13. Más flores. Sí, de esas

3.6K 247 20
                                    

       Las semanas pasaron y Romeo volvió al jardín. Yo me intenté olvidar de todo lo relacionado con Lucas y me fue bastante bien. Ya debe estar en el sur…

       El jardín estaba carísimo y no sabía cómo iba a poder seguir así, entonces hablé con Esteban y arreglamos que yo tome el turno noche del trabajo, que pagaban más. Así yo cuidaba sola a los chicos a la mañana y Esteban iba a buscar a mi hijo al jardín y los cuidaba a la noche.

       Lo que implicaba que Romeo tenga que dormir en la habitación que sería de Miri y que mi abu no tenga que venir más a cuidar a los chicos. Por supuesto, fue un completo e incómodo desastre, pero lo hicimos por unos meses, hasta que Esteban comenzó a ir las ocho horas en el trabajo. Él volvía muy cansado, así que decidí que mi abu venga a dormir a casa y cuide a Romeo a la noche.

       Hoy era sábado y los dos estábamos fumando un porro en su balcón, mientras nuestros hijos jugaban. Si… todo normal por aquí.

       —Lo volví a intentar la semana pasada y no pude. —Dijo de la nada, mientras me pasaba el porrito y yo no entendí.

       —¿Qué intentaste? —Respondí, después de inhalar la mejor droga del universo.

       —Ir a gar*char con una tipa.

       —¿Qué pasó?

       —No se paró.

       —Si, ya entendí eso, pero ¿por qué crees que no?

       —No sé, no se siente bien.

       —¿Al menos estabas exci*tado?

       No dijo nada por unos segundos y se quedó mirando a la nada, con cara de asco.

       —Creo que no…

       —¿Por qué querés salir a co*ger si no estás exci*tado?

       —No sé, estoy cansado, quiero un poco de contacto.

       —Si, ya sé cómo es eso…

       —¿Cómo te arreglas ahora? Desde que se fue.

       —Me compré un vibrador, la semana pasada. Te lo recomiendo.

       —Quiero contacto, no un juguete.

       —Yo también, pero después de dos horas con el juguete no te acordás ni cómo te llamas, menos de que necesitas contacto.

       —… ¿Tan bueno?

       —Ajá… Probaaa, no perdés nada, más que unos pesos. Si no te sirve, la próxima vez nos ponemos en pedo y nos desconocemos, mientras los chicos duermen.

       —Mira que te tomo la palabra.

       —Tomala. Ya nos desconocimos una vez ¿Qué tan malo puede ser hacerlo otra vez?

       —Tenés razón… —Respondió dándole la última calada al porro y apagándolo en la maceta como hago yo.

       Nos levantamos y fuimos con los chicos. Sorpresivamente Romeo le estaba leyendo y Miri lo escuchaba atentamente. Me entró una ternura y lo miré a Esteban sonriente. Que buenos chicos que tenemos.

       Terminó de leer y me lo llevé a casa.

       A las doce de la noche, mientras miraba el celular me llegó un mensaje.

       Esteban: “¿No querés desconocernos mañana a la noche?”

       Me reí.

       Yo: “Comprá texturados”

Romeo & yo [+18] ✔Where stories live. Discover now