CAPÍTULO 9

299 23 21
                                    

–Sigo sin entender qué hacemos aquí.

–Vamos Noa, ya te he dicho que quería que me acompañaras a comprar unas cosas.

–Lo sé Allison pero llevamos como dos horas dando vueltas por todo el centro comercial y no has comprado nada.

–Bueno, ahora lo haremos, quería echar un vistazo antes por el resto de tiendas. –Dijo mi prima con aire inocente.

–¿Crees que pellizco cristales o algo? Sé que hay algo que no me estás contando.

–¿Qué te hace pensar eso?

–Que te conozco demasiado y no sabes disimular. –Contesté obvia.

–Puede que haya algo, lo averiguarás más tarde. –Suspiré frustrada ante su respuesta–. ¡Vamos a entrar aquí!

Llevábamos alrededor de 40 minutos dando vueltas por la tienda, mi prima examinaba cada estantería de ropa, probándose unas tres cuartas partes de ella, pero no dejaba de mirar el móvil. Conociéndola, en cualquier momento soltaría algo y podría adivinar lo que me ocultaba.

Mi prima y yo habíamos sido uña y carne desde antes de tener uso de razón. Siempre nos lo contábamos todo, pasara lo que pasara, y que me estuviera ocultando algo sólo me lleva a una conclusión: le habían advertido que lo hiciera.

–Allison, ¿puedo hacerte una pregunta?

–Claro, pero que no sea sobre tu sorpresa.

Bingo.

–Mierda, lo he dicho en voz alta, ¿verdad? –Preguntó arrepentida, aunque ya sabía la respuesta.

–Sí, ha sido más fácil de lo que esperaba. –Dije riendo.

–Prométeme que harás como si no supieras nada, van a matarme si se enteran de que se me ha escapado algo.

–¿Qué se te tendría que escapar? –Solté intencionadamente, a ver si con suerte decía algo más.

–¡Ni se te ocurra intentarlo! Ya he dicho demasiado, espera a que pase y listo.

–De acuerdo. –Cedí.

Seguimos mirando ropa en algunas tiendas más y pasamos por Starbucks para beber algo. Ambas pedimos un café y un muffin de chocolate. Pagamos y nos dirigimos hacia el coche, ya que Allison dijo que había acabado de comprar y que era hora de volver a casa.

Durante el trayecto hacia nuestra casa, no paré de darle vueltas a la cabeza pensando qué podía ser esa sorpresa que había mencionado mi prima. Viniendo de mis amigos o incluso de mi familia podía ser cualquier cosa.

Me ponía muy nerviosa no tener la situación controlada, pero también había decidido intentar dejar de llevarlo todo hacia delante, para evitarme muchos disgustos. Siempre me había gustado tenerlo todo bajo control, sin una alteración, sin cambios, ya que eso me hacía sentir bien. Mi padre me había criado así para que yo heredara el negocio familiar. Me crió para que no me conformara y fuera capaz de controlar las cosas, sin dejar escapar detalle, porque así funcionan los negocios. No puedes dejar que otra persona que no seas tú controle tu situación, ya que en ese caso, estarías acabado.

Supongo que eso fue, en parte, lo que le pasó a mi padre.

–Ellie, ¿me estás escuchando?

–Perdona, ¿qué decías?

–Te has quedado en trance, ya hemos llegado. –Dijo bajándose del coche, acción que yo imité.

Caminamos por la entrada y cuando cruzamos la puerta me dirigí al salón para saludar a mi familia. Allison en cambio, subió a su habitación a dejar las bolsas con la ropa que había comprado.

Whatever It TakesWhere stories live. Discover now