16. Futuro

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       No volvimos a hablar del tema y la semana nos demacró. Él no lo decía, pero se veía en su cara lo cansado que estaba. Los dos necesitábamos nuestro fin de semana reparador.

       Por suerte mi abuela vino al departamento a ayudarme y se quedó cuidando a Romer, mientras yo limpiaba mi habitación y después me dormía una siesta.

       Cuando desperté, salí y estaba Miri también en el living. La fui a saludar y su olor a bebé, arregló mi día. Juro que es muy hermosa y muy, muy, buena. Un angelito.

       —Esteban vino a llevarlos al parque, pero le dije que vaya a su departamento a descansar, que yo me ocupaba. —Me dijo mi abu.

       —Gracias. Debe de estar igual de cansado que yo.

       —¿Por qué no volvés a trabajar de tarde? en vez de noche. No estás durmiendo bien y lo necesitas.

       —Es mucho revuelo si trabajo de tarde, por los nenes y el jardín está muy caro, necesito trabajar el turno que paguen más.

       —O tal vez deberías considerar conseguir otro empleo diferente. Tenés muchos años de experiencia, fijate si otro bar u otro café puede pagarte más. No tenés que quedarte ahí para siempre. O tenés a tu abuela acá que te puede pagar el jardín y siempre le decís que no.

       —Tenés que gastar tu plata y disfrutarla.

       —Tengo suficiente para disfrutar y para el jardín. Además no me la voy a poder llevar cuando pase ya sabes qué.

       Cuando muera, si…

       —Me gusta mi trabajo, no de noche, pero me gusta el lugar y mi jefa no es mala. Pero puedo ver…

       —Muy bien. Ahora mostrame la boleta del jardín, que el próximo mes lo pago yo.

       Se la pasé y ya el domingo, vino con la plata y me la dejó, con un poco más, para que pague la luz y realmente se lo agradecí… Puedo usar lo nuestro para comprar algo de ropa, y unos zapatitos nuevos para Romeo.

       Esteban vino a dejar a Miri otra vez y volvió a su departamento a dormir.

       No sé cómo vamos a sobrevivir este año… Realmente no lo sé.

       A la noche fuimos al departamento de Esteban a cenar y su comida me revivió el alma.

       —Cocinas demasiado bien… ¿De qué trabajas? Nunca pregunté.

       Se rió un rato y se limpió la boca.

       —Soy chef.

       —Eso lo explica todo…

       —Deberías dejarme que te cocine los fines de semana. Tu abuela me dijo que ya casi ni cocinas y no estás comiendo. Venite acá y yo te preparo algo.

       —No te preocupes.

       —Me preocupo porque te veo y noto que estos meses bajaste mucho de peso. Es visible, no soy estúpi*do.

       —No te preocupes, es que trabajo demasiado.

       —Volvé a trabajar de tarde, pagamos una niñera. No podes estar así.

       —Voy a seguir así lo más que pueda, cuando sea demasiado, arreglamos de nuevo.

       —… Está bien.

       No dijo nada más y mientras los chicos leían en el living, Esteban y yo, lavamos y secamos los platos.

       —¿Hoy te quedas? ¿Me haces compañía? —Preguntó.

Romeo & yo [+18] ✔Where stories live. Discover now