CAPÍTULO 17

119 6 1
                                    

JADEN HALLMAN.

Solo recuerdo a Noa acariciándome el pelo hasta que me quedé dormido, cosa que hizo que me tranquilizara mucho más rápido de lo normal.

Por lo general, tardaba horas en volver a dormir después de tener las pesadillas.

Las pesadillas... Algo que me perseguiría por siempre.

La misma escena se repetía una y otra vez, sin dejarme descansar ni darme una tregua.

Intenté apartar los pensamientos de mi cabeza, despertándome por completo al darme cuenta de que Noa seguía a mi lado. No se había ido después de ayudarme con las pesadillas.

No pude evitar incorporarme un poco para observarla con atención. Era preciosa.

Y era mi chica.

La miré, disfrutando de la tranquilidad que me proporcionaba verla dormir, esa paz en su rostro que tanto se merecía.

Poco a poco fue despertándose, dejándome ver sus bonitos ojos y su cara somnolienta.

-Buenos días, Brown.

-Buenos días, Hallman.

Ambos esbozamos una sonrisa y le pasé un brazo por los hombros, invitándola a acostarse en mi pecho.

-¿Cómo has dormido? -Dije dándole un beso en la cabeza. Dios, qué cursi me había vuelto.

-Eso debería preguntártelo yo a ti. ¿Estás bien?

Sabía que esa pregunta llegaría, y creía que estaba preparado para contestarla.

-Jaden. -Habló en tono conciliador al ver que tardaba en responderle-. Sabes que puedes confiar en mí, pero también sabes que no voy a presionarte si no estás preparado para contármelo. Tómate el tiempo que necesites, voy a seguir aquí.

Me quedé callado, procesando sus palabras.

-En realidad sí que quiero contártelo. Mereces saberlo, y creo que nadie me entenderá mejor que tú en este aspecto.

Noa frunció el ceño extrañada, pero me hizo un gesto para que continuara hablando.

Así que, me preparé para contar la historia que llevaba años guardando y que me atormentaba todos los días de mi vida.

Eran ya pasadas las doce de la noche.

Aquel día llovía más de lo que había visto nunca, y aunque no era el mejor día para salir a ningún sitio, John y yo decidimos ir a un mirador del pueblo para tener una mejor vista de la ciudad.

"Solo será un rato, Jaden. No pasará nada, hemos ido cientos de veces y sabemos el camino de memoria".

"Es mejor que nos quedemos en casa, es lo que mamá nos ha dicho que hagamos".

Debí insistir más. Debí haberlo convencido de no ir a nuestro mirador.

Si lo hubiera hecho habría podido evitar todo lo que pasó después.

John y yo salimos de casa dispuestos a montarnos en su coche, y nada más salir nos percatamos de la niebla que había.

Recuerdo mirarlo con miedo. También recuerdo su sonrisa tranquilizadora, indicándome que no había por qué preocuparse. Él participaba en carreras ilegales y era un excelente conductor.

Sin embargo, yo seguía preocupado. Tenía una sensación de angustia en el pecho que no se iba aunque quisiera ignorarla. En el fondo sabía que algo iba a salir mal, pero creía que me estaba volviendo loco y no hice caso a mi instinto.

Whatever It TakesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora