Capítulo 7

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Jimin salió del edificio aferrándose a su mochila

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Jimin salió del edificio aferrándose a su mochila.

Había pasado una semana desde el aniversario de la muerte de sus padres, pero las sensaciones conflictivas aún perduraban. Caminó a paso lento por el césped gris, alzando la mirada un momento para encontrar a Jungkook sentado bajo el gris de la sombra de un árbol. 

Se acercó a paso lento, dejándose caer a su lado.

—Hola —Dijo, haciendo que el menor se sobresaltara.

—Ah, oh... Esto, hola —Le respondió como pudo, con el corazón acelerado por la repentina presencia de Jimin.

—¿Qué haces? —Se inclinó sobre el cuaderno del chico, queriendo ver lo que había estado bocetando momentos antes.

—Sólo estaba practicando —Murmuró algo apenado.

—Está bonito —Asintió con una sonrisa, mirando el dibujo que había hecho del paisaje frente a ellos: El jardín del campus, con uno de los edificios al fondo. Un par de personas y otro par de árboles por allí y por allá.

—Gracias —Dijo con sinceridad—. Pero creo que no usé el color correcto, no creo que... Que quede bien...

Jimin frunció el ceño y miró de nuevo el papel. ¿El color correcto? ¿Acaso había colores equivocados? Se sentía como un niño intentando descubrir algo que desconocía.

—¿Por qué no usas todos los colores? —Soltó de pronto.

—¿Qué?

—Sí, bueno, si usas todos los colores estarás usando el 'color correcto' ¿no? —Ladeó la cabeza, mirándolo expectante.

—Bueno, si lo ves así... —Suspiró—. Bien, ¿qué color debería usar primero?

—Eh... ¿naranja? —Dijo con duda. Jungkook lo pensó y asintió, buscando en su estuche de pinturas un lápiz de color gris claro.

Jimin observó en silencio como comenzaba a dar sombras a ciertos objetos, a los árboles, a las sombras de las personas... Miró como se ocupaba de detallar cada pequeño objeto que había dibujado con tanta dedicación mientras él seguía diciéndole colores al azar cuando se los pedía.

Estaba absorto. Él sólo veía escalas de blanco y negro, pero podía sentir todos los tonos dar vueltas frente a sus ojos, burlándose de que fueran tan defectuosos, y a la vez podía escuchar a Jungkook hablar sobre los colores:

Habló del rojo.

Le estaba empezando a gustar el rojo. Jungkook le contó que a su hermano le encantaba, y que él había heredado el amor por ese color. También recordó que su madre se pintaba los labios de rojo, y que le encantaba verlo vestir de ese color. Recordó que sus padres le explicaron que el color rojo en los bolígrafos se usa para cosas importantes, y Jungkook era importante así que tenía sentido que le gustase el rojo.

Cuando terminó de colorear con cuidado el dibujo, Jungkook alzó la mirada del cuaderno para encontrarse con los ojos brillantes del mayor.

Parecía un niño observando algo fascinante; descubriendo el mundo. Jungkook se pregunta si sus ojos también brillan así cuando mira a Jimin; porque cuando sus ojos se encuentran él está descubriendo todos los colores que ha perdido. Todos los tintes que ha olvidado, que le han arrebatado.

Piensa, piensa en todos y cada uno de los brillantes tonos que Jimin irradia, y piensa una vez más; que no puede estar lejos de Jimin, porque no quiere volver a ser un chico Gris. Quiere ser feliz. Inmensamente feliz. Pero feliz con sus colores: Feliz con Jimin.

Lo necesitaba para poder volver a tener vida.

Con una suave sonrisa, cambió de página a una en blanco y se acomodó para quedar frente a él.

—Jimin, ¿puedo dibujarte? —Preguntó.

El rubio pestañeó un par de veces, confundido, asintiendo lentamente después.

—Sí.

Jungkook sonrió ampliamente sacando de la cartuchera un lápiz de carbón para comenzar a hacer líneas suaves para el contorno.

Jimin sólo intentó quedarse completamente quieto, mirando al castaño con una intensidad abrumadora y preguntándose de qué color serían sus ojos. ¿Serían marrones? ¿Azules? ¿Serían grises? ¿O acaso eran verdes? Su madre le dijo que no existían más colores aparte de esos para los ojos, así que no había muchas posibilidades.

También miró sus labios, ¿serían rosas? ¿Rojos? Hacía frío, ¿así que quizás eran azules ahora? 

Era difícil imaginarlo, imposible, mejor dicho. Los colores, algo tan cotidiano y sin importancia para muchos, era algo que Jimin jamás tendría el lujo de ver.

Jamás podría apreciar los colores del atardecer, jamás sería capaz de decir si el azul de esa camisa era bonito o si el amarillo de esa sudadera convinaba con sus pantalones. No, no podría hacerlo nunca.

—Jungkook.... —Susurró con delicadeza, haciendo que se detuviese en su tarea de detallar su rostro.

—¿Sí? —Ladeó su cabeza.

—¿Qué harías si... si no pudieras ver los colores?

Jamás sabría de qué color son los ojos de Jungkook, ni como se ve su color favorito. Jamás sabrá por qué su madre le decía que el azul es hermoso en su ojo izquierdo y que se ve exactamente como el cielo. No lo sabría; no sabría de qué color es la hierba o si su sudadera amarilla queda bien con sus pantalones azules.

—Supongo que... —Empezó, pensativo—. Supongo que no soy capaz de imaginar mi vida sin colores.

Era una respuesta fácil. Nadie es capaz de imaginarse sin poder ver colores, así como Jimin no podía imaginarse viéndolos.

—¿Por qué preguntas? 

—Los colores son bonitos ¿no es así? —Murmuró, bajando la mirada.

—Lo son —Asintió—. Creo que la gente no les da la importancia que merecen, pero los colores son realmente hermosos.

—Me alegra saber que puedes apreciarlos —Le sonrió con sinceridad.

—Me alegra saber que puedes apreciarlos —Le sonrió con sinceridad

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Jimin, el chico de los colores [pjm + jjk]Onde histórias criam vida. Descubra agora