Alubias verdes

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Escribo una nota y la meto en una bolsa, entrego el segundo pavo a Uriel quien sale del departamento a buscar algo que se le cayó.

Yo tomo asiento en la barra esperando a que pase el tiempo para que la comida este lista. Elon abre la puerta para el primer invitado permitiéndome seguir pintando, Dustin entra; pantalones naranjas y una sudadera blanca que parece haber sido rayada con un plumón negro pero es el estampado, su gigante chamarra la cuelga.

-Natt está ocupado con su mujer.-dice Dustin. Me da curiosidad y levanto mi mirada de la barra de la isla para verlo con una sonrisa de burla. Su mujer es su mamá.-Jordan y Mondo se lo tragaron.-nos señala con dos dedos.

-Voy a tomar una ducha. Te vas a mantener al tanto, no iba dejar a Jordan sola a cargo de Mondo y Uriel.-dice Elon sin el tono suave con el que me habla. Es una orden, no hay un por favor de por medio para que sea favor.

-Entiendo.-dice firme Dustin. Su mirada me descubre mirándolo, Elon camina hacia el corredor permitiéndose bañarse.-Mondo.-Dustin va a la sala a saludar a Mondo quien está en una consola de videojuegos.

Dustin camina hacia mí estirando su puño, bajo el pincel de mis dedos y mi mano la hago una palma.

-Hola.

-Yoo huele a..huele a esas tiendas de comida.

-Es el pavo en el horno.

-Que elegante.-dice Dustin, me sorprende eso.-Mi tía no prepara comida de acción de gracias, salen a un restaurante.-en su descripción noto que habla de ellos sin incluirse a él.

-¿Y tú?.-me atrevo a preguntar.

-Cheerios de manzana y mirando el partido.-dice, talla el costado de su cabello descolorado.-El año pasado lo pasé con..una amiga. No pavo entero.-esta muy avergonzado para llamarle novia.

-¿No sales con los Blake?.-sigo con mi atrevimiento escondido en ignorancia.

Mis preguntas llaman su atención. Está bien entrenado para estar alerta.

-¿Qué dibujas?.

-Pregunté primero niño rico.-me señalo con el pincel. Levanta su ceja.

-¿Tú?, tú eres la única que hace las preguntas.-mueve un banco y sus codos los sube a la mesa de la barra.-treinta y cuatro mil de dólares una pintura tuya, que maravilla ¿no?.-mira mi paleta y su dedo lo presiona tocando el color. Me mira buscando mi reacción.

Sacudo mi cabeza.

-Fue sorprendente.-corrijo. Observo como se mancha debajo de su hombro.-Te manchaste.-señalo el lugar, Dustin intenta alcanzarla pero se mancha más.

-Mierda.

-¿Es importante?.-bajo mi pincel.

-No, pero es mi preferida.-Dustin limpia la pintura de su dedo en sus nudillos.-No me preguntes porque tomé la pintura.-se molesta.

-No lo voy hacer.-digo, mi pulgar lo tallo por su sudadera curiosa del material viendo lo resistible a la pintura.-Yo puedo corregirlo y pintar una flor.

-¿Una flor?.-pregunta Dustin.

-Si, no te muevas.-presiono el pincel en su hombro.

-Hazlo pequeño pero antes.-Dustin se estira a su mochila que trajo de mensajero. Toma un estuche de terciopelo.-Estira tus manos.-pide. Suelto el pincel. Estiro mis palmas y él lo suelta enfrente de mí.

-Natt me pidió que lo recogiera.-dice él.

Saco unas gafas doradas de aumento con los aros más altos. Las pruebo sintiendo el marco pasar mi pómulo. La última vez pedí las más grandes, el doctor debió recordar eso.

ATRAPADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora