la mirada y me soltó para que pudiera responder.

– Hola mamá, ¿pasa algo? – Seguro que notó la irritación en mi voz.

– ¿¡Que si pasa algo!? ¡Es que acaso no ves las noticias! – No sabía a lo que se refería así que fui corriendo hasta el salón, cogí el mando de la tele y la encendí. Lo que estaba diciendo la reportera me dejó de piedra.

– Ultima hora. El presidente del gobierno acaba de declarar la prolongación del confinamiento domiciliario durante quince días más debido a los altos número de contagios por COVID-19.

Dejé de escuchar lo que estaba diciendo, no necesitaba a oír mas, voy a poder estar más tiempo con Cameron. Me sentí mal por alegrarme, ya que no vería a mi familia, pero eso significa que puede que tenga una oportunidad de tener algo con él.

– Mamá te llamo luego... – Le colgué a pesar de sus gritos e insistencias y me giré, tenía a Cameron a mi lado con una sonrisa de oreja a oreja.

– Esto aún no se acaba. – Se acercó un poco más a mi para decirme lo siguiente. – Y créeme que esta vez lo voy a aprovechar como nunca.

Ni siquiera me dio tiempo a responderle porque se fue con una sonrisa triunfal en la cara, será descarado. Pero para que engañarnos, me moría por ver cómo podía ser Cameron ahora que de verdad se había soltado.

Cuarentena con mi crushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora