Capítulo 15

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Aun después de que la situación en Camelot se relajara, Galahand estaba completamente ansioso.

A pesar de que habían pasado poco más de cinco días desde aquella feroz batalla, las festividades continuaban sin ningún tipo de problema y el ambiente en general era uno cubierto de alegría.

Aunque personalmente, no había manera en el mundo de que pudiera unirse a los demás en esta situación. Galahand tenia que ver a su madre. Necesitaba verla, pedirle disculpas por todo el mal que había hecho con anterioridad.

La abrupta decisión de irse sin siquiera decir adiós era lo que en estos momentos lo estaba carcomiendo, por ese mismo motivo ya no podía soportar estar otro día en este lugar, aun siendo uno de los caballeros más leales del rey, no podía permitirse dejar ese asunto sin resolver.

En este punto seria hipócrita el decir que no había lastimado a su madre al irse de su hogar sin el mas mínimo indicio de arrepentimiento solo para demostrarle un punto a su padre. Aunque su motivo era personal al querer que Lancelot se arrepintiera por haberlos abandonado.

Su lealtad era real, Galahand no estaba arrepentido con seguir al rey en su cruzada para salvar Bretaña debido a que sus motivos eran reales y estaba preocupado de corazón.

Pero.

Por esa misma razón no había manera de que no visitara a su madre, por lo menos no cuando ahora tenía un ligero respiro y una sensación de paz se regía alrededor de Camelot, lo único que quedaba por hacer eran los preparativos para su viaje, los cuales consistían en preparar raciones y agua para una semana y bueno, una carretilla para poder transportar su escudo.

No estaba de mas ser cuidadoso después de todo, no sabía que encontraría a lo largo del camino.

Una sonrisa conflictiva y nerviosa cruzo por su rostro.

Tenía un ligero problema con sus planes.

Galahand quería que Shirou conociera a su madre, después de todo, fue él quien le hizo reconsiderar sus actos y su misión, por lo que no estaba de más hacerle una invitación para que se conocieran y lo presentara adecuadamente como la maravillosa persona que era.

Ese era el principal objetivo en su mente en estos momentos.

Aunque.

No estaba del todo seguro de que Shirou aceptaría, por lo menos no después de su acalorada discusión y la manera en la que salvo a todos. Debía suponer que el pelirrojo estaba cansado y necesitaba un merecido descanso.

Pero, aun así. No estaba de más hacerle una invitación formal con para que viajara con él en un recorrido desde Camelot hasta el reino de la familia Cobernic.

No era un reino demasiado grande y ciertamente a Galahand le resultaba extraño estar encerrado en un castillo la mayor parte del tiempo.

Su lugar de origen era uno demasiado peculiar eso se debía a que las personas eran demasiado altas y había un enorme árbol detrás de aquel majestuoso castillo.

Meh.

Solo era un lugar peculiar en la inmensidad de Bretaña. ¿Qué era un reino rodeado de un par de montañas de todos modos? Solo era un pequeño lugar en medio de la nada.

Ajeno al conocimiento de Galahand; el reino, la familia y el pueblo de Cobernic estaba destinado a una sola cosa y era proteger un gran secreto y la familia solo estaba bajo la fachada del rey pescador. A sus alrededores solo había criaturas bendecidas por las fae y el mundo, tales como los elfos que estaban disfrazados para las personas comunes.

Nada más y nada menos.

Por ahora.

Galahand se encontraba caminando a través de las bulliciosas calles de Camelot mientras observaba con una gratificante sonrisa los rostros alegres de los ciudadanos. Le daba una profunda felicidad saber que peleaba por un mañana mejor.

Fate in Camelot Où les histoires vivent. Découvrez maintenant