CAPÍTULO 1

1.4K 50 11
                                    

–Vale, he decidido que no quiero irme, por favor. No estoy preparada para volver.

–Noa yo tampoco quiero que te vayas tienes que volver a casa.

Suspiré frustrada. Casa...eso es algo que hace mucho tiempo que no sé definir. Los Ángeles ya no es mi casa, dejó de serlo cuando mi familia se desmoronó.

–Pero Candela sabes perfectamente que dejó de ser mi casa hace tiempo. Además te voy a echar mucho de menos. –Le dije a mi mejor amiga.

–Yo también pero voy a visitarte en Navidades y tú vendrás también en verano así que tranquila, además existe FaceTime. –Dijo en un intento de convencerme–. Antes adorabas la ciudad, dale una oportunidad otra vez. Llevas más de un año fuera, hay muchas cosas que han cambiado y seguro que ahora estarás más cómoda allí.

Y tenía razón, llevaba más de un año sin pisar mi ciudad natal, pero la verdad es que no tenía ganas de estar ahí de nuevo. Empecé a odiarla hace ya casi tres años y no creo que eso cambie. Además, al venir a España tomé una perspectiva diferente de todo. Aquí todo es diferente y precioso, voy a extrañarlo mucho...sobretodo la comida, es lo mejor que he probado en mi vida.

–¿Qué hora es?

–Las 11, tienes que embarcar para coger el vuelo Noa. –Cande me miró triste–. No puedo creer que te vayas ya, el año se ha pasado muy rápido.

Qué verdad amiga mía. Parece ayer cuando llegué a Madrid, sin saber nada de español y me voy un año después pareciendo nacida aquí. Candela ha sido una de las únicas amigas que he hecho durante mi estancia en el país, y se ha convertido en una de mis mejores amigas. Me propongo como meta obligarla a que se mude a Los Ángeles conmigo y con las chicas, se lo pasaría de lujo.

–Gracias por todo lo que has hecho por mí mientras he estado aquí, enserio. Y por favor dale las gracias a tus padres también de mi parte.

–Tranquila, lo haré.

Le di un fuerte abrazo, me ponía muy triste y se me hacía raro saber que hasta Navidad no la vería. Había vivido en su casa este año de intercambio y me había acostumbrado a verla todos los días. Sería raro no hacerlo, era parte de la rutina.

–Ten buen viaje y avísame cuando llegues.

–Vale mamá. –Le dije riendo y alejándome para pasar los controles de seguridad.

–¡Noa! –Me chilló–. ¡Acuérdate de darle una oportunidad a aquello! ¡Y no me seas fría, a veces eres peor que un cubo de hielo, chica!

Yo solo reí y asentí a lo que mi amiga me decía.

Pasé los controles, despidiéndome por última vez de Candela y adentrándome en la terminal del aeropuerto.

Fui hacia Dunkin' Donuts y me compré un café y un donut de oreo, mi perdición, para luego sentarme a esperar mi vuelo.

Estaba aburrida mirando Instagram cuando mi móvil sonó, indicando una llamada entrante de mi prima.

–¡Noa! ¿Estás ya en el aeropuerto? –Me dice sonriente.

–Hola, sí, estoy esperando para embarcar, mi vuelo sale a las 12:30.

–Genial, iré con las chicas a recogerte, los chicos piensan que vuelves la semana que viene así que será una sorpresa.

–Perfecto, pues entonces nos vemos en unas horas. ¿Está todo bien por allí?

–Sí, mi madre está como loca preparando la casa porque llegas, todos te echamos de menos.

–Yo también os echo de menos, aunque no lo creáis. Lo que no echo de menos es la ciudad.

–Noa vamos, ya lo hemos hablado. Sé que es difícil pero tienes que dejar el pasado atrás. No puedes dejar que una situación, por muy dolorosa que sea, se interponga en tu futuro y tu felicidad. Aquí están nuestros amigos, aquí está tu adorada playa de Santa Mónica, están tus parques favoritos, y estoy yo, que soy lo mejor de la ciudad, por supuesto. –Me dijo riendo–. Por favor dale una oportunidad, fue duro pero no puedes condicionar tu vida por ello.

–Lo sé, pero es muy complicado y lo sabes. Fue muy doloroso.

–Ya cielo, pero te prometo que entre todos vamos a superarlo. Todos juntos.

*Pasajeros del vuelo A7917 con destino a Los Ángeles, California pueden embarcar por la puerta B34*

–Tengo que colgar, acaban de llamar a mi vuelo. Nos vemos en unas horas. –Le dije a mi prima.

–Genial, estoy deseando darte un abrazo después de tanto tiempo. Te quiero mucho, ten buen viaje.

–Yo también te quiero Allison, nos vemos en unas horas. –Colgué la llamada para después colgarme el bolso y caminar hacia la puerta de embarque. La maleta la facturé antes de pasar por los controles ya que era muy grande.

Entregué mi billete y pasaporte a la azafata y me dirigí a mi asiento en el avión. Me puse cómoda y puse una película en la pantalla que tenía delante mía. Iba a ser un vuelo largo, unas 12 horas. Aunque no lo admitiría en voz alta, echaba de menos estar allí. Que odiase la ciudad por los recuerdos que me traía no significaba que odiase a las increíbles personas que estaban allí: mis amigos. Los extrañaba muchísimo, de verdad que lo hacía.

Estaba tan sumida en mis pensamientos que ni siquiera noté que el avión ya había despegado.

Adiós, Madrid. Hola, Los Ángeles. 

Iba a volver a la ciudad que peores y mejores recuerdos me traía al mismo tiempo.

Allá vamos, pensé.

Ya nada iba a parar a Noa Brown. No de nuevo. 

Whatever It TakesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora