Jimin, el chico de los colores [pjm + jjk]

Capítulo 15

Otro día gris, pero lleno de colores para el resto.

Jimin suspiró, sujetando su cabeza entre sus manos, sintiendola doler.

Fragmentos de la noche anterior pasaron frente a sus ojos sin mucho detalle: Ellos bebiendo, comiendo, hablando...

Jungkook, Jungkook muy cerca de él, Jungkook y él besándose....

Espera, ¿qué?

—¿¡QUÉ!? —Exclamó.

Saltó de la cama, maldijo a la resaca y caminó por toda la casa en busca de su teléfono. ¿Dónde estaba? Incluso se llamó a sí mismo desde el fijo del salón, pero no escuchó nada que le indicase dónde podría estar.

Maldijo otra vez.

Generalmente los sábados eran días tranquilos, de relajación.

No hoy.

Ese sábado Jimin estaba a punto de arrancarse el pelo por la frustración.

...

Había pasado todo el fin de semana dándole vueltas a lo sucedido: ¿Se había besado con Jeon Jungkook?

No podía ser. Estaba muy borracho, seguro era otra cosa.

Acabó llegando a la conclusión de que no había pasado eso. Era más fácil engañarse a sí mismo que afrontar lo que había sucedido.

Por esa misma razón, caminando a la universidad, seguía intentando convencerse de ello.

Sin embargo, cuando llegó y vio a Jungkook sonriendo mientras hablaba con Namjoon, todo se vino abajo.

—Ah, Jimin —El mayor lo saludó con una sonrisa avergonzada—. Toma —Namjoon le entregó su mochila, frunció el ceño—. La dejaste en mi camioneta —Explicó, y Jimin asintió lentamente.

Miró de reojo a Jungkook, unos metros más atrás. Vestido con una camisa blanca simple y unos pantalones que él veía grises. Su cabello se veía desordenado, estaba rascando su nuca y evitando su mirada a toda costa. Como siempre, cargaba consigo su mochila con útiles de dibujo.

En cierto momento, Jungkook no resistió y acabó volteando hacia Jimin, conectando sus miradas.

Ninguno pudo soltarse, aferrándose a ese contacto a distancia

—Chicos —Namjoon los llamó, sacándolos a ambos de su ensoñación—. He quedado con Seokjin, ¿nos vemos luego?

No.

Jimin no quería quedarse solo con Jungkook, no después de que lo besó.

No lo besaste, idiota.

Ya ni siquiera se creía a sí mismo. Maldita sea.

—Eh.. Claro —Dijo Jungkook antes de que el pudiera hablar, ignorando el horror en su rostro.

Namjoon se despidió con una suave sonrisa y, cuando se alejó, Jungkook caminó por el césped del jardín.

—¿Vienes?—Miró a Jimin sobre su hombro al ver que no le acompañaba.

El rubio titubeó, pero accedió finalmente, siguiéndolo hasta el árbol donde siempre solía estar.

Ninguno dijo nada, se quedaron en silencio sin saber bien qué hacer mientras Jungkook sacaba su bloc de dibujo y Jimin miraba el cielo, desinteresado, sin encontrarle nada bonito al paisaje que siempre veía: Gris.

—Jimin —Lo llamó con voz suave.

Éste volteó a mirarlo.

—¿Puedo dibujarte? —Su atención quedó casi completamente en la forma en la que sus labios se movían, y apenas tuvo fuerza para asentir.

¿Por qué aquel cuestionamiento se la hacía tan familiar? Fue lo mismo que le preguntó una de las primeras veces que se sentaron juntos, en ese mismo lugar.

Sintió nostalgia, sintiendo que había pasado mucho tiempo desde entonces cuando no habían pasado más de dos meses.

—Sí —Formuló, bajo la atenta mirada del menor, que le dedicó una sonrisa brillante mientras comenzaba a bocetar.

Lo miró en silencio, preguntándose muchas cosas: ¿Jungkook era un chico colorido? ¿Su cabello, se que color sería? ¿Y sus ojos? ¿Serían bonitos? ¿Qué tanto le gustaban los colores? ¿Y qué tanto estaría dispuesto a aceptarlo si supiera que es defectuoso?

No, no es defectuoso. Sólo es... un chico especial. Un chico con acromatía. Eso no era ser defectuoso.

—Jungkook —Lo llamó. Sin saber porqué, pero sonriendo tontamente ante lo bonito que se escuchaba ese nombre en sus labios, el castaño alzó la mirada del cuaderno al instante.

—¿Sí?

—¿De qué color son tus ojos?