Capítulo 27

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Me desperté sobresaltada. Después de todo si había sido un sueño, pero de solo pensarlo hacia que un escalofrió me recorriera por completo. Algo me decía que se podría tratar de algo más que un simple sueño, el recuerdo de ese hombre hacia que mi corazón se aceleraba de una forma extraña. No entendía quien era él y que es lo que quería. Si, lo sé quizás si solo se trataba de un sueño cualquiera, algo inventado por mí subconsciente. Quizás y solo quizás se trataba de algo dentro de mí queriendo encontrar respuestas hacia lo que sea que me había pasado.

Pero lo que mi cabeza estaba tratando de inventar o crear no tenía sentido. ¿Ese hombre mi padre? Eso era imposible, mi padre estaba muerto y al biológico nunca lo conocí, era imposible que mi cabeza le ponga rostro a alguien que nunca vi.

No sabía cómo era eso posible, o si quiera si lo era, ni algo por el estilo. Necesitaba dejar de pensar en eso y volver a dormir ya que al otro día tendría universidad. Si había comenzado una carrera en la única universidad del pueblo, era increíble siquiera saber que tenían una. Me estaba especializando en Derechos Humanos. Así que tendría unas largas horas y después de eso tendría que ir a la cafetería.

Pero el sueño no venía a mí, me encontraba incomoda, la oscuridad de mi habitación en ese momento me parecía incomoda, el reloj que tenía en la mi mesita de noche marcaba las tres y media de la mañana.

Decidí levantarme y dibujar, hace mucho no lo hacía, en ese momento solo veía esa manera de desatar los sentimientos que crecían en mi, busque entre mis cajones uno de los nuevos cuadernos que me había regalado Lisa. Sin planearlo termine dibujando a ese hombre, el cual había aparecido en mis sueños diciendo ser mí supuesto padre, también dibuje el supuesto infierno – si definitivamente ya había perdido la cabeza -

Quizás un poco de agua termine calmando lo que sea que estaba sintiendo, por lo cual decidí bajar a buscarla a la cocina. La casa se encontraba en completo silencio, Lisa ya había apagado todas las luces, por lo cual tenía que ir tanteando la pared hasta encontrar el interruptor del comedor. Baje las escaleras con sumo cuidado.

Al llegar al último escalón sentí en mis dedos el interruptor, al presionarlo las luces se encendieron de inmediato. Por lo cual casi corrí hacia la cocina, al entrar un escalofrío se apodero de mí. Comenzaba a odiar esa sensación de los escalofríos, pero aparte de esa tan conocida sensación, también apareció de repente la sensación de estar siendo vigilada. Tenía miedo de dar vuelta, y ver algo que no me gustaría. Intente no prestarle atención quizás así la sensación se iba.

Al tener mi vaso con agua volví a las escaleras, al apagar las luces subí con algo de rapidez a mi habitación. Al entrar me lleve la sorpresa de que mi ventana estaba abierta, por lo general suelo cerrarla para dormir, estaba segura que la había cerrado. No encontraba la razón para que este abierta.

Deje el vaso en mi mesada, al lado del despertador y muy lentamente me acerque a la ventana para cerrarla, no sin antes no echarle un vistazo hacia afuera, buscando cualquier cosa extraña, ni siquiera sabía porque lo hacía. A darme cuenta que no había nada de extraño fuera de esa ventana una sensación de tranquilidad y decepción me invadió, no entendía que pasaba conmigo este último tiempo. Simplemente cerré la ventana junto a las cortinas y volví a la cama

Para mi suerte esta vez el sueño estaba reapareciendo, sentía como mi cuerpo poco a poco perdía esta tensión que no sabía que tenía, mis ojos fueron los últimos que se iban cerrando, sin embargo un extraño movimiento en una de las esquinas de mi habitación capto mi atención, no podía abrir de todo los ojos, puesto que el sueño me lo prohibía, sentía como si estuviera encontrar de que los abriera. Una nítida silueta se acercaba hasta la punta de mi cama, sus ojos eran rojos. La oscuridad de la habitación me limitaba ver de quien se trataba, pero no tenía miedo

Siempre has sido tú...Where stories live. Discover now