MALA VIDA

Mensaje nuevo

–Tiene un mensaje nuevo. Mensaje número uno, recibido hoy a las veintitrés horas veinticinco minutos– la voz del contestador automático dejó paso a ruido de gente riendo y de los coches de fondo.

–Hola Annie –Eddie guardó silencio unos segundos antes de seguir hablando–, esperaba poder hablar contigo, pero no sé cuando se nos presentará una nueva oportunidad para poder llamar así que... Siento mucho no haber podido hacerlo antes pero las cosas han sido un tanto caóticas los últimos días. Mi Cielo os manda recuerdos. Os echamos de menos pero no podíamos seguir en San Francisco. De momento parece que nos han perdido la pista pero no es seguro permanecer demasiado tiempo en el mismo sitio. Nunca pensé que me alegraría de saber cómo sobrevivir en la calle. No sé cuánto tiempo llevo sin poder darme una ducha. –Eddie rió entre dientes–. Dios, apesto. Dale recuerdos a Dan.

***

–Tiene un mensaje nuevo. Mensaje número dos, recibido hoy a las dieciocho horas cuarenta y seis minutos. –La voz del contestador calló. El jaleo era ensordecedor y apenas dejaba oír la voz de Eddie sobre los gritos.

–Anne, teníamos que hacerlo. Intentaban mantenernos separados y no... –La voz se entrecortó. Parecía estar al borde un ataque de histeria–. Teníamos que protegernos. Anne, lo siento

La llamada se cortó en seco.

–¿Eddie? –Anne gritó desesperada olvidando por un segundo que no era más que un mensaje en su contestador.

–No hay más mensajes. Para volver a escuchar el mensaje pulse cero. Para borrarlo, pulse uno. Para conservarlo, pulse 2 –la mujer hablaba dicharachera ajena al nudo en el estómago de Anne. La mano se le entumeció, la sangre incapaz de llegar a los extremos de sus dedos por la fuerza con la que apretaba el aparato en su puño.