Jimin, el chico de los colores [pjm + jjk]

Capítulo 10

"—Jimin —Jin se detuvo frente a su mejor amigo con dos camisas en la mano—. ¿Cuál crees que me quede mejor? ¿La azul o la roja?

El rubio frunció el ceño, mirando ambas prendas. Mierda, incluso sus tonos de gris eran malditamente iguales.

—Am.. Esa, es más bonita —Señaló la de la derecha. Jin la miró con duda.

—¿Seguro? No creo que convine con mis pantalones beige...

—Bueno, pues la otra —Dijo señalando la otra camiseta.

—¡Jimin, centrate! ¿Crees que el azul convine con los pantalones? —Soltó un grito frustrado.

—No, tienes razón, ¿en qué estaba pensando? ¡No se verían bien!

—¡Gracias por darte cuenta! —Rodó los ojos y sonrió—. Es mi primera cita en dos meses, quiero verme hermoso, ¿entiendes? 

—Por supuesto, hyung. ¡Pero tú ya eres hermoso! —Alzó ambos pulgares hacia él en muestra de aprobación.

—Deja de hacerme la pelota y ayúdame a buscar una camisa 'caqui' —Demandó de forma amistosa antes de señalar los estantes de ropa de la tienda.

Jimin tragó duro, intentando buscar alguna excusa como que debía ir al baño para evitar pasar por eso pero Jin ya había desaparecido por otro de los pasillos.

Estuvo casi media hora mirando todas las prendas en exhibición sin moverse de su lugar.

Gris, gris oscuro, gris claro, blanco, blanco oscuro, negro, negro claro...

Todas eran iguales, ¿cual se supone que era del color adecuado?

Soltó un resoplido, jalando de su cabello con desesperación.

Entonces, una mano apareció por su espalda y tomó la camiseta que tenía justo enfrente. Pegó un brinco debido al susto y se volteó para enfrentar a Seokjin, que miraba la blusa con detenimiento.

—Si ya has encontrado una camisa podrías haberme buscado, me habría ahorrado un par de vueltas —Lo miró.

—¿Eh? ¡Ah, claro, claro! Lo siento mucho, te busqué pero no te encontré así que sólo te estaba esperando por aquí, ya sabes, sí, bueno, entonces, ¿te gusta esa? ¡Deberíamos ir a pagar! ¡Nos queda una gran tarde por delante! ¿No crees?

Soltó todo aquello de una, con nerviosismo, casi temblando ante el temor de haberse delatado. No quería ser imperfecto para alguien tan perfecto como Seokjin. No quería ser dejado de lado por él.

Seokjin, en cambio, sólo se quedó observandolo unos segundos con el ceño fruncido, extrañado, y sospechando de que algo no iba bien.

—Sí, vamos a pagar...