9. Hacer las cuentas

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      El lunes me encontré con Lucas y cuando salí, lo vi en la puerta esperándome.

      —¿Vamos? —Le pregunté, pero negó con la cabeza, mientras le daba una calada al cigarrillo.

      —Hoy no. Sólo vine a saludar.

      —Oh, ok.

      —¿Qué pasa? ¿Estás decepcionada? —Preguntó mientras reía y yo saqué un cigarrillo, para fumar también.

      —Tal vez…

      —Perdón, yo sé que quedaste enamorada de los texturados. —Le golpeé el brazo y se rió otra vez. —Vos sabes que es verdad, no lo niegues.

      —Tal vez… —Respondí, logrando otra risa de su parte.

      —¿Cuántos años tenés? Si me permitís la pregunta.

      —Veintidós. —Respondí y levantó las cejas a la sorpresa.

      —Parece que tenés más… Juraba que estabas entre los veinticinco… Eso sonó muy mal, disculpame, no debí.

      —No te preocupes, ya sé que estoy muy destruida para mi edad… El embarazo, el cigarrillo… El trabajo supongo…

      —¿Cuántos tiene tu hijo?

      —Cinco. —Respondí y se me quedó mirando, capaz con un poco de lastima en los ojos…

      Se terminó el cigarrillo y lo tiró para pisarlo.

      —Me tengo que ir y no creo que pueda venir más esta semana ni la otra. No ignores mi celular. Mandame algo, vayamos el finde por un café.

      —No puedo los findes, tengo que cuidar a mi hijo. Te espero cuando puedas volver.

      —Traelo a tomar un jugo. Salida apta para todo público. Pensalo. —Dijo y se fue hacia su auto.

      No tengo idea de autos, pero es negro, lindo y parece recién salido del lavadero.

      Me quedé pensando, mientras terminaba el cigarrillo y caminaba al departamento, muy lentamente… ¿Eso significa que quiere ser mi novio? ¿No le espanta que tenga un hijo de cinco? Es tan gentil, bueno, no parece que le falta la plata y además no le molesta que tenga un hijo… Es como el hombre perfecto… ¿El príncipe azul del siglo XXI?

      No sabría que enviarle al celular… No quiero que vayamos a un café con Romeo, pero tampoco invitarlo a casa… Y menos que menos llevarle el nene a Esteban, si no es una urgencia… No sé qué hacer con esto. Capaz sea mejor solo esperarlo a que vuelva en algún momento.

      🌸  🌸  🌸

      Ya el martes, me levanté a las siete para esperar a que Esteban traiga a Miri y estaba desayunando cuando tocó la puerta.

      Le fui a abrir y pasó para dejarme todo. No solo la trajo a ella y al bolsito con sus cosas, sino que trajo su sillita para la comida y un peluche de oso, casi tan grande como Romeo.

      —Perdón por levantarte tan temprano. —Dijo en cuanto pasó la puerta.

      —Está bien, así aprovecho para limpiar el living y pueden andar en el piso tranquilos. Mirá que elegante. —Lo alagué, mirándolo de pies a cabeza. —Hoy vas a romper corazones.

      —Esperemos. Me tengo que ir rápido, así llego temprano. Las veo en unas horas. —Le besó la cabecita a Miri y me apretó el hombro, saliendo a la puerta.

      Cerré la puerta y dejé a Miri en su sillita, para hacerle unos panqueques saludables, porque me olvidé de preguntar que tanto come.

      Me puse a preparar mientras ella se tomaba la mamadera y escuché los pequeños pasitos de Romeo que se ve que se despertó por el ruido.

      —¿Mami?

      —Estoy en la cocina, mi rey.

      Vino conmigo y me abrazó las piernas.

      —Es temprano. Si querés dormir un poco más, podés.

      —No podía. —Miró a Miri y siguió. —¿Va a venir Esteban a jugar?

      —No, mi cielo, está trabajando, vamos a cuidar de Miri, por él ¿Querés ir al baño?

      —Si.

      Fue hacía el baño y yo apagué el fuego porque terminé de cocinar todos los panqueques.

      Miri estaba tranquilita, así que fui al baño y Romeo solo estaba haciendo pis, así que esperé y lo vi subir al banquillo para lavarse. Lo hizo solo, así que lo felicité y fuimos a la mesa con Miri.

      Agarré dos platos de plástico y les corté los panqueques a los dos mientras comían.

      —¿Rico? —Le pregunté a Miri y me sonrió.

      —Rio. —Contestó y siguió comiendo.

      Casi…

      Mi hijo comía y me pidió que le ponga mermelada a las de él así que le puse una cuchara con mermelada en el plato. Miri me pidió también, pero solo le unté a un pedacito, para que pruebe. Le gustó, pero no le quería dar de esos procesados todavía… Bueno aunque la mermelada la hizo mi abu. Pero tal vez tenga mucha azúcar para Miri, por ahora.

      Terminaron todo y me puse a limpiar, lo que en su momento parecía una buena idea, pero no paran de moverse y Miri ya se quiere bajar de la silla.

      Fui corriendo a mi habitación y agarré una sábana limpia. La apoyé en el medio del living, con sus juguetes y su peluche y la metí ahí en el medio para que juegue en un lugar limpio. A Romeo lo dejé mirar la tele, pero cuando me di cuenta Miri estaba mirando al televisor también, lo que no me gustaba, así que la apagué y dejé que se entretengan sin eso. Me gané unas malas caras de Romeo, pero después la abu lo iba a dejar ver la tele hasta que yo llegue, así que no me estresé.

      Casi muero hasta que llegó mi abu, entre el almuerzo, los nenes y la limpieza, no sé cómo voy a durar hoy en el trabajo… Tener dos es más complicado de lo que creí…

      El trabajo fue pésimo, pero también lo fue mi predisposición, así que no podía decir nada. Cuando llegué a casa, Miri no estaba, así que desfallecí en el sillón, tranquila.

      —¿Qué dijo Esteban cuando vino? —Le pregunté a mi abu.

      —No mucho, llegó una hora después de que te vayas. Cree que la entrevista salió bien y que gracias por cuidar de Miri. Me ofreció pagarme por las horas, pero le dije que ninguna de las dos le íbamos a aceptar la plata.

      —Está bien. Gracias, abu ¿Vos estuviste bien?

      —Si, me gustó estar con Miri, me hizo acordar a cuando vos eras bebé. Pero vos te portabas muy mal.

      Me reí y me siguió contando todas las maldades que hacía cuando era chiquita… Desde todos los maquillajes caros que le rompía a mi mamá, hasta la veces que me subía a las sillas de la cocina y escribía mi nombre en la pared, con marcadores…

Yo sabía que era una perra… Después me encarrilé, un poco, pero hasta el jardín era un demonio de Tasmania.

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¿Qué cuentan?

¿Cuál creen que es el trabajo de Esteban? Impresiónenme, quiero leer que alguien responda stripper... Jeje

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Nos leemos ❤

Romeo & yo [+18] ✔Kde žijí příběhy. Začni objevovat